Culiacán, Sin.– La mazatleca Lucía Ribeiro es una de las cinco nominadas a los premios otorgados por la Asociación de Críticos y Periodistas Teatrales (ACPT), en la categoría “Actriz Revelación”, por su participación en la obra Anatomía de un suicidio. Esta nominación la consolida como un claro ejemplo del talento y el arte que surgen en Sinaloa. En entrevista con ESPEJO, compartió su trayectoria y lo que significa para ella este reconocimiento.
Lucía compartió que, desde pequeña, había sido fanática del cine, y que había algo en la pantalla grande que la atrapaba. Ir al cine, rentar o comprar películas alimentaba ese amor por el séptimo arte, y directores como Steven Spielberg la inspiraban a soñar con pertenecer a ese mundo.
Fue en su adolescencia cuando finalmente dio sus primeros pasos sobre el escenario, al participar en su primera obra de teatro, y con ello consolidó su amor por la actuación.
“En primero de secundaria, en el Colegio El Pacífico de Mazatlán, fue la primera vez que me subí a un escenario. Pero creo que desde mucho antes ya lo sentía; solo que no sabía exactamente qué era la actuación, cómo se hacía ni qué tenía que hacer para dedicarme a ello.
En ese sentido, pienso que mi amor por la actuación nació junto con mi amor por el cine. Desde muy chica he sido fanática de las películas: ir al cine, rentarlas o comprarlas. Recuerdo ver, especialmente, películas como E.T. de Spielberg y pensar: ‘Quiero estar ahí, quiero vivir esas historias, quiero ser parte de esos mundos de fantasía y ciencia ficción’. Y creo que la actuación, sobre todo en el cine, te acerca mucho a esos mundos”, dijo.
Con solo doce años, ya había experimentado lo que se siente interpretar a un personaje frente a varias personas. Y, pese a los nervios, las piernas temblorosas y el miedo al “qué dirán”, bajarse del escenario no estaba en sus planes.
Al entrar a segundo de secundaria, se mudó a Culiacán por motivos laborales de su mamá. Fue en la capital sinaloense donde le pidió que la inscribiera en una escuela de actuación. Comenta que, en un principio, la solicitud tomó por sorpresa a su madre, ya que, según relata, Lucía sufría de ansiedad social.
“Le dije a mi mamá que me metiera a clases de actuación, que quería ser actriz. Creo que al inicio fue raro, porque desde chica he sufrido de ansiedad social y, por lo mismo, nunca iba a clases de verano, fiestas ni cosas así; prefería estar en casa viendo películas y jugando. Pero fue tanta la insistencia que me metió a clases. Fue en un taller en la Casa de la Cultura de la UAS, con el maestro Adonay Cabrera.”
Durante un tiempo, Ribeiro estuvo cambiando de espacios de formación por distintas razones: primero en la Casa de la Cultura; después, tomó una carrera técnica con el grupo Tatúas, donde trabajó con maestros como Lázaro Fernando y Fito Arriaga.
Su último espacio de formación fue IDEA, antes de tomarse una pausa, ya que no encontró otros lugares donde continuar sus estudios.
Sin embargo, nunca dejó de asistir a presentaciones teatrales. En especial, frecuentaba La Nave, un espacio perteneciente a la compañía Todo Terreno, dirigida por Juan Mendoza.
Comenta que su asistencia era tan frecuente que el elenco ya la conocía, y fue ahí donde conoció a Judith Cárdenas, quien pronto se convertiría en su mentora, invitándola después a formar parte de su nuevo proyecto: Expresso Teatro, donde participó en su primera obra profesional, Aserrín Aserrán, junto a Zeira Montes y bajo la dirección de Sorencio Guzmán.
“Eso fue en 2018. De ahí, al año siguiente hice de todo. Estuve en el primer encuentro de Mujeres Creando Sinaloa con el performance Ariadna, dirigido por Judith, y el videopoema Rosa, con Arde La Calle. También actué en mi primer video musical, mi primer cortometraje y formé parte de mi primer festival cultural con la obra Bajo Tierra, dirigida por Paola Castillo”, comentó.
La llegada a Ciudad de México
Su siguiente destino fue Monterrey, donde grabó un cortometraje. Durante ese tiempo, mientras estudiaba de manera remota en la escuela de la ANDA (el CCA) —ya que fue durante los años pandémicos— también cursaba un diplomado de actuación para cine. Posteriormente, tuvo que trasladarse a la Ciudad de México para continuar sus clases, ahora de manera presencial.
