Culiacán, Sin.- Motivados por el lema Do it your self, la literatura contemporánea y los postulados del escritor Ulises Carrión, jóvenes culichis han encontrado en el fanzine un catalizador para expresar sus estados anímicos en el contexto de la narcoviolencia en Culiacán.
La también denominada narcopandemia, al ser un periodo prolongado de tiempo en el territorio sinaloense, ha generado una realidad que comienza a analizarse en diversas aristas, como en el arte, y sobre todo, por jóvenes.
El fanzine fue el medio para interpretar la realidad culichi que vive jornadas interminables de violencia, provocada por enfrentamientos armados en el entorno público. Así nació el Club de los culichis que lloran.
En entrevista para Espejo, Dheyna Brito, una de las coordinadoras del taller, explica que esta idea surgió al detectar una necesidad personal, llorar, desahogarse tan solo con una amiga por el sentimiento de incertidumbre y futuro incierto que generan las guerras entre las personas.
Sin embargo, encontraron una necesidad más grande: grupos de apoyo mutuo para la ciudadanía.
“De esa conversación, me dijo mi amiga, quisiera tener un club de culichis que lloran, y yo le dije ‘ah estaría muy bien’ y nos acercamos al CELIT del ISIC”. Planteamos la idea”, comparte.
“La justificación del taller fue que teníamos que escribir. Las primeras sesiones las planeamos en esquema como un taller, pero no surgió orgánico en la gente: porque querían platicar, no querían escribir”, comenta.
Aquello se convirtió en un espacio de escucha.
Dheyna Brito, poeta y periodista.
Las redes sociales han ayudado un poco en ese aspecto, donde muchas personas escriben sobre la violencia, principalmente desde el hartazgo. Si bien lo recomendable podría ser acudir con un terapeuta, en el Club de los culichis que lloran podían ser simplemente escuchados.
Escuchar sin ser juzgado se convirtió en la principal regla, lo que conllevó posteriormente a ir tejiendo una comunidad.
“Como pasas de ser un club de culichis que lloran y ya no lloramos. Ya no lloramos tanto, porque conforme fueron pasando las sesiones, lo sacábamos, y luego ya hablamos de otros temas. Si teníamos una sesión de puro trauma, ya la siguiente hablábamos de la legalización de las drogas, por ejemplo”, menciona.
“Al final de todos los tópicos son la violencia en Culiacán, enfocado en el esquema de cómo queremos construir la paz, porque al final para saber qué es paz, también hay que saber qué es violencia y viceversa. Se arma una comunidad. Ahora nuestra movida va ser llevarlo a las periferias y a las comunidades”, anunció Dheyna Brito.
La conclusión del taller Club de culichis que lloran fue la materialización de un fanzine con los textos de los participantes. Si bien la publicación se optó por ser rápida y barata, también representa una manera independiente de resistir y ser uno mismo.
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