Culiacán, Sinaloa.- La llegada de las primeras lluvias a Culiacán empieza a tener efectos en el paisaje urbano. En el parque Las Riberas, en el centro de la capital sinaloense, los efectos más notorios son el brote conjunto de flora y fauna, pero también de basura arrastrada hacía el río Tamazula por las calles y canales que una vez fueron sus afluentes.
En un recorrido realizado por Espejo, se pudo constatar cómo las últimas lluvias han incrementado la basura que llega al cauce del río Tamazula, la cual se acumula a sus orillas y en los pilares de los puentes que lo atraviesan.
La basura consiste principalmente en botellas de plástico PET, también unicel, y hasta un brincolín inflable y un balón de fútbol. Al ser arrastrada, esta crea islas en las que animales como garzas morenas (Ardea herodias) y pichihuilas (Dendrocygna autumnalis) con sus polluelos buscan alimento.
Está interacción entre fauna y contaminantes plásticos tiene efectos negativos para los animales.
De acuerdo con un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), tanto peces como aves pueden ingerir partículas plásticas al confundirlas con alimento. Esto puede causar desde obstrucciones intestinales hasta la muerte por inanición, además de que muchas aves quedan atrapadas en residuos como cuerdas o anillos plásticos.
Además, investigaciones académicas como el review “The pollution of the marine environment by plastic debris“, publicado en la Marine Pollution Bulletin, han documentado casos de peces que sufren desnutrición o malformaciones al ingerir microplásticos, así como aves que mueren tras quedar atrapadas en residuos como bolsas o cordeles.
El peligro por la contaminación plástica de los cuerpos de agua es tal, que en el 2015 un grupo de científicos publicó una propuesta de política ambiental en la revista Nature para clasificar los desechos plásticos como residuos peligrosos.
“Los residuos plásticos pueden dañar físicamente la vida silvestre. Además, muchos plásticos pueden ser químicamente dañinos en algunos contextos, ya sea porque son potencialmente tóxicos o porque absorben otros contaminantes… Creemos que si los países clasificaran los plásticos más dañinos como peligrosos, sus agencias ambientales tendrían la facultad de restaurar los hábitats afectados y evitar la acumulación de residuos más peligrosos”, indica la propuesta.
A este respecto, el ambientalista y observador de aves en el colectivo Charas, David Lara, comenta reafirma que el principal problema con este tipo de contaminación es que no es generada en el río, sino que viene arrastrada de la basura que los culichis arrojan prácticamente por toda la ciudad, lo que hace muy difícil controlarlo con acciones como las jornadas de limpieza.
“Aunque apliquemos una campaña de limpieza y se junte esa basura, el problema sigue siendo el mismo porque en temporada de lluvias toda la basura de las casas va a terminar allá”, explicó.
La solución, advierte, sería crear conciencia ciudadana en cuanto al manejo de residuos.
Walfredo Ávila, miembro de Charas, coincide en que el problema es estructural, pues al tirar basura, la gente no se preocupa por las consecuencias.
“No a todos les parece bien cargar con la basura en el bolsillo o llevarse una bolsa, basta con estirar la mano a través de la ventana y lanzar el empaque del gansito. Eso se ve también en áreas verdes donde se supone que debería haber un contrato implícito de: ¿Estás disfrutando de la vista? Entonces no tires basura, no cambies el ambiente“, reflexionó.
Pero contrario a esto, los hábitos de los culichis nos dan como resultado un ambiente contaminado, animales nadando y bebiendo agua llena de químicos y aves que hacen sus nidos con bolsas, tapas, collares, lamentó.
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