Texto: Katia Rejón / Jaltún
Foto: Patricio Eleisegui y Katia Rejón

YUCATÁN. – Entre dos reservas de agua de la península de Yucatán, Cuxtal y el Anillo de Cenotes, se construye un nuevo parque industrial de más de 1 millón 315 mil metros cuadrados: Indara II.La empresa que desarrolla el parque industrial es el Grupo Desur, cuyo titular es Mauricio Montalvo Vales, un nombre que se hizo conocido en 2019 luego de que la Unión de Pobladoras y Pobladores de Chablekal lo denunciara penalmente por la compra ilegal de tierras.

Indara II es un corredor que, provisto con su propia planta de tratamiento de aguas residuales, subestación de la Comisión Federal de Electricidad, conectividad terrestre, marítima y arérea; vende macrolotes para la construcción de fábricas. Uno de esos lotes es el de Heineken, la empresa cervecera que busca producir 400 millones de litros de cerveza al año con el agua de Yucatán.

Los antecedentes

La llegada de Heineken al estado se anunció en septiembre de 2023, durante los gobiernos de Mauricio Vila y Andrés Manuel López Obrador. En el marco de una mañanera, y con la presencia del CEO de Heineken, Guillaume Duverdier, el Estado anunció la inversión de 8 mil 700 millones de pesos para la instalación de “una cervecería de clase mundial” con “prácticas sustentables y desarrollo comunitario”. Se proyectó el inicio de la construcción de la planta para los primeros meses de 2024 y la apertura ya en la primera mitad de 2026.

Para ese entonces, ni siquiera habían solicitado la aprobación del Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) a la Secretaría de Desarrollo Sustentable —el requisito recién se cumplió en abril de 2024— ni realizado la consulta previa, libre e informada a los pueblos indígenas, ni a la ciudadanía en general, ambos procedimientos indispensables para la viabilidad del proyecto. Aun así, tanto Heineken como los gobiernos dieron por hecho la instalación.

“Nos tiene muy contentos y estamos apoyando desde el primer momento a la empresa. Queremos que esos empleos que Heineken va a generar (300 empleos directos en una población de 142 mil personas) los podamos disfrutar lo antes posible. Cuentan con todo nuestro apoyo para que puedan realizarlo en los tiempos que tienen contemplado”, declaró Mauricio Vila en septiembre de 2023.

En los primeros días de junio de este año el proyecto volvió a ratificarse, esta vez celebrado por el actual gobernador del estado, Huacho Díaz Mena. Esa misma semana, Kanan Derechos Humanos, Reflexión y Acción Feminista, la Contraloría Autónoma del Agua y la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíimbal emitieron comunicados alertando sobre la opacidad y violación del debido proceso para la instalación y operación de la cervecera multinacional.

En entrevista con Jaltun, Roberto Sánchez, abogado de Kanan Derechos Humanos, declaró:

“Encontramos que los procesos de consulta pública en materia ambiental, tanto del parque industrial como el de Heineken, no se realizaron de acuerdo con los estándares internacionales en materia de derechos humanos. Por ejemplo, no se cumplió con lo establecido en el Acuerdo de Escazú. Tampoco podríamos hacer un análisis de los Manifiestos de Impacto Ambiental porque no los tenemos a la mano debido a la complejidad para acceder a ellos”.

Estación Teya del Tren Maya cercana al Parque Industrial Indara II. Foto: Katia Rejón.

Un proyecto aprobado sin consultas

Al ser un proyecto dentro de una lotificación, tendría que cumplir con dos consultas públicas: una para el parque industrial y otra para la cervecera. El 19 de enero de 2024 se realizó una reunión pública de información para el proyecto de “Lotificación y urbanización desarrollo inmobiliario no habitacional Indara II”.

Una persona entrevistada por Jaltun, que prefirió omitir su nombre por cuestiones de seguridad, estuvo presente como observadora. Contó que, a pesar de que la invitación era abierta, hubo un exceso de seguridad con patrullas y antimotines custodiando la calle y la entrada de Quinta La Terraza, el local en Kanasín donde se realizó la reunión. Concurrieron algunas personas de Mérida y muy pocas de Kanasín, también hubo empresarios y representantes de la consultora ambiental Sica que compartió información sobre el Manifiesto de Impacto Ambiental de Indira II.

