La presencia de Brasil en el mercado agroalimentario mexicano está tomando un papel cada vez más relevante. Aunque la apertura comercial de granos y oleaginosas entre ambos países comenzó en 2007, su impacto había sido limitado. Hoy, la historia es distinta: Brasil se consolida como un socio estratégico y, al mismo tiempo, como un competidor que preocupa a productores nacionales.

En el caso del frijol soya, Brasil logró en 2023 una participación de 25% y para julio de 2025 ya representa 30% de las importaciones mexicanas. Su liderazgo como mayor productor mundial ha sido clave para ganar terreno en este segmento, desplazando poco a poco la dependencia de Estados Unidos.

La apertura a la carne brasileña llegó en 2022, como parte de medidas antiinflacionarias. Desde entonces, el crecimiento ha sido vertiginoso:

  • Carne de res: pasó de 2% de participación en 2023 a 34% en julio de 2025, colocándose como segundo proveedor de México.
  • Carne de cerdo: desde 2023 entró al mercado con producto de Santa Catarina y hoy mantiene un 2% estable.
  • Carne de pollo: tras eliminarse cupos, Brasil ya aporta 19% del total y se ubica también como segundo proveedor

Para México, la llegada de Brasil ha sido un alivio en materia de precios y abasto de alimentos básicos. Sin embargo, la competitividad de los productores nacionales está en juego:

  • En maíz y pasta de soya, Brasil sigue siendo marginal frente a Estados Unidos.
  • En soya, carne de res, pollo y cerdo, Brasil se posiciona como un rival directo gracias a su capacidad productiva: segundo productor y primer exportador mundial de res, cuarto productor y tercer exportador de cerdo, y primer exportador de pollo

Ante este panorama, productores mexicanos han comenzado a plantear la necesidad de restablecer cupos de importación, similares a los que existían antes del programa PACIC, para proteger la producción nacional.

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