Por César Díaz / @cesardiaz.mx (IG)

Cuando encendemos motores y salimos en busca de alguna aventura, o simplemente a cumplir con una obligación, damos por hecho que el automóvil responderá adecuadamente. Pero, ¿qué pasa cuando no lo hace?

En México, los accidentes están a la orden del día. Muchos ocurren por fallas mecánicas —en especial en los frenos—, y otros tantos por la irresponsabilidad de los automovilistas.

El frenazo que nunca llegó

—“¡Bájense, bájense! ¡No se va a poder detener el carro!”

Esa fue la voz de mi padrino en un viaje a Nayarit, un domingo 6 de junio de 2019. Era un paseo familiar que parecía perfecto, hasta que todo ocurrió en milisegundos. Nadie se percató de que el automóvil no estaba en óptimas condiciones para salir a carretera.

Todo marchaba bien hasta que comenzamos a descender una pendiente. Solo mi padrino, quien iba manejando, notó que los frenos no respondían. Intentó detener el auto con arbustos al costado del camino, pero fue inútil: íbamos a una velocidad impresionante.

Aún tengo grabada la imagen de todos nosotros saltando del carro uno por uno, pensando solo en sobrevivir. Entre gritos y susto, nos lanzamos al suelo. Terminamos con heridas en el rostro, manos rotas y el coche completamente destrozado tras impactarse contra un cúmulo de piedras.

Desde ese momento, mi familia tiene miedo de salir a carretera. Pero gracias a esa experiencia aprendimos a ser más conscientes de la vida y de todo lo que implica nuestra seguridad.

—“¡Bájense! ¡Bájense!”, repetía mi padrino una y otra vez, mientras nosotros, llenos de pánico, no sabíamos qué hacer.

Un defecto que se repite

No es una marca ni un modelo. Son miles de vehículos circulando con frenos defectuosos. Las estadísticas en México no mienten, y muchas son tan dolorosas como alarmantes.

De acuerdo con el INEGI, durante 2023 se registraron 378 mil 938 accidentes de tránsito en zonas urbanas y suburbanas. De ellos, cerca de 70 mil fueron provocados por alguna falla mecánica, y según informes del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (CONAPRA), al menos el 30% de estas fallas estaban relacionadas con el sistema de frenos.

Esta irresponsabilidad no distingue distancia: puede ocurrir a la vuelta de la esquina o en la carretera. Así lo cuenta Azul Jiménez, quien también vivió un accidente por frenos defectuosos:

“Recuerdo que iba conduciendo con mi hermana. Íbamos por mi sobrina al kínder, pero no revisamos el auto antes de salir. Ya habíamos tenido problemitas con los frenos, incluso ya los habíamos arreglado, pero el mecánico nos advirtió que era un daño que podría volver a pasar. Entonces no los revisamos porque era una distancia sumamente corta y no vimos necesidad. Cuando íbamos de camino, en un alto no pudimos frenar, ocasionando un choque con daños físicos para nosotras y para las personas con quienes chocamos. Desgraciadamente tuvimos que pagar todos los daños, y desde ahí, por más corta que sea la distancia, siempre revisamos cualquier cosa del auto antes de salir de casa”.

En México, aún no hay conciencia suficiente sobre estos riesgos. Peor aún: de los 53 millones de vehículos que circulan en el país, aproximadamente el 65% tiene más de 10 años de antigüedad.

A pesar de esto, sólo en la Ciudad de México, Jalisco y Veracruz existen programas de verificación vehicular que incluyen la inspección de frenos. En el resto del país no hay regulación obligatoria ni un sistema nacional de inspección técnica vehicular.

La Asociación Mexicana de Mecánicos Automotrices ha señalado que 7 de cada 10 autos que revisan presentan desgaste peligroso en sus frenos —ya sea por pastillas gastadas, discos dañados o falta de líquido hidráulico.

“La gente solo reacciona cuando el pedal ya no responde, y muchas veces es demasiado tarde”, comenta Ricardo Balderas, presidente de la Asociación.

A esto se suma un dato escalofriante: la Policía Federal de Caminos informó que, durante 2023, se registraron más de 2 mil 100 accidentes fatales en carreteras federales por vehículos mal atendidos, principalmente tráileres, autobuses de pasajeros y automóviles familiares en viajes largos.

La ley que no frena nada

A veces, el freno no falla por desgaste, sino por olvido, descuido o indiferencia. Pero en México no existe una ley federal que obligue a revisar anualmente los vehículos, como ocurre en muchos países de Europa o en Estados Unidos.

La Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, publicada en 2022, establece principios de prevención, pero deja la implementación a cargo de los gobiernos estatales. Mientras tanto, la falta de acción sigue costando vidas.

Algunos concesionarios recomiendan revisiones cada 15,000 o 30,000 kilómetros. Sin embargo, no garantizan diagnósticos genuinos ni integrales. Y los fabricantes tampoco están obligados a advertir sobre riesgos evidentes.

“Es un vacío legal que cuesta vidas todos los días. Los gobiernos no han entendido que revisar frenos no es opcional, es una política de vida o muerte”, comenta Lourdes Garduño, experta en movilidad del ITDP México.

También lo aprendió por las malas Said Carrillo, automovilista en Guadalajara:

“Creo que algunas veces las personas no concientizan qué tan importante es hacerle chequeos anuales a nuestros autos. A mí me pasó por inconsciencia personal. Yo creía que estos accidentes solo ocurrían en carros que no eran funcionales, sin saber que a cualquier automóvil le puede pasar. Iba por carretera, tomé velocidad y no pude frenar. Solo fue el susto, pero da mucho temor esto, porque no sabes si solo puedes dañar tu vida, o también la de más personas que son blancos directos de estos accidentes”.

El riesgo continúa

Mientras la inconsciencia siga rodando, el riesgo seguirá vivo en cada semáforo, cada bajada y cada curva. Esto debe parar ya. No podemos seguir perdiendo vidas y bienes solo por un descuido.

En la plataforma TikTok y Youtube, el mecánico Carlos Moltir explica cómo diagnosticar fallas en el booster de frenos, un componente esencial del sistema. En su video, detalla cómo detectar mal funcionamiento, como un pedal duro o lentitud al frenar.

Carlos recomienda realizar diagnósticos adecuados para evitar accidentes causados por defectos técnicos.

¿Seguridad o suerte?

Somos los únicos responsables de nuestros actos. Por un descuido podríamos perder la vida. ¿Es en serio? Hay que actuar con conciencia, no sólo al revisar nuestros autos antes de salir, sino también en todas nuestras decisiones cotidianas.

La invitación está abierta. Somos personas, somos humanos, cometemos errores. Pero si esos errores pueden costarnos la vida, es momento de actuar y hacer cambios positivos. No podemos dejarlo en manos de la suerte.

***

Estudiante de la Licenciatura en Comunicación Pública de la Universidad de Guadalajara, esta crónica se realizó en el marco de la asignatura de Géneros Periodísticos impartida por el profesor Darwin Franco.