Escrito por Peter Appleby
Las autoridades del estado mexicano de Michoacán están empleando tecnología satelital para combatir el robo de agua, lo que pone en evidencia la creciente amenaza que representan los grupos criminales que explotan un recurso natural cada vez más escaso y valioso.
A fines de abril, el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, anunció que el sistema de vigilancia ambiental del estado, usado para monitorear la deforestación y el uso del suelo, también se utilizaría para supervisar 35.000 represas, a fin de evitar que sean llenadas ilegalmente durante la temporada seca. Si las represas presentan niveles elevados, el gobierno investigará la fuente del agua utilizada, señaló.
El sistema, respaldado por satélites de la NASA y de la Unión Europea, permitirá a las autoridades “atender los delitos ambientales a gran escala como nunca antes había sucedido en la historia del estado”, dijo Bedolla.
Aunque las autoridades no ofrecieron detalles sobre cómo podrían estar llenándose ilegalmente los embalses, la nueva tecnología de vigilancia podría arrojar luz sobre la dinámica criminal, dado que el robo de agua de lagos y tuberías se ha convertido en un problema cada vez más grave en Michoacán.
El agua es extraída de forma ilegal con frecuencia del Lago de Pátzcuaro, en Michoacán, uno de los principales reservorios de agua dulce del interior de México. En abril del año pasado, las autoridades desplegaron policías para proteger el lago tras detectar que el robo de agua y la sequía habían reducido su superficie en un 42%, dejando los niveles de agua en mínimos históricos. En un caso, la policía desmanteló un sistema de bombeo que había sustraído más de 100.000 litros de agua en solo ocho horas. Decenas de metros de tuberías estaban desviando el agua hacia una plantación cercana de aguacate.
Michoacán está lejos de establecerse como un caso aislado. Hasta un 15% del agua en México podría perderse por robo, según los expertos consultados por Connectas.
La escasez de agua es un problema creciente en México, especialmente en los estados áridos del norte. Algunas zonas de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Coahuila enfrentan actualmente una “sequía excepcional”, que es el nivel más grave según el Monitor de Sequía de México del gobierno federal.
En marzo, Estados Unidos se negó a liberar agua del río Colorado hacia México en respuesta al incumplimiento de las obligaciones de reparto del recurso. Fue la primera vez en los 80 años del acuerdo binacional que se tomó esta medida. El 28 de abril, México anunció que cumplirá con sus compromisos de reparto de agua.
Análisis de InSight Crime
Al igual que otros recursos vitales −como el petróleo y la madera− el agua está siendo explotada por grupos criminales en distintas zonas de México. La limitada capacidad del gobierno para vigilar las fuentes y redes de distribución, sumada a la probabilidad de futuras sequías, hace prever que el robo de agua continuará e incluso podría aumentar.
Un informe de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) citado por El Sol de México identificó 5.000 tomas ilegales en tuberías de agua del norte del país, casi el triple de las detectadas hace cinco años. En marzo de 2024, autoridades de la Ciudad de México propusieron una reforma legal para aumentar las sanciones por estas tomas ilegales, en medio de un período de escasez hídrica.
Además del robo de agua, los grupos del crimen organizado también controlan su distribución. Durante un trabajo de campo de Insight Crime, llevado a cabo en Culiacán, Sinaloa, en abril de este año, diversas fuentes señalaron que grupos criminales −en particular la facción de Los Chapitos del Cartel de Sinaloa− estaban imponiendo un sistema ilegal de cobros a los distribuidores comerciales de agua y forzando la redistribución bajo sus propios términos, lo que afecta tanto a los precios como a la seguridad.
El control criminal de la distribución de agua también permite que los grupos extorsionen a los agricultores. Según un informe reciente de El Imparcial, el Cartel de Sinaloa y los Mazatlecos utilizan amenazas para tomar el control de sistemas de riego que gestionan la distribución de agua en los campos agrícolas y que almacenan información sobre la cantidad de cultivos sembrados y el volumen de agua que requiere cada productor. Luego, usan estos datos para exigir pagos a cambio de mantener el suministro de agua.
La sequía que afecta a México podría hacer que el robo de agua aumente en paralelo al precio del recurso. El huachicoleo −robo de combustibles− se intensificó cuando los precios de gasolina eran altos, lo que sugiere que mayores márgenes de ganancia impulsaron los robos. Solo en Sinaloa, el precio del agua aumentó casi un 5% el año pasado.
Imagen principal: Un camión cisterna cargando agua. Crédito: Francisco Rodríguez / El Universal, México.
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