Culiacán, Sin.- En Alturas del Sur, un fraccionamiento que carga con la etiqueta de “zona violenta”, hoy resalta otra narrativa: la de cuatro murales que buscan transformar el espacio público y la percepción de quienes habitan y visitan la periferia de Culiacán.

El proyecto forma parte de la Ruta Mágica de Murales, impulsada por la asociación civil SUMA Sociedad Unida I.A.P., el Ayuntamiento de Culiacán y el colectivo Vamos Pintando, que desde hace dos años ha apostado por llenar de arte barrios históricamente marginados en Culiacán y Navolato.

Este mural representa a las víctimas de desaparición forzada.

“No somos solo violencia”

 

Está muy bonito, a los niños les gusta mucho, sobre todo porque se trata de niños jugando y ellos se ven reflejados en el mural”, cuenta Eréndira Torres, vecina con siete años en Alturas del Sur.

Para ella, estas intervenciones son un respiro ante la narrativa que ha encasillado a la zona como foco de violencia.

Se ha exagerado mucho. La gente tiene estigmatizado al sur, nos catalogan como lugar violento y eso afecta porque muchos no quieren venir. Claro que hay asaltos, pero no es el único lugar donde pasa. Lo que hace falta son más programas, más actividades que activen a la gente”.

A esta noción se sumó Adilene Trapera, vecina de la zona y quien desde hace dos años y medio vive junto a su familia en Alturas del Sur.

“El mural ilumina, le da vida a los edificios. Aquí pasan cosas, pero también nos etiquetan más de lo que en verdad sucede. La mayoría de las noticias meten a todas las colonias en el mismo costal: Alturas del Sur. Y no, es mucho más grande y diverso que eso”.

Murales con mensaje

 

Los artistas participantes no solo aportaron técnica, sino también su mirada crítica sobre la comunidad.

  • “Niños jugando”, de Taqhero, recuerda que, pese al estigma de violencia, en las calles de Alturas los niños siguen siendo el corazón del barrio. “Quise plasmar un recordatorio: aquí hay infancia, hay vida comunitaria. Entre convoyes de militares y la normalidad del día a día, los niños siguen jugando”, explica.
  • “Un sorbo de armonía”, de Gustavo Leal, retrata a una joven disfrutando un café matutino con música. “Quise dar un respiro. Para muchos, el café de la mañana es un momento de paz, y eso quería transmitir: tranquilidad en un lugar donde se habla más de lo malo que de lo cotidiano”.
  • “Renacer”, de Doctor Feis, representa un martín pescador y, en contraste, la silueta de un ave ausente. El mural simboliza las desapariciones forzadas que han marcado la periferia de Culiacán. “Es un gesto sobre la ausencia, sobre esa incertidumbre de no saber si una persona volverá. Mientras pintábamos, los niños pedían que escribiéramos sus nombres. Fue su forma de apropiarse del mural”, comparte el artista.
  • “Hecho con el Corazón”, fue el cuarto mural, realizado por el Colectivo Artesanos del Arte, se suma a esta narrativa con un mensaje esperanzador que refuerza la identidad comunitaria.

Arte como resistencia

 

Para Gabriela Camacho, de Vamos Pintando, el objetivo es claro. Darle a las comunidad y a la sociedad vida a través del arte y que marque la pauta para construir el Culiacán que se quiere, uno seguro y de paz es el verdadero objetivo.

Queremos empezar a dibujar la ciudad pacífica que deseamos construir. Estos murales son un esfuerzo colectivo entre sociedad civil, artistas y vecinos”.

En Alturas del Sur ya existen al menos seis murales, pero forman parte de un universo mucho mayor: alrededor de 300 intervenciones urbanas distribuidas en Culiacán. Cada una representa un muro que dejó de ser gris para convertirse en un lienzo de esperanza.

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