Culiacán, Sin.- El inicio del ciclo escolar 2025-2026 en Sinaloa no estuvo exento de sobresaltos. El pasado martes, doce planteles educativos en las sindicaturas de Villa Juárez, Navolato, y Tepuche, Culiacán, suspendieron actividades de manera preventiva ante la presencia de incidentes de seguridad que ponían en riesgo a alumnos, docentes y personal administrativo, informó Gloria Himelda Félix Niebla, titular de la Secretaría de Educación Pública y Cultura (Sepyc).
La medida afectó a cuatro preescolares, cuatro primarias, dos secundarias y un Cobaes en Villa Juárez, mientras que en Tepuche un plantel cerró temprano en la mañana. La decisión se tomó tras recibir información sobre la posible circulación de grupos armados en la zona, que motivó avisos oportunos tanto a docentes como a padres de familia para que no asistieran a las escuelas, explicó la secretaria.
“El día de ayer únicamente se tomaron precauciones respecto a la sindicatura de Villa Juárez, donde durante la madrugada se especuló sobre la presencia de alguna circunstancia de persecución o algún incidente de seguridad. En Tepuche, un plantel cerró de manera preventiva”, precisó Félix Niebla.
Además de la suspensión de actividades, la SEPyC reforzó la comunicación con los planteles educativos y los protocolos de seguridad ante cualquier riesgo. Según la titular, estas medidas incluyen la coordinación constante con autoridades de seguridad y la activación de planes de reacción específicos en caso de amenazas, garantizando la protección de la comunidad educativa.
Tras la jornada del martes, este miércoles los planteles retomaron la presencialidad, registrando en general un 85 por ciento de asistencia en todo Culiacán en nivel básico, que comprende el nivel preescolar, primaria y secundaria, un indicador que la secretaria calificó como sumamente positivo en medio de un contexto de violencia creciente en el estado.
La vuelta a clases se dio con la certeza de que la mayoría de los docentes se desplaza desde Culiacán hacia Villa Juárez y Tepuche, por lo que la alerta preventiva permitió que tanto personal como alumnos evitaran riesgos innecesarios.
“Todos los planteles educativos tienen protocolos de reacción definidos ante situaciones que pudieran generar riesgos para la comunidad educativa, y estos se activan de manera oportuna”, subrayó Félix Niebla.
El cierre temporal de escuelas refleja cómo la violencia en Sinaloa, intensificada desde la narco guerra que cumple casi un año, impacta directamente en la educación y la vida cotidiana. La decisión de suspender clases fue estrictamente preventiva, buscando garantizar la integridad física de alumnos y docentes, un recordatorio de que los efectos de la inseguridad trascienden las calles y llegan a los espacios donde deberían sentirse seguros.
El regreso a la presencialidad, aunque parcial y con medidas estrictas, marca un esfuerzo por mantener la normalidad escolar pese a la incertidumbre que domina la región.
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