El representante de Sica habló del proyecto remitiéndolo a un terreno amplio para el cambio de uso de suelo, con el objetivo de que sea lotificado y vendido para proyectos industriales pero no especificó cuáles serían esos proyectos. También estuvo Eduardo Batllori, ex Secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente de Yucatán durante la administración de Rolando Zapata (2012-2018).

Durante su administración, Batllori avaló y defendió los permisos de la granja de Kekén en Homún. En su presentación, sí mencionó una fábrica de cervezas dentro del Anillo de Cenotes y habló de que se necesitaban grandes cantidades de agua para su funcionamiento. Mencionó que los recursos hídricos de la región ya no son tan óptimos como antes.

Una ciudadana de Hunucmá presentó la problemática que tiene su pueblo con la cervecera de Grupo Modelo instalada ahí y hubo testimonios de pobladores preocupados porque sólo conseguían sacar lodo de los pozos y no podían regar en temporada de seca.

“Solo hablaron dos personas de Kanasín, pero se notaba que llevaban un guion escrito por alguien más porque les costaba trabajo leerlo. También tenían diapositivas preparadas. Al final, una de ellas reconoció que estaban preocupados por el agua y que, aunque veían beneficios en los empleos, no sabían hasta cuánto tiempo los tendrían. No sabemos si esta reunión la están haciendo pasar por una consulta pública, porque no lo fue”.

El 11 de junio de 2025 el CEO de Heineken México, Oriol Bonaclocha, anunció que por primera vez en la historia la empresa cervecera había realizado una consulta indígena con la comunidad de Kanasín. El único registro más o menos público de esta consulta efectuada para la cervecera viene en el informe de actividades de 2024 de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey), institución que fungió de observadora en el proceso.

De acuerdo con la Codhey, el 17 de julio se realizó una asamblea en Teya, comisaría de Kanasín, donde se dio a conocer a las personas de la comunidad la intención de establecer una empresa cervecera. Las reuniones se extendieron hasta el 25 de agosto y durante ese tiempo los ingenieros Daniel Sánchez y Daniela Rose, ambos empleados de Heineken, aseguraron que la comunidad “no se vería afectada, ni el medio ambiente, ni la energía eléctrica por la fábrica“.

Apenas en el final de sus exposiciones hicieron mención el impacto social negativo que generará la planta y las posibles afectaciones a la salud de las personas por el polvo en suspensión, el exceso de ruido, las vibraciones y las emisiones de gases derivados de la combustión. Sánchez y Rose aclararon que se “encargarían de capacitar a sus empleadas y empleados para evitarlos“.

Jaltun solicitó a la Codhey las actas circunstanciadas de las reuniones con la empresa cervecera para conocer los detalles de la consulta —cuántas personas participaron, qué propuestas de apoyo prometieron a la comunidad, los detalles de la MIA presentadas a la población—, pero hasta la fecha no se ha recibido respuesta alguna.

Área desmontada donde se instalará la planta de Heineken. Foto: Patricio Eleisegui.

Kanasín, zona de sacrificio de Yucatán

La Contraloría Autónoma del Agua recordó que en el municipio de Kanasín ya existe contaminación por la industria avícola, la cual ha dejado plagas y residuos tóxicos en la población, colonias con problemas de abastecimiento de agua y electricidad, y plantas de tratamiento mal ubicadas. En esa zona también hay empresas refresqueras, megagranjas porcícolas y hasta la estación Teya del Tren Maya. “Sumar una cervecera es condenar a Kanasín a ser un basurero industrial”, declaró la Contraloría a través de un comunicado.

Miguel Matos, arquitecto y habitante de Kanasín, había escuchado de la instalación de Heineken en Yucatán desde la administración de Vila. Sin embargo, fue hasta junio de este año que supo que la planta estaría en el municipio donde vive. Nunca escuchó ni se enteró de las reuniones informativas de la empresa. No es la primera vez que siente que el municipio se ocupa de no comunicar como corresponde este tipo de proyectos.

Sobre el proyecto opina que, como todas las iniciativas industriales, tendrá impactos negativos en la comunidad, pero para él lo más importante es pensar en la capacidad institucional para llegar a acuerdos y reglas de operación que se respeten:

“Sabemos de la susceptibilidad a la corrupción que es histórica en México. El impacto que tendrá la cervecera dependerá mucho de la voluntad política y también social para participar en la toma de decisiones”.

