La reunión que sostuvieron ayer las cámaras y asociaciones empresariales con el gobernador Rubén Rocha Moya, en el contexto de violencia con fuerte impacto en la economía, debe ser el inicio de un diálogo sincero y colaborativo que trace e implemente medidas emergentes para la crisis que viven los sectores productivos tras nueve meses de enfrentanientos al seno de la organización local del narcotráfico.

Tanto los empresarios están obligados a ir unidos en la búsqueda de atenuantes a corto plazo y soluciones a futuro de este colpaso de la seguridad pública, con la exigencia de recuperar el Estado de derecho, así como el gobierno de Rocha debe abrirse a la realidad que le plantean quienes resisten o ya se rindieron frente a la devastación, crueldad y miedo que el crimen organizado ejerce sobre todo y todos.

La reunión con el gobernador se dio dos días después de que la Intercamaral publicó el pronunciamiento en el que hace “un llamado enérgico y directo a las autoridades en todos los niveles de gobierno: es momento de actuar con determinación, estrategia y apertura al diálogo con el sector productivo. No pedimos privilegios, exigimos condiciones mínimas para trabajar y reconstruir la economía local.”

Rocha les tomó la palabra a las cámaras y asociaciones empresariales firmantes con la reunión a la que asistieron también el General Guillermo Briseño Lobera, comandante de la Tercera Región Militar; el General Porfirio Fuentes Vélez, comandante de la Novena Zona Militar; el General Jorge Enrique Martínez Medina, coordinador estatal de la Guardia Nacional; el General Crisóforo Martínez Parra, coordinador de la Guardia Nacional en la Región Noroeste; el Secretario General de Gobierno, Feliciano Castro Meléndrez; el Secretario de Economía, Ricardo Velarde Cárdenas; y el Secretario de Administración y Finanzas, Joaquín Landeros Guicho.

Se trata quizá de la primera escucha sin tapujos entre los sectores privado y público, pero quién sabe si de este intercambio de partes de guerra surja la gran acción consensuada para restablecerle a la economía sinaloense la pujanza que la violencia exacerbada le ha inhibido. Los hechos positivos deberán hablar en las próximas semanas para evitar que la conversación pública siga acaparándola la delincencia y el terror que esparce.

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