Como la mayoría de productos agrícolas, el precio del tomate es altamente variable a lo largo del año. Las variaciones en oferta y demanda, así como los cambios de temporada o los fenómenos climáticos, como heladas, pueden tener efectos muy marcados en el valor de mercado del fruto.

María Manjarrez, vicepresidenta del Colegio de Economistas del Estado de Sinaloa, explica a Revista Espejo cómo oscila típicamente el precio del tomate a lo largo del año.

De acuerdo con la economista, los meses de invierno suelen ser en los que el precio del tomate se eleva. Con el inicio de la primavera, a finales de marzo, el precio comienza a bajar y suele tocar el mínimo anual en verano.

Al ser el principal producto de exportación de Sinaloa, los cambios de precio del tomate se ven corroboradas por la variación del valor neto de las exportaciones estatales, mismas que suelen tocar su punto máximo en los meses de invierno y caen con fuerza en el resto del año.

En el mercado local, estas variaciones también son visibles. Según datos del Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados, los patrones cíclicos con picos en la temporada invernal se replican al interior de la entidad.

¿A qué se debe el carácter cíclico del precio del tomate?

 

Según Manjarrez, los cambios en el precio del tomate son directamente influenciados por la disponibilidad del producto a lo largo del año. En invierno, muchas regiones no pueden sembrar por las bajas temperaturas o ante el riesgo de heladas, quedando solamente la horticultura de temporal como proveedora.

La disponibilidad del tomate cae en invierno, pero el consumo del mismo se mantiene estable, por lo que el precio se incrementa. Aunque todo el año se exporta el fruto desde México hacia Estados Unidos, es de octubre a marzo cuando el suministro del mismo suele recaer sobre el tomate mexicano, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

Por otro lado, cuando comienza la primavera, la producción en Estados Unidos empieza y toca su punto más alto en los meses de junio a septiembre.

¿Quién pierde con los cambios de precios del tomate?

 

Para la economista de la Universidad Autónoma de Sinaloa, la respuesta a la pregunta de quién termina absorbiendo las pérdidas producidas por la baja en el precio del tomate es clara: el productor.

Conforme baja el precio, los márgenes de ganancia también lo hacen. A los agricultores les sigue costando lo mismo producir, pero lo deben vender a un menor precio.

En ocasiones, un muy bajo precio del tomate, provocado por una sobreoferta del fruto en el mercado, implica que el margen de ganancia por la venta de la cosecha resulte negativo. Es decir, cosechar, transportar y vender termina siendo más caro que la ganancia que dicha venta pudiera generar.

Esta imposibilidad para comerciarlas es el motivo por el que es común ver que se dejen podrir las cosechas del tomate, o se desechen grandes cantidades del producto. Dichas pérdidas económicas recaen directamente en el productor, pero también afecta el trabajo de todos los involucrados en la cadena de valor.

Tomate se desecha en Sinaloa por bajos precios

La orilla de la carretera La 50, que conecta la sindicatura de Villa Juárez con Navolato, ha sido el botadero de toneladas de tomate que se sobreprodució.

En Sinaloa, existen reportes de este suceso cada año desde, por lo menos, 2019. En el 2020, el kilo de tomate se le llegó a pagar al productor en un peso, lo que hizo que en El Roble, Mazatlán, solo se realizaran 5 de los 17 cortes que normalmente se llevaban a cabo.

Una caída en los precios de dichos niveles, que vuelven inviable la comercialización, suele estar asociada con producciones muy altas en otras zonas, como el Bajío en México o Florida en Estados Unidos.

¿Qué hacen los productores para intentar aminorar las pérdidas?

 

Ante la inexistencia de una estrategia gubernamental para apoyar al horticultor a hacer frente a las pérdidas provocadas por un mercado poco favorecedor, María Manjarrez comenta que lo más común es que los productores cosechen una vez asegurada la venta.

Lo que ellos hacen es, por lo regular, pactar las ventas con las comercializadoras antes de cosechar. Aquí están desprotegidos los productores de agricultura de invernadero, realmente se les da más apoyo a los de granos”.

 

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