Culiacán, Sinaloa.- Quince perros fueron encontrados en situación de abandono en la comunidad de Tomo —perteneciente a la sindicatura de Imala, en Culiacán—, un pueblo que, tras varias jornadas de violencia, quedó desolado por el desplazamiento forzado de sus habitantes.

El pasado 14 de marzo, hombres armados irrumpieron en la comunidad, dispararon contra varias viviendas y privaron de la libertad a una persona. Esta jornada violenta marcó el inicio de un desplazamiento: los habitantes comenzaron a abandonar sus hogares, huyendo de la violencia.

“Ellos están intentando sobrevivir igual que todos nosotros”, expresó la señora Reynalda Pulido, fundadora del colectivo Madres en lucha por tu regreso a casa, quien acudió a Tomo como parte de una búsqueda de osamentas humanas.

Reynalda Pulido relata para Espejo que, al llegar junto con miembros de la asociación y elementos militares, se sorprendieron al encontrar un escenario desolado y completamente abandonado, ya que en visitas anteriores todavía había algunas personas habitando el lugar.

Sin embargo, Tomo no quedó completamente vacío. Las tierras seguían siendo recorridas por seres de cuatro patas: aproximadamente 15 perros quedaron atrás tras la partida de sus dueños.

Pulido cuenta que encontraron perros grandes y pequeños. Incluso, gracias a una pequeña chihuahua, hallaron ocho cachorros de poco más de un mes de edad; la “mamá” los guió hasta donde se encontraban.

“Una chihuahua nos anduvo siguiendo durante toda la búsqueda y nos llevó a donde estaban sus perritos. Cuando llegamos, los cachorritos empezaron a salir a ladrarme; incluso me querían morder. Es muy triste”, declaró, conmovida, al pausar la conversación por la emoción.

Los cachorros se refugiaban en una casa destruida, llena de material de construcción y polvo. La imagen era tan deprimente que Reynalda salió llorando del lugar.

“Empiezan a salir los ocho cachorritos chiquitos y, de alguna manera, salgo llorando yo. Al salir, me doy cuenta de que un militar también estaba llorando. Es algo muy duro, ver cómo están tratando de sobrevivir”, narró.

Por las calles también encontraron perros muertos, así como otros alimentándose de restos orgánicos, probablemente su única fuente de alimento.

Aunque se desconoce cuánto tiempo llevan solos, todo indica que ha sido suficiente como para hacerlos buscar otro lugar donde vivir.

“Es muy triste ver que quieren sobrevivir. Uno de ellos se vino detrás de los carros hasta casi El Pozo (comunidad de Imala), hasta que le dije a un militar: ‘Súbelo. Allá lo bajamos en el pozo’. El problema es que allá tampoco hay comida asegurada ni personas que los cuiden”, lamentó Pulido.
En medio de la nada

Pese a haber contactado a diferentes organizaciones de protección animal, Reynaldo no ha recibido respuesta de la mayoría. Aquellas que sí le han contestado afirman estar saturadas y no pueden recibir más animales. Ante esta situación, ella misma se ha encargado de llevarles alimento durante sus búsquedas o de buscarles un hogar.

“Yo anduve acomodando uno que otro perrito ahí con familiares (…) Hablas con autoridades y no hay una asociación que diga: ‘Yo voy a ir por ellos’. Ahorita van a Tomo a recuperar unos restos y una de mis compañeras salió con su bolsita de alimento”, cuenta.

Aunque en algún momento se consideró llevar a los perros a El Pozo, decidieron no hacerlo, pues eso implicaría aumentar el número de animales callejeros en esa comunidad.

Reynalda hace un llamado a las autoridades municipales y estatales para que no olviden a estas víctimas: seres completamente inocentes en esta guerra, pero también habitantes de Culiacán que necesitan apoyo.

Una vez más, los animales son víctimas de la violencia y la negligencia humana. Aunque esta problemática no es nueva en Culiacán, se suma a una larga lista de víctimas invisibles que siguen sin recibir atención.

 

 

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