Paúl, propietario de un taller ladrillero en el sector norte de Culiacán, recuerda cuando su abuelo elaboraba ladrillos aprovechando las cáscaras de arroz que los ingenios desechaban al lado de las vías de el tren. Desde pequeño aprendió el oficio, aunque se lleva dedicando a él de forma íntegra desde hace casi cinco años luego de experimentar con otras profesiones.
Para Revista Espejo, comparte sobre los métodos artesanales de elaboración del tabique. Este es el proceso estándar de los ladrilleros de Culiacán.

Los dos principales materias primas son el “tierra roja” y la “tierra negra”. Este suelo arcilloso se mezcla con agua y adiciona con acerrín para formar la mezcla, o lodo, como se le llama dentro del oficio.
El lodo resultante se moldea y alisa a mano sobre una superficie plana, el suelo de tierra casi siempre. La correcta distribución y compactado de la mezcla es necesaria para un buen producto final. Esto último se vuelve especialmente importante cuando se trata de ladrillo aparente, que terminará expuesto y sin enjarrar por motivo de diseño. El pago para el trabajador suele ser de un peso por ladrillo moldeado.
Una vez moldeados, pasan al secado. Este dura de 3 a 5 días, dependiendo de las condiciones climáticas. Es necesario que el sol evapore toda humedad antes de poder pasar al horneado. Durante este periodo, una ligera lluvia bastaría para echar a perder todo el trabajo previo, por lo que los ladrilleros deben estar siempre al pendiente de las nubes para cubrirlos. Los más experimentados saben cuando un ladrillo está seco por el ruido que hace al chocar con otro.
Con los ladrillos secos se arma un horno. Este debe tener las características estructurales específicas para que el fuego en su interior disperse el calor a todos los ladrillos crudos mientras se mantiene ventilado. El armado del horno es, posiblemente, la parte más técnica del proceso.
El fuego debe mantenerse durante 24 horas. Se utiliza leña común, y se designa a un trabajador para que alimente la lumbre. En caso de que algún ladrillo haya quedado húmedo, suele reventar y partirse durante este paso.
El ladrillo terminado se mantiene al aire libre a la espera de su venta. Una vez cocido, el agua de la lluvia no debería hacerles nada, por lo que se pueden tener al descubierto. Actualmente, el precio del ladrillo en Culiacán ronda los 4 pesos.
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