Por Miguel Silerio / Fotos: Favia Lucero / La Verdad Juárez
Ciudad Juárez— La última vez que Patricia Acosta habló con su hijo Mauricio fue la mañana del 22 de julio de 2024. Ese día, él salió rumbo a su trabajo como electricista en una empresa. Horas más tarde le llamó para decirle que lo habían despedido y que pensaba comprarle una planta con el dinero de su liquidación.
Patricia le pidió que no lo hiciera, que mejor guardara su dinero, pero Mauricio le respondió que no se preocupara porque pronto encontraría otro empleo. Esa conversación fue la última tuvieron.
Tras su desaparición, la familia inició un recorrido por hospitales, cárceles y estaciones de policía en busca de alguna pista. Desde entonces no se sabe nada de él, ni hay indicios sobre su paradero.
“Quisiera ver más respuestas, más búsqueda, más resultados. Y no que solo me digan: ‘aún no sabemos nada, venga en dos meses a ver qué tenemos’”, reclama Patricia.
Aun con la incertidumbre, Patricia confía en que un día volverá a abrazar a Mauricio. Dice que lo primero que hará cuando lo vea es “decirle cuánto lo amo, cuánto lo he extrañado y lo difícil que ha sido la vida este tiempo. Llenarlo de besos y abrazos que no le he podido dar. Eso es lo que le diría: ‘mi hijo, te amo, te necesito a mi lado, y bendito Dios que estás vivo’”.
Patricia forma parte del Colectivo Familias Unidas por la Verdad y la Justicia, donde ha encontrado un espacio de apoyo que ella describe como una nueva familia: “Somos una gran familia. El dolor nos ha unido en el colectivo. Ellos luchan con nosotros día a día, siempre están con nosotras y comprenden nuestro dolor. Las mamás y los familiares afectados nos hemos convertido en una sola familia”.
Un caso similar es el de Jacobo Orozco, padre de Jacobo Orozco García, desaparecido en el poblado de Palomas, municipio de Ascensión, en noviembre de 2014.
En más de una década, su familia no ha obtenido respuestas sobre su paradero ni ha visto un trabajo de búsqueda serio por parte de la Fiscalía. Aunque Jacobo desapareció junto a otras dos personas que fueron localizadas con vida, hasta hoy no se sabe nada de él.
“Cuando yo fui a denunciar la desaparición de mi hijo, ellos decían que mi hijo se desapareció en Palomas, que hasta ellos tenían miedo de ir a Palomas a buscarlo, que por qué andábamos nosotros yendo a buscarlo allá. Las autoridades no nos pelan ni nos hacen caso. ¿Por qué será?”, cuestiona.
Jacobo denuncia que la respuesta más común de las autoridades es la criminalización: asumir que las personas desaparecidas estaban involucradas en actividades delictivas.
“No les interesa. Piensan que todos nuestros desaparecidos son delincuentes, porque a ellos no les ha pasado lo mismo”, lamenta.
Entre mariposas y cartas al cielo
Este sábado 30 de agosto, Patricia y Jacobo, junto a otros familiares de personas desaparecidas conmemoraron el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas con un acto de memoria y protesta en el Memorial Permanente instalado en el Parque Borunda, al pide del Monumento a la Madre.
Ahí denunciaron las omisiones de las autoridades en los procesos de búsqueda —tanto en vida como en no vida—, las violencias institucionales de las que son víctimas y la indiferencia de los tres órdenes de gobierno, que además suelen excluir a las familias de las investigaciones.
Como parte de la jornada, intervinieron los murales del Memorial Permanente ‘Memoria Viva’, creados por la artista juarense Ana Infante. Las familias colocaron mariposas alrededor del mural dedicado a la señora Luz del Carmen Flores, quien durante 16 años buscó a su hija Luz Angélica Mena Flores, y que falleció hace un año, el 29 de agosto de 2024.
Apenas el mes pasado, el mural en su honor había sido dañado por carteles de inscripción de la Secundaria Federal 1, en cuya pared fueron pintadas las obras con autorización de la escuela. Hoy, tras ser restaurado, el mural luce coronado por mariposas, símbolo que recuerda las palabras de doña Luz del Carmen, quien solía decir que, al morir, volvería convertida en ellas.
