Culiacán, Sin.- Mientras trabajadores de Coca-Cola son agredidos a plena luz del día por hombres armados durante el reparto en comunidades rurales, las autoridades estatales sostienen que sí existen condiciones para trabajar en Sinaloa.

En conferencia de prensa, Feliciano Castro Meléndrez, vocero del Gobierno del Estado, rechazó que la inseguridad esté fuera de control.

Sí hay condiciones para trabajar…Estamos realizando acciones cotidianas a partir de una estrategia de coordinación entre el Estado y la Federación”, aseguró.

Aunque reconoció que persisten hechos violentos, defendió que se está actuando al respecto y la ciudadanía es capaz de constatarlo.

Nuestra responsabilidad es cumplir con las obligaciones que establece la propia constitución y las leyes para día con día mejorar las condiciones de trabajo y el conjunto de actividades. Sí, reitero, hay condiciones para trabajar”.

Por su parte, Verona Hernández Valenzuela, vocera de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), negó que se tengan reportes de violencia hacia trabajadores en Villa Juárez, sindicatura de Navolato señalada por los mismos empleados como una de las más peligrosas.

Hasta ahorita no tenemos reportado, ni denuncias al respecto”, dijo.

No obstante, admitió que la sindicatura es un punto que se aborda de manera frecuente en las mesas de seguridad, y que existe presencia de cuerpos policiacos y acompañamiento a proveedores.

Sin embargo, lo que dicen quienes recorren las carreteras y comunidades para repartir refrescos revela otra cara del estado.

Entre 18 y 20 trabajadores de la planta Coca-Cola Culiacán han sido objeto de ataques, amenazas y golpizas desde septiembre de 2024, cuando inició una nueva etapa de violencia en Sinaloa, especialmente en zonas rurales. Las agresiones han sido documentadas por el sindicato, confirmó a Revista ESPEJO Jaime Álvarez, secretario general de la Sección 73 del Sindicato de Trabajadores de la Industria Embotelladora.

Un trabajador, bajo condición de anonimato, narró el modo de operar de los grupos armados.

Les quitan las hojas de los clientes, checan, y les dicen: ‘vamos con este cliente, le cobras y me lo traes”.

Otro miembro del sindicato relató que en Villa Juárez “les fue peor. Hubo amenazas, empujones, hasta golpes”.

Aunque la violencia persiste y se desplaza con los camiones repartidores, las denuncias formales no llegan. Y sin ellas, la versión oficial se impone: Sinaloa está en paz y se puede trabajar.

 

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