Culiacán, Sinaloa.- El Gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya reconoció que la muerte de las menores Alexa y Leydi, de 7 y 11 años, ocurrido el pasado 6 de mayo en Badiraguato, no ocurrió durante un fuego cruzado, como se dio a conocer en un principio.

Aunado a la Fiscalía General de la República (FGR), también la Fiscalía de Justicia Militar investiga el caso, añadió.

No fue que haya sido derivado de un fuego cruzado y finalmente estuvieron en el lugar equivocado. Tendrá que averiguar muy bien las circunstancias”, reconoció el gobernador.

 

Durante su conferencia semanera de este lunes 12 de mayo, el mandatario reconoció que ambas fiscalías están trabajando en el caso y se comprometió a que habrá justicia para las menores y su familia.

“Ambas (fiscalías) están trabajando en la investigación… No dependen una de otra, cada una de ellas tiene un propósito, el tema del homicidio le corresponde a la FGR, algunos temas de tipo militar le corresponden a la Fiscalía Militar”, declaró.

Fue el pasado martes 6 de mayo cuando, al ir a bordo de una camioneta sobre la carretera que conduce a Parral, Chihuahua, a la altura de La Cieneguilla, las menores murieron producto de lo que, en un primer momento, se dio a conocer como “daño colateral” de un enfrentamiento entre militares y grupos armados. Durante el evento también resultaron heridos los padres de una de las niñas y Gael de 12 años.

Sin embargo, familiares de las menores asesinadas han denunciado que en realidad fueron los militares quienes, sin previo aviso o mediar palabra, dispararon contra la camioneta en la que viajaba la familia.

“El gobierno solo habla de lo que a ellos les conviene. A mis pequeñas les arrebataron la vida los MILITARES. Confundieron el automóvil en el que viajaba mi familia y empezaron a disparar sin cesar. Les arrebataron sus sueños en un instante. Esto no puede quedar impune”, escribió una tía y prima de las menores en redes sociales.

Hasta este 9 de mayo la cifra de menores de 15 años asesinados durante la guerra entre facciones del Cártel de Sinaloa suman 39, mientras que otros 97 han sido desaparecidos en los últimos 8 meses.

Esta guerra es producto de una pugna entre los hijos de Joaquín Guzmán Loera, “el Chapo”, e Ismael Zambada García, “el Mayo”, desatada tras la presunta traición del 25 de julio del 2024, cuando fue capturado Zambada en un traslado que lideró Joaquín Guzmán López.

Desde ese entonces y hasta el 9 de septiembre se ha contabilizado una serie de hechos de alto impacto, entre ellos más de 50 bloqueos carreteros, múltiples escenas con artefactos poncha neumáticos, incendio de casas, uso de drones para hacer caer bombas caseras, el asesinato de más de 1,200 personas y la desaparición de otras 1,400.

La violencia ha mermado la vida de los habitantes de al menos 13 de los 20 municipios que tiene este estado al noroeste de México, sobre todo la capital, Culiacán, y Mazatlán, uno de los puntos turísticos más estratégicos del país.

Sin embargo, en este recuento de hechos la mayor de las pesadumbres son los ataques contra niñas y niños.

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