Culiacán, Sinaloa.- La manera en que las plantas potabilizadoras y de tratamiento de aguas residuales limpian el agua está afectando la salud de la población, generando enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
El policloruro de aluminio o PAC, uno de los coagulantes químicos más comunes en plantas potabilizadoras y de tratamiento de aguas residuales, deja en el agua iones de aluminio capaces de atravesar la barrera de protección del cerebro y afectar a las neuronas.
“Si se utilizan altas concentraciones, que son las que se utilizan en las plantas potabilizadoras, los iones de aluminio tienen la capacidad de atravesar la barrera hematoencefálica del cerebro, que es como nuestra barrera de protección. Y esto afecta a las neuronas y desencadena enfermedades neurodegenerativas, como lo es el Alzheimer”, explicó la biotecnóloga Andrea Torres Uribe, actual maestrante de Ciencias Biológicas por la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
El cerebro tiene una barrera natural que separa y filtra los componentes que entran al tejido cerebral desde la sangre, impidiendo el paso de muchas toxinas y microorganismos. Sin embargo, está no es completamente impenetrable, pues bajo ciertas condiciones algunos metales y iones pueden atravesarla.
Estudios recientes llevados a cabo por científicos de la Universidad de Keely en el Reino Unido han logrado vincular elevados niveles de aluminio en el cerebro con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, pero también con otras como el autismo y la esclerosis múltiple.
Publicado en el 2020 en la revista científica ‘Journal of Alzheimer’s Disease’, en el estudio “Aluminum and Amyloid-β in Familial Alzheimer’s Disease”, los investigadores encargados encontraron cantidades significativamente mayores de aluminio en el tejido cerebral de los donantes con Alzheimer hereditario en comparación con el tejido cerebral de personas sin esta enfermedad.
“Esta investigación confirma mi determinación de que, dentro de la vida normal de los seres humanos, no habría ningún caso de Alzheimer si no hubiera aluminio en el tejido cerebral. Sin aluminio, no hay Alzheimer”, dijo al respecto Christopher Exley, investigador principal y profesor de Química Bioinorgánica en la Universidad de Keely (Reino Unido) al medio SciTechDaily.
Un segundo estudio publicado en Scientific Reports ese mismo año, también observó concentraciones de aluminio significativamente superiores en los cerebros de pacientes con Alzheimer, en comparación a personas sin enfermedades neurodegenerativas. Caso similar se observó en pacientes con otras enfermedades como el autismo y la esclerosis múltiple.
Ante esto, una opción que cuide la salud, tanto humana como animal y ecosistémica, es el uso de componentes naturales, advierte la biotecnóloga Andrea Torres Uribe.
Empujan el uso de componentes naturales
La biotecnóloga Andrea Torres Uribe advirtió que un tratamiento de aguas residuales que complemente o utilice componentes naturales es una alternativa más sustentable y saludable, tanto para el medio ambiente como para los seres humanos y otros seres vivos.
La investigadora, maestrante en ciencias biológicas, realizó su tesis de licenciatura con un proyecto que analizó la efectividad de un compuesto derivado de la cáscara de camarón en el tratamiento de aguas residuales descargadas en el río Humaya, en Culiacán.
Los resultados de dicha investigación mostraron que el quitosano (derivado de la quitina, una sustancia dura en la cáscara de camarón y otros crustáceos), es más efectivo que el policloruro de aluminio (PAC), incluso a menores concentraciones.
El uso del quitosano, y de otros componentes similares a partir de algas marinas o celulosa de madera, tiene un triple beneficio para la salud de los ecosistemas, los animales y los seres humanos, un enfoque reconocido por la ONU como “una sola salud”, resaltó Andrea.
Además de reducir la proliferación de microorganismos que desencadenan enfermedades gastrointestinales, su uso también eliminaría toxinas que podrían traspasar la barrera del cerebro, cuyos efectos generan enfermedades neurodegenerativas.
Torres Uribe dijo que la utilización de los residuos de las cáscaras de camarón promueve que estos no sean desechados en rellenos sanitarios o arrojados a cuerpos de agua, lo que también redunda en un beneficio ecosistémico.
“Al final de cuentas, estamos reduciendo la cantidad de contaminantes que van a parar a los puntos de descarga, como sucede en el río Humaya, en donde hay vida acuática. Entonces, al utilizar quitosano se promueve tanto el bienestar animal, ecológico y la salud humana”, explicó Andrea.
Con este conocimiento, añadió, el siguiente paso es el promover la aplicación de estos compuestos orgánicos en una planta de tratamiento, con el objetivo de traslapar los resultados de su estudio en laboratorio a una escala industrial.
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