Por su posición junto a la estación Teya del Tren Maya, es probable que Heineken utilice la infraestructura para transportar sus mercancías. Foto: Patricio Eleisegui.

Yucatán, la zona de sacrificio de México

La planta cervecera de Heineken está dentro del Anillo de Cenotes, donde se concentra la reserva hidrológica más importante de la región. Su volumen de recarga se ubica hasta un 30 por ciento por encima de la media que registra el resto del país. El Anillo de Cenotes en particular suministra casi la mitad del volumen de agua de Yucatán, de acuerdo con el informe “Agua Amenazada” de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF, por sus siglas en inglés).

Autoridades federales, estatales y representantes de Heineken han hecho hincapié en que Yucatán tiene los recursos naturales que, gracias al Tren Maya y la ampliación portuaria, podrán ser aprovechados por las industrias. El mismo Secretario de economía de México, Marcelo Ebrad Casaubon, ha dicho que el estado forma parte de una estrategia para reubicar empresas que necesitan grandes cantidades de agua para operar.

Sin embargo, desde hace décadas diversos especialistas han advertido las consecuencias de la sobrecarga del acuífero tanto por la contaminación como por los volúmenes de agua concesionados para las industriales. Tan solo entre 2020 y 2024, Yucatán otorgó permisos para extraer más de 4 millones de metros cúbicos de agua anuales para uso industrial, de acuerdo con el Registro Público de Derechos de Agua (RPDA). En el mismo informe de DPLF expone que, ya en 2021, el acaparamiento de agua por el sector empresarial había reducido la disponibilidad media anual del acuífero de la península maya en un 38.5 por ciento.

Otros análisis afirman que, de acuerdo a la capacidad de producción de la nueva planta y la cantidad de agua que requiere la elaboración de cada litro de cerveza, Heineken utilizará más de un millón de metros cúbicos de agua dulce al año para sostener su producción en Yucatán. La cifra representa la sexta parte del consumo de agua doméstica que ostenta Kanasín.

Una de las tantas opacidades que muestra el proyecto refiere a la falta de precisiones respecto del lugar del que se extraerá toda esa agua. En el REPDA aún no aparecen concesiones a nombre de Desur ni Indira II. Sin embargo, Grupo Cuauhtémoc Moctezuma, a cargo de la administración de la marca Heineken, cuenta con 9 concesiones de agua otorgadas en Yucatán entre el 2000 y 2020. Totalizan 96 mil 86 metros cúbicos de agua al año, un acumulado ínfimo para las pretensiones de la cervecera por lo que se descuenta que la empresa recibirá nuevos y mayores permisos en el mediano plazo.

Sobre esto, Roberto Sánchez, abogado de Kanan, declaró:

“Esto va a agravar la situación en un territorio donde ya la propia Semarnat ha indicado que los niveles de contaminación son preocupantes. El estado sigue apostando por modelos económicos que desvinculan a la gente de su territorio para que dependan de las industrias para sobrevivir. Y eso se traduce en inseguridad, violencia familiar, violencia de género en las comunidades. Heineken es un granito más a esos procesos de descomposición social que generan los megaproyectos en el territorio”.

La cercanía de este proyecto con la estación Teya del Tren Maya no es casualidad para las personas entrevistadas, sino la prueba de que el ferrocarril no es simplemente un proyecto turístico sino la infraestructura que articulará y atraerá más megaproyectos para la región.

“Yucatán y su acuífero ya están en crisis por la sobreexplotación de proyectos cerveceros y refresqueros, de parques industriales, mega granjas de cerdos y pollos, agroindustrias, turismo masivo y crecimiento urbano sin control. La entrada de Heineken representaría la extracción de miles de millones de litros de agua al año, profundizando la escasez para las familias. No es solo ‘uso’, es acaparamiento: mientras la gente sufre cortes y el tandeo de agua, la empresa priorizará sus ganancias. ¿Quién responderá cuando los pozos se sequen o contaminen como ya ocurre en muchos municipios de Yucatán?”, enfatizó la Contraloría en su comunicado.

Este trabajo fue publicado originalmente en JALTÚN. Aquí puedes consultar la publicación original.