Acostumbrarse a la capital no le resultó complicado. Rápidamente comenzó a buscar oportunidades y descubrió que muchas personas de Culiacán también estaban en la CDMX persiguiendo el mismo sueño que ella. Poco después de su llegada, encontró una red de apoyo a través de talleres y castings.
De la mano de Cristian Magaloni, Lucía participó en su primera obra teatral en la Ciudad de México: Anatomía de un suicidio, una puesta en escena que profundiza en el impacto del dolor, los trastornos mentales y los vínculos familiares a través de la historia de tres generaciones de mujeres: madre, hija y nieta.
Tres líneas del tiempo diferentes, narradas de manera simultánea. La propuesta analiza cómo el sufrimiento emocional se hereda de madres a hijas, explorando temas como la maternidad, el deseo de autonomía y la batalla contra la depresión.
“Es la primera obra de teatro que hago aquí en CDMX, y la verdad es una producción, equipo y elenco grandes. No es cualquier cosa”, narró Lucía.
Es con esta obra que Lucía consigue una nominación a los premios de la ACPT, en la categoría Actriz Revelación.
Ribeiro relata que era consciente de que la obra podría ser nominada a algún premio, aunque desconocía cuáles eran las categorías o a cuál específicamente podría aspirar. Por eso, cuando recibió la felicitación de un colega, no comprendió de inmediato el motivo.
“El día que fueron las nominaciones, la productora de la obra nos avisó por WhatsApp que a tal hora iban a anunciar a las y los nominados. Me lo tomé como cualquier cosa porque no sabía nada al respecto. Horas después, un amigo actor me mandó felicitaciones; yo no entendía por qué, hasta que me dijo que me habían nominado como actriz revelación en los premios ACPT. Fue cuando investigué y entendí todo.”
Nunca imaginó que ella, su actuación y su desempeño serían considerados entre los candidatos a talento revelación en esta edición de los galardones.
“La verdad todavía no me cae el veinte. Personalmente siento que yo tardo mucho en reaccionar a ese tipo de cosas. El simple hecho de haber formado parte de esta obra y de este elenco, para mí ya es todo un sueño. Yo soy la más pequeña de todos, y ya es entrar en ligas mayores. Pero estoy muy contenta y agradecida de que se vea y aprecie mi trabajo y talento, y más aún, de compartirlo con actrices y actores de gran nivel.”
“Lo que me ayuda a veces es voltear a ver todo lo que he logrado”
En un mundo tan complicado como lo es el de la actuación, donde los rechazos son frecuentes y no siempre se obtiene el papel deseado, Ribeiro se mantiene firme en sus sueños. Encuentra fuerzas en todo el trabajo que ha realizado, convencida de que nada ha llegado por suerte, sino como resultado de su tiempo, esfuerzo y dedicación.
“Hay veces que sí siento que me estoy volviendo loca, que no quedo en los castings que me gustan o que quisiera ya estar trabajando en algo en Hollywood, y eso me hace sentir mal. Pero creo que lo que me ayuda es voltear a ver todo lo que he logrado: los proyectos en los que he trabajado, el hecho de que ya me conocen los y las directoras de casting y me invitan personalmente a audicionar, y ahora esta nominación que tengo… Todo eso me hace recordar que, a su tiempo, todo da frutos.”
Este mensaje también va dirigido a todos los actores y actrices sinaloenses que aspiran a vivir del arte del teatro. Ribeiro señala que aún persiste la creencia de que solo las personas con un nivel socioeconómico alto, con un linaje en el medio o con contactos pueden aspirar a lograr grandes cosas en grandes escenarios.
Sin embargo, aclara que no es así. Para ella, todo viene del trabajo duro, de saber acercarse a los lugares indicados y de mentalizarse en todo lo que implica el camino.
“Los contactos los generas tú al ir a tus clases de actuación, yendo a ver obras de teatro, a festivales de cine, conociendo personas y entablando una conversación. Todo lo que haces vale la pena, todo da sus frutos, pero tienes que ser una persona muy terca, sin dudarlo, e ir directo por ello. Pero también deben saber que, así como hay cosas buenas, también hay cosas malas en esta industria, y deben estar preparados mental y emocionalmente para ello”, concluye.
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