Culiacán, Sin.- La violencia generada por el narcotráfico que vive Sinaloa no es algo que surgió hace 8 meses, sino es un fenómeno cultural que se viene construyendo por lo menos desde hace 50 años en la entidad.

Para ello, fue necesario ciertas condiciones estructurales que se fueron engrosando en la sociedad, como la pobreza, la corrupción, la desintegración del tejido social, el combate del gobierno a partir de la coerción; lo anterior fue germinando en la actualidad en lo que conocemos como narcocultura, es decir, un sentido de pertenencia para miles de jóvenes en el país que ven en el crimen organizado un proyecto de vida.

También, mucho tuvo que ver que la sociedad civil dejó la responsabilidad de combatir la violencia exclusivamente al gobierno por muchos tiempo. Pero hoy, un grupo de ciudadanos ha entendido que también se puede construir paz incidiendo con los niños y niñas desde sus entornos más inmediatos.

“No se ha hecho nada para cambiar esta realidad, porque los gobiernos han estado trabajando los temas de violencia a partir de la seguridad pública. Hasta le dicen a sus mesas ‘mesa de construcción de paz’, cuando es una mesa de seguridad, y realmente combatir la violencia con la coerción del estado no es construir paz”, consideró Othón Herrera y Cairo Yarahuán, director de la asociación civil Construyendo Paz.

El Gran Acuerdo: una agenda común

El también académico de la Universidad Autónoma de Occidente (UAdeO) señaló que es importante reconocer que las políticas públicas de gobierno realmente no van enfocadas en construir paz. Entonces, ¿qué se tiene que hacer para construir paz?, se cuestiona, proponiendo un cambio cultural a largo plazo enfocado en los niños, niñas y jóvenes: los futuros líderes.

“La construcción de paz se da a partir de un proceso cultural, en el que las personas entienden que la convivencia diaria está basado en el respeto a los demás, en los valores como la amistad, el amor, la honorabilidad”, explica.

Sin embargo, para partir de este proyecto lo primero es construir una gran alianza con todos los sectores de la sociedad civil, incluido el gobierno, particularmente con la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPyC).

El Gran Acuerdo es un llamado a la sociedad civil, reitera, para que se sumen a este esfuerzo de comenzar una culturización positiva generadora  de paz, un proceso que no se verá en 3 o 4 años, sino tal vez en 20.

“En este contexto, empezamos a prepararnos, esa construcción de paz, dijimos, para que los líderes de la sociedad civil puedan construir paz necesitan entender ese concepto, también los conceptos de derechos humanos, las condiciones sociales y políticas para que exista el narcotráfico. Toda esa red”, expuso Othón Herrera y Cairo en entrevista para Espejo.

“Entonces, el Gran  Acuerdo también es la suma de una agenda común de todos; todos tenemos que participar porque si no lo hacemos juntos nunca vamos a lograr la paz. Si es un proyecto a mediano y largo plazo, los resultados no van hacer inmediatos”, advierte.

Hasta el momento ya han firmado este acuerdo casi todas las cámaras empresariales de Sinaloa, hombres de negocios, asociaciones civiles que promueven diversos temas como el arte o la movilidad sustentable, pero también casi todas las universidades públicas y privadas del estado. En total 150 organizaciones hasta el momento.

“Tenemos que invertirle tiempo para construir paz, hemos determinado que a partir de esta alianza, que también tenemos que formar nuevas organizaciones de la sociedad civil que se dediquen a las muchas maneras que existen de construir paz. Tenemos muchas maneras de construir paz, no necesariamente hablamos del enfoque de la seguridad pública”, expone.

Pone el ejemplo de un ganadero o agricultor que quiera incidir en la comunidad donde se encuentra su empresa de empaque o campo agrícola, financiando los programas con los que ya cuenta Construyendo Paz para que puedan acudir a interactuar con los jóvenes que ahí habitan.

“Si tenemos la necesidad de hacer un eventos para niños, nosotros acudimos a los socios que ya firmaron el acuerdo, ya sea para un espacio, entonces ellos están generando paz al proporcionar un auditorio. No necesariamente van a estar los dueños de las empresas con nosotros y los niños, pero si nos están dando las facilidades. Hay otros que sí te dan dinero”, comenta.

Othón Herrera y Cairo

La alianza con SEPyC y universidades

En paralelo a las acciones de las empresas que se han sumado al  Gran Acuerdo se encuentra la disposición a colaborar de la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPyC), confirma Othón Herrar y Carito.

Informó que la propuesta ya fue planteada a Gloria Himelda Félix Niebla, titular de dicha dependencia, quien coincidió en que la manera más fácil de llegar a los jóvenes es acudiendo a los planteles escolares.

El menú para ofrecerles a los estudiantes es muy grande, continúa Othón, ya sea con programas de murales, obras de teatro con mensajes anti consumo de drogas; también cuentan con programas de alivio emocional, diagnósticos para saber qué problemas vienen arrastrando desde casa, y en dado caso, generar el perdón con los padres.

“Creemos que si hay salud emocional reducimos muchos riesgos de que se conviertan en agentes de violencia o en futuras víctimas en temas de suicidio. Cuando tienes cubierto el tema emocional, no tienes ganas de hacerle daño a la gente. Esta es otra opción que tenemos”, comenta.

Como se explicó al inicio, uno de los objetivos del Gran Acuerdo es la capacitación con líderes, para que ellos mismos formen nuevos con metas a construir asociaciones civiles para construir paz en sus barrios, colonias o comunidades.

“Ahorita estamos trabajando mucho con universidades, la UAS es una gran aliado, el Tec de Monterrey, las prepas… hemos encontrando que el camino adecuado para construir paz es ir y llevar opciones a los niños de primaria y secundaria”, argumenta.

El experimento

El Gran Acuerdo se sustenta en los postulados teóricos que promueve el Instituto de  Economía y Paz. Y lo que sus promotores en Culiacán saben con certeza hasta el momento, es que para que pueda haber ausencia de violencia tiene que haber condiciones estructurales en la sociedad para que se materialice la paz.

Othón Herrera y Cairo sostiene que la paz positiva, concepto primordial del Gran Acuerdo, ya no se puede generar con las generaciones que están gobernando, sino que obligatoriamente se debe poner en práctica con los niños, niñas y jóvenes, de ahí el esfuerzo de todas las organizaciones, públicas y privadas.

“Nos ganó el tiempo, tenemos que empezar, hay que aprovechar que ahorita la gente está preocupada por el tema de seguridad para que se sumen, vivimos la paz narca, de repente ya no hay violencia y la gente se le olvida que sí hay violencia, que la vivimos todos los días en la sociedad”, reprocha.

“Pero como no nos está afectado visiblemente directa, aunque si invisiblemente… tenemos que construir paz todos los días con los niños y niñas, si no nos cae el 20, nunca vamos a salir de esta paz narca”, advierte.

Finalmente, siguiendo con el Instituto de  Economía y Paz, si se cuenta con las condiciones de paz, habrá más empleo, el nacimiento de nuevas empresas y la atracción de más inversiones, es decir, por las mismas condiciones de paz, ya que la seguridad también es un tema económico.

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