Culiacán, Sin.- En internet y principalmente algunas páginas de Facebook abundan fotografías históricas en blanco y negro sobre Culiacán. Lo que pocos saben, es que la gran mayoría de las que han sido compartidas al público, originalmente fueron parte de un acervo privado.

Muchas de ellas pertenecieron a la colección de Miguel Tamayo Espinosa de los Monteros, un destacado promotor cultural de la capital sinaloense (1924-2015). Fue en el 2007 cuando decidió compilarlas en un libro, editado por Gobierno del Estado, “Culiacán. Colección Miguel Tamayo”.

Actualmente, uno de los números se encuentra al acceso público en el Archivo General del Estado de Sinaloa, ubicado sobre la calle Ángel Flores, en el primer cuadro de la ciudad. Este libro invita a realizar un recorrido visual por preservar imágenes del Culiacán del ayer.

Ahí, Miguel Tamayo abre el baúl preciado de sus acervos personales para presentar una parte de su vasta colección de fotografías antiguas de esta ciudad. Algunas imágenes presentadas ya se han editado, desafortunadamente sin el crédito correspondiente; otras son muy poco conocidas y algunas más por vez primera abandonan el álbum privado y se presentan para el goce del público.

Este personaje de la cultura sinaloense fue un coleccionista apasionado que atesoró miles de fotos tanto del paisaje, la ciudad y su gente.

“En este más de centenar de fotografías se encuentran evidencias de las transformaciones territoriales de la localidad que hablan de la capital sinaloense en distintos tiempos. Los trazos de la ciudad, la naturaleza, los ritmos del transitar urbano, así como las lógicas de asentamiento humano y la organización del espacio, muestran segmentos de variadas tonalidades: vida económica, política, religiosa y cotidiana, elementos que forman parte de la existencia de sectores y núcleos de la sociedad local”, se lee en el prólogo.

Estas fotografías son el escenario donde aparecen actores connotados y anónimos que conforman la base de una sociedad interesante que, paso a paso, construyó su devenir.

A través de las imágenes de “Culiacán. Colección Miguel  Tamayo”, se observa un Culiacán vivido y percibido por sus moradores en una cotidianidad, tanto en lo privado como en los público, ya que es captada tanto en lo íntimo como la de convivencia social, “está presente lo solemne y rutinario, lo ordinario y sorprendente”.

En las imágenes se encuentran rasgos del espacio edificado: jardines, puentes, casas habitación, inmuebles civiles y religiosos, que adquieren importancia no sólo por su trazo arquitectónico, sino porque hablan de la gente que allí vivía y la sociedad en que interactuaba. Espacios donde lo sacro y profano se unen y se separan indistintamente.

Es importante señalar que este compendio da crédito a dos de los fotógrafos que capturaron una gran parte de este material, que del mismo modo, se han convertido en fuetes históricas para explicar acontecimientos pasados de nuestra localidad.  Nos referimos a Mauricio Yañez y Alejandro Zazueta

Las fotos que se compilan fueron captadas desde la penúltima década del siglo XIX hasta poco más de las primeras siete décadas del siglo XX, donde se presentan solo minúsculos rostros de la vida local.

Unas muestran imágenes de la vida y el escenario porfiriano, mientras que otra porción se concentra en la década convulsa de la revolución mexicana antes colmada por la relativa calma cañedista.

Al hojear las fotografías del libro de Miguel Tamayo se recrea el escenario de Culiacán, sus años porfiristas; se presenta un ambiente apacible y vegetación abundante; un espacio abierto, donde el automóvil va haciendo acto de presencia en la Plaza de Armas, hoy  Plazuela Álvaro Obregón, escenario típico de convivencia de los culiacanenses del Porfiriato.

 

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