Culiacán, Sin.— Leidy y Alexa, de 11 y 7 años, no murieron en medio de un enfrentamiento armado, como aseguran las autoridades, sino por una confusión del Ejército Mexicano que abrió fuego contra la camioneta donde viajaban con su familia en Badiraguato, denunciaron sus seres queridos.
“El gobierno solo habla de lo que a ellos les conviene. A mis pequeñas les arrebataron la vida los MILITARES. Confundieron el automóvil en el que viajaba mi familia y empezaron a disparar sin cesar. Les arrebataron sus sueños en un instante. Esto no puede quedar impune”, escribió una tía y prima de las menores en redes sociales.
Mensaje emitido por familiares en redes sociales.
En medio del dolor, los familiares narraron que suplicaron por sus vidas durante el ataque.
“Yo les gritaba: ‘¡No nos maten, traemos puros niños, vamos a llevarlos a la escuela!’, y no nos hicieron caso”, lamentó uno de los sobrevivientes.
El ataque ocurrió el lunes 6 de mayo en Badiraguato, mientras la familia disfrutaba del “puente” escolar. Los padres de una de las niñas y un adolescente de 12 años, Gael, resultaron heridos y permanecen hospitalizados. Las autoridades han clasificado el hecho como “daños colaterales”, pero los familiares insisten en que se trató de una agresión directa y exigen justicia.
Último adiós
Con arreglos florales con diversas formas como ositos y gatitos se despidió a esta pequeñas.
Este viernes 9 de mayo, Alexa y Leidy fueron despedidas entre lágrimas, porras, flores y globos blancos. A las 9 de la mañana se ofició una misa en la funeraria donde fueron veladas. Posteriormente, partió una caravana de vehículos adornados con coronas en forma de corazón, mariposas, ositos y perritos rumbo al panteón Renacimiento.
Antes de llegar a su última morada, las niñas fueron llevadas por última vez a su escuela primaria Rafael Ramírez, en la colonia Infonavit Humaya, donde cursaban primero y sexto grado. Luego, hicieron una parada en su casa, donde dejaron su esencia: risas, cariño y travesuras.
Los familiares vestían camisetas blancas con las imágenes de las niñas en el pecho. Algunos mostraban heridas visibles en manos, pies y rostro, producto del ataque.
Durante el sepelio, el dolor se convirtió en clamor:
“Yo no la abracé porque pensé que iba a volver”, “me mataron a mi niña”, “te amo, mi niña. Te adoro”, “levántate, vamos a jugar”, “quiero justicia para mis niñas”.
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