“Más que pintura sobre muros, Memoria Viva es un acto de acompañamiento, justicia y empatía, un puente entre familias y sociedad, que recuerda que nadie debe ser olvidado y que el arte y la memoria pueden transformar la ausencia en fuerza colectiva”, comentó la artista.
Más tarde, las familias realizaron la actividad Cartas al cielo, en la que escribieron mensajes para sus seres queridos desaparecidos y los ataron a globos blancos. El ejercicio fue acompañado por la psicóloga Andrea Ceniceros, quien explicó que el objetivo es ayudar a las familias a aprender a soltar.
De manera simultánea, los globos se elevaron en el cielo nublado de este sábado y se perdieron a lo lejos, mientras las familias se abrazaban y consolaban entre sí.
En círculo, se dieron un momento para escuchar la canción Vive, de Napoleón. Cada persona recibió una rosa blanca —símbolo de que sus mensajes fueron recibidos— y concluyeron con un abrazo colectivo.
Mantienen viva su lucha y la memoria
En la actividad también participó Judith Galarza Campos, en representación de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Fedefam), quien recordó que el 30 de agosto fue declarado Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas mediante la resolución A/RES/65/209 de la Asamblea General de la ONU en 2010, y subrayó que esta fecha sirve para mantener viva la lucha y la memoria.
Señaló que, pese a los avances alcanzados en la lucha contra las desapariciones forzadas, prevalece la impunidad de quienes participaron en estos crímenes, incluidos policías, militares, jueces, empresarios y dueños de medios de comunicación.
“Hoy nos unimos en una sola voz, en una sola lucha a nivel mundial, un solo dolor, una sola esperanza, una sola convicción de que los vamos a encontrar”, dijo Galarza.
Finalmente, las familias leyeron un pronunciamiento en el que recordaron a las autoridades su deber de buscar a las personas desaparecidas, dar resultados, incluir a las familias en los procesos, brindar un trato digno y garantizar la reparación del daño.
También subrayaron que la crisis de desapariciones forzadas en México supera ya los 130 mil casos y agradecieron la solidaridad de la comunidad que acompañó la conmemoración y respalda su causa.
“En esta ocasión, movidas por la esperanza, decidimos hacer acciones que reflejan todo el amor que tenemos por nuestras hijas, hijos, hermanas y hermanos desaparecidos. Aquí, en este espacio tan importante para nosotras, el Memorial Permanente de Personas Desaparecidas ‘Memoria Viva’, queremos recalcar, que a pesar del panorama tan desolador que se vive en el país, seguimos de pie, buscándoles y recordándoles a cada momento”.
Hay 4 mil 694 personas desaparecidas en Chihuahua
Silvia Méndez, directora del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte (CDHPN), organización que acompaña al colectivo, señaló que el panorama de las desapariciones forzadas en Chihuahua está marcado por la inoperancia de las autoridades y la indiferencia social.
Advirtió que las familias se encuentran en una situación de riesgo, pues son ellas quienes encabezan las búsquedas. Además, suelen ser criminalizadas tanto por las instituciones como por algunos sectores de la sociedad.
“Lo que queremos es que las familias sean vistas como un signo de esperanza, porque son ellas quienes buscan, quienes salen y exponen sus vidas, con el único fin de encontrar a sus seres queridos”, expresó.
De acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado obtenidos por la organización, actualmente hay 4 mil 694 reportes vigentes de desaparición o no localización en Chihuahua, de los cuales mil 181 corresponden al municipio de Juárez.
Méndez explicó que desde el CDHPN, junto con el colectivo de familias y otras organizaciones, se mantiene un diálogo constante con la Fiscalía de la Zona Norte, la Fiscalía General del Estado, la Fiscalía Especializada en Violaciones a Derechos Humanos, la Unidad de Desaparición Forzada y ministerios públicos. Sin embargo, dijo, los avances hasta ahora han sido nulos.
Actualmente, el CDHPN acompaña a 33 familias, aunque estima que en los últimos años ha trabajado con más de 100. Todas ellas se han organizado colectivamente para participar en los procesos de búsqueda y capacitarse en la exigencia de justicia ante las autoridades.
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