En Sinaloa, gran parte de la mano de obra agrícola está constituida por migrantes que viajan desde otras regiones del país, especialmente del sur, buscando ganarse el sustento. Sin embargo, en las últimas décadas, la recepción de trabajadores ha caído debido a una variedad de factores.
La poca disponibilidad de mano de obra implica retos para la agroindustria y la rentabilidad de la producción, hasta el punto que, junto con la sequía y condiciones negativas de mercado, se posiciona como uno de los principales problemas del agro en Sinaloa.
Según el investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Florencio Posadas, la migración de trabajadores agrícolas al estado comenzó en la segunda mitad del siglo XX, especialmente desde las décadas de 1970 y 1980, junto con la consolidación de la agricultura de hortalizas para exportación.
Esta migración se originó principalmente en estados del sur del país como Guerrero y Oaxaca. Sin embargo, en la última década, se ha reportado una disminución sostenida en la cantidad de personas que llegan a trabajar año con año.
Juan López, coordinador de la junta del Movimiento de Unificación de la Lucha Triqui, quien ha sido portavoz de las causas de las comunidades indígenas de trabajadores migrantes, comenta algunos de los motivos que han originado el fenómeno.
En entrevista para Revista Espejo, el activista explica que actualmente son otros estados norteños los que se han posicionado como destinos más competitivos para la mano de obra agrícola.
Destaca, por ejemplo, la mayor movilidad social que los jornaleros y sus familias han encontrado en entidades como Sonora. Además de lo atractivo que han resultado los sueldos superiores que se ofrecen del otro lado de la frontera.
“Normalmente, los jornaleros ya se quedan a vivir en Baja California, otros en Sonora. En los ochenta y noventa había muchos jornaleros que venían a este valle, aquí llegábamos y después nos llevaban a Baja California. Pero ahora se le han dado más oportunidades a la gente que se queda a vivir en lugares como Miguel Alémán [Sonora], Caborca. Ahí se han quedado a vivir por la oferta de trabajo y porque les dan oportunidad a sus hijos de que estudien, sus hijos ya son profesionales”.
López coloca a una mejor oferta de calidad y desarrollo profesional para las familias de jornaleros como una de las principales razones por las que estos deciden asentarse en otros estados del país.
“Hemos sufrido que los abuelos fueron jornaleros, los padres son jornaleros, los hijos son jornaleros. Ha sido un círculo, no trascendíamos, no cambiaba nuestra vida”.
De acuerdo con Posadas, investigador de la UAS antes citado, en los últimos años la agroindustria sinaloense ha tenido que aumentar la proporción de trabajadores locales, muchos de estos, migrantes que se establecieron en el estado.
En un censo realizado en el 2012 en la comunidad de Villa Juárez, Navolato, se concluyó que solo el 41% de los jornaleros eran migrantes temporales.
La paradoja de cuando apegarse a la legalidad implica desventaja
Enrique Riveros, ex presidente de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán y presidente de la comisión de agricultura de Coparmex Sinaloa, considera que las condiciones ofrecidas a los jornaleros migrantes que vienen a trabajar a la entidad han visto marcadas mejoras en los últimos años.
Este mejoramiento habría sido impulsado primordialmente por, explica, los requerimientos del tipo social que la exportación hacia Estados Unidos implica. Si se deseaba cumplir con los estándares para la compra internacional, obligatoriamente había que hacer estos cambios.
De acuerdo con Riveros, Sinaloa es el estado con mayor cobertura de seguridad social para sus jornaleros, cosa que entra en contradicción con la poca competitividad que el estado hoy representa para el trabajador migrante.
Esto se explica ya que, en los campos donde no hay seguridad social, los productores pueden ofrecer un salario más alto en comparación con aquel que cumple la normatividad. El agricultor ha observado que muchos prefieren ir a donde pueden percibir mejores pagos, aunque carezcan de prestaciones.
Otra forma en que seguir la normativa ha afectado la competitividad de Sinaloa de cara al migrante, ha sido prohibir el trabajo a menores de edad. Según el censo antes citado, el 96% de los jornaleros agrícolas en Villa Benito Juárez, Sinaloa, laboraban en grupo familiar. El que no se pueda emplear a los menores de edad hace que muchas familias decidan irse a donde sí se permita este tipo de prácticas.
Además, Enrique Riveros refiere la existencia de barreras estructurales para que el productor pueda cumplir con la normatividad sin dañar su operación. Cita una mecánica inviable para los trabajadores agrícolas que obliga a los productores a dar de alta y de baja del seguro social todos los días al jornalero, pues estos suelen cambiar de lugar de trabajo sin previo aviso.
Esta situación da pie a errores administrativos constantes que ya han causado que se le congelen las cuentas bancarias y generen adeudos a algunas agrícolas.
Mejorar efectividad institucional a nivel federal: exigencia clave del agro
Si bien se han logrado avances en materia de derechos laborales y seguridad social para los jornaleros, estos esfuerzos no han sido acompañados por un andamiaje institucional eficiente que facilite su aplicación sin castigar al productor.
La exigencia, señala Riveros, no es eliminar la regulación, sino contar con mecanismos que permitan cumplirla sin poner en riesgo la operación y que se cumpla en todos los estados.
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