A la Fiscalía General del Estado le corresponde realizar la más acuciosa y creíble investigación para determinar si en realidad fue intento de robo de vehículo o ataque directo el móvil de la acometida criminal contra la unidad que transportaba a una nieta del gobernador Rubén Rocha, misma en la que resultaron heridos dos elementos de la Policía Estatal Preventiva.

Según lo que se determine con pruebas periciales sobre las motivaciones del hecho de violencia que afectó a la familia del mandatario estatal, los sinaloenses sabremos si la delincuencia organizada está actuando contra actores políticos de primer nivel o bien se trata de uno más de tantos eventos de violencia que afectan a la población en general debido a la guerra interna en el cártel local del narcotráfico.

Tal como lo estableció la presidenta Claudia Sheinbaum en la conferencia de prensa de hoy, deben ser atendidas todas las líneas de investigación independientemente a que desde que sucedió la agresión se planteó el despojo de la camioneta, hipótesis que deja dudas en la ciudadanía y de tales vacilaciones derivan miedos y sospechas de alcance unánime.

En este tema importa superar la desinformación que establece cortinas de incertidumbre en sucesos violentos ordinarios, ya que se trata de un asunto de gobernabilidad del cual derivan señales para los sinaloenses en razón de las medidas a adoptar en la atmósfera de crimen e impunidad que prevalece desde hace más de un año.

Otro elemento de contexto tiene que ver con la presencia ayer en Culiacán del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, quien trajo un balance de homicidios dolosos a la baja. ¿Fue la agresión a la familia del Gobernador una acción premeditada de respuesta al Gabinete de Seguridad federal o un evento de violencia enmarcado en el cotidiano robo de vehículos? La FGE tiene la palabra.

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