El mercado laboral de Sinaloa perdió 13 mil 773 puestos de empleo formal en julio, en comparación con el mismo mes del año anterior. Esto, en medio de una crisis económica y de seguridad que lleva hiriendo al panorama de negocios desde septiembre del 2024.

La pérdida interanual ha sido la peor desde, por lo menos, 2018. Esta variación negativa fue incluso mayor a la vista durante el 2020, cuando la pandemia global de coronavirus afectó las cadenas de valor a nivel global y colapsó economías alrededor del mundo.

Desde febrero de este año, el número de empleos formales registrados ante el IMSS ha mostrado caídas anuales de forma constante. Paralelamente, datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI  al primer trimestre de 2025 muestran que Culiacán, capital de Sinaloa y epicentro de la actual crisis de seguridad, se encuentra entre las ciudades con mayor tasa de subocupación en el país.

La contracción en la cantidad de empleos formales ocurre pese a que la Población Económicamente Activa, la suma de personas que tienen trabajo y aquellas que están buscando trabajo, ha crecido en 81,000 personas entre 2023 y 2025, según datos del CODESIN.

Los resultados en materia laboral de Sinaloa también exhiben la incapacidad del estado para alcanzar las metas de generación de empleo anual, establecidos según la cantidad de jóvenes que se integran continuamente a la PEA, que de acuerdo con el observatorio económico México ¿Cómo Vamos?, es de 16,275 empleos acumulados de enero a julio de 2025.

Economía sinaloense sigue dando señales de debilidad.

 

La desaparición de empleadores en Sinaloa también se profundiza. En el primer trimestre de 2025, el estado perdió en promedio 2,167 patrones frente al mismo periodo del año anterior, lo que equivale a una contracción anual de -5.0%, el doble que la registrada a nivel nacional. La mayoría de las bajas corresponden a microempresas con menos de cinco empleados, particularmente en los municipios de Culiacán, Ahome y Mazatlán.

El comercio y los servicios encabezaron la pérdida de empleadores, con 1,546 registros menos, aunque el mayor impacto porcentual ocurrió en el sector primario, que se contrajo -8.1%. La disminución de patrones formales refleja el deterioro de las condiciones económicas en el estado, marcado por la inseguridad, la sequía y la pérdida de competitividad de los sector productivos.

“Es un reflejo de la pérdida de confianza de las pequeñas y medianas empresas, que son el motor de la economía estatal”, advierte María Manjarrez, del Colegio de Economistas de Sinaloa.

 

Empleo formal es clave para el tejido productivo

 

Entendemos por empleo formal a aquel que se crea mediante un contrato legal, con prestaciones garantizadas por la Ley Federal del Trabajo, como salario digno, seguridad social, acceso a servicios de salud y ahorro para el retiro.

Rosa Aguilar Carvajal, profesora investigadora de la UAS y miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, explica que la capacidad de generar empleo formal es clave para fortalecer el tejido productivo de cualquier entidad.

Además de otorgar certeza a los trabajadores, contribuye a la recaudación tributaria que financia servicios públicos y proyectos de gobierno. También, afirma, beneficia a los empresarios, al facilitarles el acceso a crédito, tecnología y cadenas globales de valor.

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