Desde su llegada a palacio nacional, Claudia Sheinbaum dejó claro que su visión económica no sería de “puertas abiertas” sin restricciones. Con un discurso que ha girado en torno a la defensa de la producción nacional, el combate a la competencia desleal y la respuesta mesurada a los embates comerciales de Estados Unidos, la primera presidenta de México se ha distanciado de su antecesor en términos del alcance y ejecución de una política comercial proteccionista.
La medida más reciente en esta materia se anunció el 12 de agosto, con el anuncio de un arancel del 25% al calzado importado, por decreto presidencial de la mandataria, con el objetivo de impulsar una sufrida industria zapatera mexicana. Esto según comunicó Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Economía.

El titular de la secretaría de economía se reunió con fabricantes mexicanos de calzado, en el marco del anuncio del arancel a las importaciones de dicho producto desde el extranjero.
Sin embargo, no se trata de la primera vez que el gobierno federal en turno emprende este tipo de acciones bajo la administración de Claudia Sheinbaum.
La primera señal llegó antes de que terminara 2024. El 19 de diciembre, el gobierno anunció un aumento de aranceles para la industria textil: 15% a ciertos tejidos e hilados y 35% a prendas confeccionadas. La medida vino acompañada de un golpe de autoridad en aduanas, cuando siete patentes de agentes aduanales fueron suspendidas y 40 más quedaron bajo la lupa.
En enero de 2025 Sheinbaum presentó el “Plan México“, el plan maestro industrial de su sexenio, para sustituir importaciones de Asia, particularmente las chinas, con el propósito de aumentar la producción nacional y equilibrar la el desnivel de la balanza comercial con dicho país, que ascendía a 80 mil millones de dólares.
En el mismo mes, entró en vigor un impuesto del 19 % a compras hechas en plataformas extranjeras y enviadas por paquetería. Para los países del T-MEC, la tasa se redujo al 17 % en envíos entre 50 y 117 dólares.
Poco después, y tras el ascenso al poder de Donald Trump, la tensión con Washington escaló. El primero de febrero de 2025 y ante el anuncio de un arancel del 25 % a exportaciones mexicanas, Sheinbaum ordenó preparar represalias arancelarias y no arancelarias.
“Que en México se produzca lo que consumimos los mexicanos es la mejor defensa frente a cualquier arancel”, dijo Sheinbaum, durante la inauguración del programa nacional “Autosuficiencia y soberanía alimentaria”, en el mes de abril.
En menos de un año de gobierno, Sheinbaum ha implementado más políticas proteccionistas que su antecesor, el expresidente Andrés Manuel López Obrador, en todo su sexenio.
Teniendo en cuenta unicamente la imposición de aranceles o restricción a importaciones, Claudia Sheinbaum ha emprendido al menos 18 medidas de este tipo desde su llegada a la presidencia.
Respaldo entero a Pemex, otra cara del proteccionismo de Clauda Sheinbaum.
Otra forma en la que la administración de la mandataria ha mostrado mayor proteccionismo que AMLO, ha sido su apoyo casi irrestricto a Petróleos Mexicanos.
Aunque el expresidente inició la tendencia de la búsqueda por la “soberanía energética“, con base en la que destinó cantidades récord de inversión pública para sostener a la petrolera, Claudia Sheinbaum ha integrado a Pemex en las finanzas federales más que nunca.
Siguiendo esta línea, ha implementado una serie de medidas para reforzar y proteger a la industria energética nacional.
En 2024, el gobierno de Sheinbaum anunció un ambicioso plan de reactivación y modernización de las refinerías existentes, con el objetivo de duplicar la capacidad de refinación de crudo del país en un plazo de cinco años.
Esta estrategia busca reducir la dependencia de la importación de combustibles, especialmente de Estados Unidos, fortaleciendo el mercado interno y aumentando el autoproducto energético.
En agosto de este año, la presidenta anunció la creación de un fondo especial diseñado para sufragar la deuda de Pemex.
Estos recursos serán financiados por parte de la banca de desarrollo, Banobras, Nacional Financiera, Bancomext e inversionistas privados.
La administración Sheinbaum ha mostrado un respaldo sin precedentes para con Pemex.
Proteccionismo: arma de doble filo
Si bien las medidas proteccionistas de Sheinbaum se emprenden bajo la narrativa de beneficiar la producción nacional, pues ha manifestado que el eje rector del Plan México es blindar la producción nacional, su impacto no es uniforme.
Para los productores nacionales, representan una protección frente a la competencia desleal y las importaciones a bajo costos, mientras que para consumidores e importadores, pueden acarrear precios más altos y menor variedad de productos, generando condiciones de mercado menos competitivas.
El reto para esta y cualquier administración está en lograr mantener un equilibrio entre proteger la industria nacional y no aislar a México de los beneficios del comercio global.
Además, algunas formas de beneficiar a las empresas nacionales por encima de los inversionistas extranjeros con operaciones en México pueden incurrir en violaciones de los acuerdos del T-MEC.
De acuerdo con la última encuesta de expectativas conducida por el Banco de México, los retos en materia de comercio exterior se han posicionado como uno de los principales riesgos para el crecimiento económico de México.
Esto, en una coyuntura marcada por tensiones con Estados Unidos, que levanta incertidumbre sobre el futuro del Tratado entre México, Canadá y Estados Unidos (T-MEC), cuyas negociaciones están programadas para iniciar el próximo año.
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