La guerra entre dos facciones del Cártel de Sinaloa ha dejado uno de los saldos más trágicos: 39 niñas y niños menores de 15 años han sido asesinados, mientras que otros 97 han sido desaparecidos en los últimos 8 meses.
Las autoridades locales y federales insisten que es una pugna entre los hijos de Joaquín Guzmán Loera, “el Chapo”, e Ismael Zambada García, “el Mayo”. La explicación parece lógica, tras la presunta traición del 25 de julio, cuando fue capturado Zambada en un traslado que lideró Joaquín Guzmán López.
Desde ese entonces y hasta el 9 de septiembre se ha contabilizado una serie de hechos de alto impacto, entre ellos más de 50 bloqueos carreteros, múltiples escenas con artefactos poncha neumáticos, incendio de casas, uso de drones para hacer caer bombas caseras, el asesinato de más de 1,200 personas y la desaparición de otras 1,400.
La violencia ha mermado la vida de los habitantes de al menos 13 de los 20 municipios que tiene este estado al noroeste de México, sobre todo la capital, Culiacán, y Mazatlán, uno de los puntos turísticos más estratégicos del país.
Sin embargo, en este recuento de hechos la mayor de las pesadumbres son los ataques contra niñas y niños.
Apenas el lunes 6 de mayo se registró la muerte de una niña de 7 años y otra de 12 en el municipio de Badiraguato.
Ocurrió en el poblado La Cieneguilla, cuando los elementos militares y del Ministerio Público se trasladaban al pueblo La Lapara, donde se tenía el reporte de tres cadáveres de personas que habrían sido atacadas un día antes.
De acuerdo con la Guardia Nacional y la Fiscalía General de Sinaloa, los elementos fueron emboscados por un grupo armado cuando circulaban por la carretera federal número 24, la cual conduce al municipio de Parral, Chihuahua.
En la refriega quedó atrapada una familia, víctima de fuego cruzado.
Junto con las niñas asesinadas, fueron heridos un niño de nombre Gael, de 12 años, y sus padres, Saúl y Anabel, de 45 y 40 años de edad. También se estableció que otras dos personas, también familiares, resultaron heridas.
La Fiscalía General de la República ha anunciado que tomó el caso, sin dar mayor explicación a lo que supone que los agresores fueron los elementos federales.
La tarde y noche del martes, el operativo continuaba en la zona serrana, ya que algunos tramos de la carretera estaban obstruidos por integrantes del grupo armado, lo que dificultó tanto la llegada de refuerzos como el traslado de los lesionados.
Sinaloa, víctima de la narcoviolencia
En los últimos días ha sido rememorar los inicios de esta confrontación, cuyos efectos han afectado a toda la sociedad.
En la zona rural de Sinaloa hay 60 planteles que cerraron porque no hay manera de que las niñas y niños asistan a clases, terminarán el ciclo de esa manera si la violencia no cesa.
Hay pueblos en municipios de Concordia, San Ignacio, Cosalá y Elota que reportan desplazamiento forzado de personas. Aunque no hay una cifra exacta, autoridades locales establecen que podría tratarse de al menos 500 familias entre todas.
Lo más visible es lo que pasa en las ciudades como Mazatlán y Culiacán, dos polos turísticos y económicos del Estado, pero en sus zonas rurales, así como en sitios como Navolato, Eldorado, Elota, San Ignacio, Angostura, Badiraguato, Mocorito, Concordia y Escuinapa es territorio silenciado por las actividades criminales.
Otro efecto de este periodo criminal ha sido la afectación económica sobre distintos sectores. Cálculos del Colegio de Economistas y de cámaras empresariales como Centro Coparmex Sinaloa establecen que se trata de una de las peores crisis de manera histórica, con pérdidas que superan los 8 mil millones de pesos.
Datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), durante este periodo se han perdido cerca de 15 mil empleos formales, los cuales solo permiten ver una cara de la moneda, pues el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) podrá reflejar información sobre empleos informales en el Medición de la economía Informal (MEI) hasta el final de este año.
Ciudades como Culiacán y Mazatlán muestran cientos de negocios cerrados, cadenas de restaurantes que decidieron bajar sus cortinas, lotes de venta de carros, tiendas de ropa, tiendas de muebles, centros nocturnos y hasta supermercados locales.
La Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi) asegura que ambas ciudades sufren una caída del 70 por ciento en las ventas de viviendas, lo que llevó a posponer la construcción o continuación de por lo menos 100 proyectos residenciales y de departamentos entre los dos municipios.
La venta de vehículos también se ha visto mermada, con una baja del 30 por ciento en las ventas, según datos de empresas automotrices como Grupo Premier.
La violencia se ha extendido a más municipios de manera gradual, señalándose a través de supuestos comunicados de asociaciones y alianzas entre grupos criminales, las cuales no han sido confirmadas por las autoridades.
Esto último no es nada oficial, pero lo que sí es un hecho es que de septiembre a la fecha, Culiacán y Mazatlán se convirtieron en ciudades en donde sus pobladores se sienten inseguros, así se reveló en la última publicación de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU).
Y en todo este tiempo, la mayor de todas las prevalencia ha sido la negación del gobierno estatal sobre un estado en crisis.
Comentarios
Antes de dejar un comentario pregúntate si beneficia a alguien y debes estar consciente en que al hacer uso de esta función te adíeles a nuestros términos y condiciones de uso.