Culiacán, Sinaloa.- A las faldas de un cerro al sur de la comunidad de El Limón de Los Ramos, dos hombres con velo y ahumador caminan entre decenas de cajas de madera en las cuales reproducen abejas reinas.

La zona es un área de unos cuantos pocos metros cuadrados en los que se amontonan en hileras las cajas reproductoras. Los hombres se acercan a una, retiran los bloques que protegen a las colmenas de los ataques de mapaches y buscan en su interior a la reina. La colmena parece reconocerlos, pues ninguno de los dos es víctima de piquetes.

Apicultor Manuel Sosa reproducción de abeja reina

Área de reproducción de abejas reina híbridas al sur del Limón de Los Ramos.

Una vez localizada, las toman delicadamente con las manos, le pintan un punto azul en el tórax y le recortan las alas para resguardarlas en una pequeña caja junto a un puñado de sus obreras.

Su destino será la venta o el uso para otras colmenas destinadas a la producción de miel, propóleo, jalea real y otros derivados.

Apicultor Manuel Sosa reproducción de abeja reina

De manera delicada Miguel manipula una abeja reina. Le pinta un punto azul en el tórax y recorta sus alas.

Apicultor Manuel Sosa reproducción de abeja reina

En esta pequeña jaula se resguardan las abejas reinas junto a algunas de sus obreras.

Desde este centro de reproducción, Manuel Sosa, apicultor con más de 60 años de experiencia, observa cómo cada vez resulta más difícil mantener sanas y activas a las colmenas.

Además del cambio climático, la sequía prolongada, la deforestación y el uso intensivo de tierras para ganadería han afectado los ecosistemas donde las abejas solían prosperar de forma natural. Y esto ha llevado a una disminución en la población de estos polinizadores esenciales para la biodiversidad y la producción agrícola, reconoce.

“Las poblaciones de abejas han ido disminuyendo por el grado de precipitación que tiene el estado. Se lo debemos al cambio climático, se lo debemos a los desmontes de los terrenos que se usan para ganadería y a que no hay agua, no hay humedad para que las plantas se reproduzcan naturalmente. Entonces todo eso afecta a la apicultura”, indicó.

“Tenemos menos abeja en este año que 3, 5, 10 años atrás”, dijo.

En sus buenos tiempos, añadió el Señor Sosa, en está misma zona reproducía hasta 160 abejas reinas a la vez.

Hoy las condiciones climáticas, y riesgos como los ataques de mapaches, que tumban los bloques de concreto con los que protegen a las cajas reproductoras, han disminuido la producción a alrededor de 10 ejemplares que Manuel usa para sus propias colmenas.

Apicultor Manuel Sosa reproducción de abeja reina

Cajas de reproducción en desuso en el área.

Una vida dedicada a la apicultura

Con 72 años de edad, el amor de Manuel por las abejas empezó a los 7, cuando salía al cerro a “cazar enjambres” (capturar colonias silvestres para domesticarlas) con su papá.

Años más tarde, poco después de terminar su carrera como Ingeniero civil, vió en la apicultura una opción de vida que hoy le ha permitido contar con la marca Cristamiel, así como ampliar sus actividades a la ganadería y agricultura con la sociedad de producción rural Agroapicola Sosa.

En este tiempo, ha sido testigo de grandes cambios en la apicultura que han afectado tanto a las abejas como a los apicultores. Uno de ellos es la africanización de las abejas, el otro la adulteración de la miel.

Apicultor Manuel Sosa reproducción de abeja reina

Ante la africanización de la abeja europea iniciado a finales de los 80 ‘s muchos apicultores decidieron dejar la actividad por la dificultad que representa manejar a está especie híbrida más agresiva.

Pero Manuel siguió adelante y encontró una solución en la crianza de reinas híbridas, lo que permitió mantener la producción y reducir el riesgo de ataques.

“Todas las abejas son domesticables. El asunto es el manejo. Gracias a la cría de reinas se mejora su comportamiento, son menos agresivas”, explicó.

El otro gran reto de la apicultura es la adulteración de la miel, pues Sosa reconoce que para el público en general es fácil confundirse y optar por comprar un producto más barato, sin saber realmente que no se trata de miel pura, sino adulterada mediante la adición de otras sustancias como jarabes de azúcar.

Mientras el precio de la miel auténtica refleja su calidad y esfuerzo, la miel adulterada inunda el mercado y devalúa el trabajo de quienes, como él, siguen apostando por una producción 100 por ciento natural.

Cada una de las colmenas de Manuel, explica, produce tan solo entre 7 y 8 litros de miel al año, un producto valioso pero que muchas veces pierde en los anaqueles ante otras opciones adulteradas de menor costo.

“Causa de que hay mucha miel falsa ha perdido mercado la miel pura porque hay una diferencia como el día y la noche en el precio. La miel pura tiene su valor real y la miel adulterada no garantiza que es miel ni tiene el mismo valor”, expresó.

Apicultor Manuel Sosa reproducción de abeja reina

Los mapaches son una de las amenazas para este centro de reproducción. Por las noches, y en manada, logran tirar los bloques que protegen a las colmenas.

Pese a todo, Manuel no piensa retirarse, pues asegura que el día que no le pican las abejas no se siente bien. Entre risas, cuenta que cada jornada la pasa entre colmenas, cerros y campos agrícolas, un estilo de vida que, a pesar de los ataques de los mapaches, le ha dado sustento y un sinfín de satisfacciones.

“Todos los días ando en el cerro, todos los días ando en los valles, todos los días ando  en los campos agrícolas. Estoy en contacto directo con las abejas todos los días. Sábado, domingo, día festivo y todo”, confesó.

Apicultor Manuel Sosa reproducción de abeja reina

Manuel Sosa.

El Día Mundial de las Abejas

Cada 20 de mayo se conmemora el Día Mundial de las Abejas, una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas para crear conciencia sobre la importancia de estos polinizadores en la seguridad alimentaria y la biodiversidad del planeta.

La celebración busca alertar sobre las múltiples amenazas que enfrentan las abejas y otros polinizadores, entre ellas el cambio climático, el uso de pesticidas, la pérdida de hábitat y las prácticas agrícolas intensivas. Sin ellas, la producción de frutas, verduras, semillas y muchos otros alimentos sería inviable, afectando directamente la dieta humana y los ecosistemas naturales.

Apicultor Manuel Sosa reproducción de abeja reina

Más sobre Medio Ambiente: