Culiacán, Sinaloa.- La mañana de este sábado 6 de septiembre, el sonido de las sirenas de los camiones de bomberos interrumpió el bullicio típico de la ciudad. Esta vez no se trataba de una emergencia, sino de un homenaje y despedida hacia su compañero Julio César Murillo López, asesinado el pasado miércoles 3 de septiembre.
Uno a uno, los camiones de bomberos que se encontraban apostados en la entrada de la funeraria ubicada sobre el Bulevar Emiliano Zapata, comenzaron a avanzar hacia la Estación Central localizada en el boulevard Leyva Solano.
En las calles, el tráfico fue detenido por elementos de tránsito, permitiendo el avance de la caravana donde decenas de bomberos y familiares caminaban con paso lento acompañando el féretro.
Los vecinos y transeúntes se asomaban para ver el motivo de tanto movimiento, y rápidamente comprendieron que no se trataba de un desfile o una marcha, sino una despedida a una víctima más de la violencia que se vive en Culiacán.
Al llegar a la estación, con absoluto respeto, el féretro fue bajado del camión por sus compañeros y colocado al interior, donde rodeado de amigos, compañeros y familiares fue despedido entre lágrimas y recuerdos de compañerismo, quienes le agradecieron sus años de servicio hacia la comunidad.
“Su recuerdo sigue y seguirá vivo en cualquier tipo de emergencia, llámese incendio, rescate vehicular, urbano, acuático etcétera. Los bomberos siempre seremos ángeles dispuestos a salvar la vida de sus semejantes. Su recuerdo vivirá en cada servicio, en cada llamado de auxilio, en cada vida salvada”, expresó el comandante Efraín Araujo, frente a los presentes.
Además, realizó un contundente llamado a la ciudadanía, autoridades e incluso a los sicarios: la labor de los bomberos es salvar vidas y no le hacen daño a nadie.
“Yo le quiero decir a los compañeros, a los familiares, a los amigos, a las autoridades, a los sicarios, a todo mundo, que los bomberos no le hacen daño a nadie, los bomberos nos preparamos, nos capacitamos, nos entrenamos con la finalidad de salvar vidas. Así que grábenselo bien, un bombero jamás le hará daño a nadie”, expresó.
Después de un pase de lista donde todos gritaron “presente” al escuchar el nombre de Julio César Murillo, el féretro fue regresado de manera solemne en el camión de bomberos para hacer su último recorrido.
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