Culiacán, Sinaloa.- Investigadores sinaloenses monitorean la presencia de Bis-Phenol A (BPA) en el camarón, un contaminante químico que migra desde envases y empaques plásticos a los alimentos, causando efectos negativos en la salud humana.

Durante una conferencia sobre los contaminantes en la industria alimentaria organizada por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), el maestro en Ingeniería Ambiental, Pedro de Jesús Bastidas Bastidas, llamó la atención sobre este tipo de contaminantes ‘de migración’ que han cobrado relevancia en la industria alimenticia por el incremento exponencial en el uso de empaques para transportar y proteger los alimentos.

En el caso del BPA, este es un plastificante que se utiliza en la fabricación de envases de plástico policarbonato y resinas epóxicas cuyo uso ha generado preocupación por su capacidad de pasar desde los empaques hacia los alimentos. Esto especialmente en condiciones de calor o almacenamiento prolongado.

Está característica facilita que el BPA sea consumido por las personas, afectando al sistema endócrino con consecuencias para la salud reproductiva, neurológica y metabólica.

Sin embargo, además del Bis-Phenol o BPA, existen otros contaminantes químicos de migración como los ftalatos, monómeros libres de degradación, antioxidantes, estabilizadores e hidrocarburos aromáticos y saturados de aceites minerales, de los cuales ninguno cuenta con una norma para su regulación en México.

Ante esta realidad, Bastidas Bastidas han comenzado a monitorear la presencia de bisfenol A (BPA) en camarón para evaluar los riesgos tanto para el consumidor como para la viabilidad comercial del producto. Además de generar conocimiento para el correcto tratamiento de está sustancia en las cadenas alimentarias.

“Actualmente tenemos un proyecto de monitoreo de bisfenol A en camarón. Esto es proveniente principalmente de los plastificantes”, dijo.

Aunque los contaminantes de migración se han observado desde hace muchos años a través de productos como cerámicas y utensilios de cocina, hoy resurgen como un desafío de salud para la industria alimentaria debido al incremento industrial de empaquetados plásticos en los alimentos.

Pro mientras que países como Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea cuentan con normativas para regular estos contaminantes químicos, en México esto aún es una tarea pendiente.

“Se adoptan normas internacionales, pero no hay una norma nacional de cumplimiento obligatorio”, señaló Bastidas Bastidas.

Sin embargo, el científico destacó que no todo en el fenómeno de migración es negativo, pues la ciencia también está explorando su potencial en el desarrollo de envases activos e inteligentes, capaces de interactuar con el alimento para conservarlo mejor o incluso alertar sobre su estado de calidad.

“Se está combinando la nanotecnología con la capacidad de migración para crear nanosensores que comuniquen características del alimento al consumidor o productor”, explicó.

Por último, Bastidas reconoció que durante años recientes la manera en que las personas eligen los alimentos que consumen está cambiando, pues ahora es una mayor cantidad de personas las que eligen qué alimentos consumir revisando qué sustancias contienen, qué riesgos implican y cómo fue producido.

“Ahorita el consumidor no le basta solo comer, la gente quiere saber al respecto de los alimentos, quiere saber en desplazabilidad, quiere saber de qué contaminantes tiene, qué aditivos contiene, qué nutrientes y qué tan funcionales son estos nutrientes”, puntualizó.

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