“Los americanos están locos”, decía Griselda López al periodista Javier Valdez en mayo de 2013 para rechazar las acusaciones contra su hijo, Ovidio Guzmán López, al que señalaba el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como presunto narcotraficante.
“Sacan puras estupideces. Si fuera así no estuviera yo aquí, para empezar”, agregaba López al reportero.
-¿Se siente cercada?, siguió Valdez.
-No nada, nada. Me presionan por mis hijos; yo después de lo de mi hijo (Édgar, asesinado a balazos en mayo 2008), que me lo matan, nada me asusta.
Griselda López es una mujer que ha cobrado una popularidad importante en los últimos días, pero esto no es algo desconocido para ella.
Fue esposa de Joaquín Guzmán Loera, “el Chapo”, con quien tuvo a Ovidio, Joaquín, Grisel y Édgar Guzmán López.
El primero ha sido señalado por Estados Unidos como uno de los hombres clave del cártel de Sinaloa para la producción y trasiego de fentanilo hacia ese país. Recién se dio a conocer un acuerdo de este con el que buscaría disminuir su pena.
El segundo se hizo conocido en el hampa por dos momentos, el primero cuando el Departamento de Estado del gobierno estadounidense lo fichó como uno de los hombres clave junto con sus hermanos Ovidio, Iván y Alfredo en el cártel de Sinaloa. El segundo, por haber llevado a Ismael Zambada García a un aeropuerto en Nuevo México, donde ambos fueron detenidos.
La tercera, es una mujer empresaria, graduada por el Tecnológico de Monterrey y quien mandó cerrar la Catedral de Culiacán en 2020 para casarse con Édgar Zazueta Cázares.
El último es el joven asesinado la noche del 8 de mayo de 2008 en el estacionamiento de un supermercado en el fraccionamiento Tres Ríos, en Culiacán. Ese hecho marcó el inicio de una guerra intestina en el cártel de Sinaloa, lo que marcó un parteaguas en la historia criminal y violenta de Sinaloa.
“Créame que mis hijos no tienen comunicación con la familia del señor Guzmán, ni con la abuela ni con nadie”, agregaba Griselda a Javier Valdez.
Cuando capturaron a Ovidio Guzmán López en octubre de 2019, éste se encontraba en la casa de su madre, en el fraccionamiento Tres Ríos. La historia es conocida, fue liberado por orden del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
El 5 de enero de 2023, cuando volvió a ser capturado Ovidio, también fue en una de las casas de Griselda, pero en el pueblo Jesús María.
Esta mujer movilizó a centenas de personas para exigir la expulsión del Ejército en ese lugar. Lo logró.
El 6 de mayo de este año se dio a conocer un acuerdo entre Ovidio y el Gobierno de Estados Unidos, sin dar más detalles.
Un día después, Griselda abandonó Jesús María y con ella inició un exilio.
“Se está quedando solo, todos se están yendo”, dijo una de las pobladoras de Jesús María.
Durante el fin de semana se dio a conocer que Griselda y 15 miembros de su familia habían cruzado la frontera como parte de una negociación. Tampoco hay más detalles.
“Yo creo que es político”, concluyó Griselda a Valdez en 2013. Hoy, esas declaraciones toman vigencia.
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