Ciudad de México.– “Ya estoy harto de este mundo, nunca en mi vida he recibido el amor de una mujer y la neta me duele, me duele saber que los chads pueden disfrutar de las foids y yo no. Yo ya lo he perdido todo, no tengo trabajo ni familia ni amigos, no tengo motivos para seguir con vida. Pero saben qué, no pienso irme solo, voy a retribuir a todas esas malditas y todos lo van a ver en las noticias”.
El mensaje fue escrito por Lex Ashton, el joven de 19 años que asesinó a su compañero Jesús Israel, de 16 años, dentro de las instalaciones del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur de la UNAM el lunes pasado. El agresor también atacó a la pareja de Jesús y a un trabajador del plantel, quien resultó lesionado.
Lex Ashton escribió el mensaje dentro de un grupo de Facebook, donde hombres que se identifican como “incels”, término machista que significa célibes involuntarios, mantienen una conversación misógina en la que atacan a las mujeres, a quienes llaman despectivamente “foids”, por prestar atención a hombres populares y con ciertas características físicas, y a quienes se refieren como “chads”.
Los propios mensajes que circulan sobre el grupo en el que estaba el joven muestran cómo fue azuzado por el resto de los miembros, al tiempo que muestran cómo a partir del asesinato y las agresiones que perpetró el lunes pasado, es visto como una especie de mártir por los demás integrantes de estos foros que se hacen llamar “brocels”, es decir, de brother (hermano) e “incel”.
Reportes de prensa sostienen que incluso la madre del joven marcó al 911 para alertar a las autoridades que su hijo se dirigía a la escuela armado. Hasta el momento esto no ha sido confirmado ni desmentido por las autoridades de la capital. La misma información sostiene que la madre del agresor ya había tenido problemas con su hijo por sus comportamientos.
Amnistía Internacional expone que la palabra “incel” proviene del inglés involuntary celibate, es decir, célibe involuntario. “Quienes se identifican con este término afirman vivir sin relaciones sexuales ni afectivas, a pesar de desearlas. Lo que comenzó como un espacio para compartir frustración emocional y aislamiento social ha derivado con el tiempo en una subcultura profundamente misógina y peligrosa”.
“El término fue acuñado a mediados de los años 90 por una joven canadiense, Alana, que creó un foro en Internet para hablar de la soledad sexual sin estigmas, en un tono empático e inclusivo. Con el paso del tiempo, sin embargo, esos espacios fueron ocupados mayoritariamente por hombres heterosexuales que comenzaron a alimentar discursos de odio hacia las mujeres, a quienes culpaban de su frustración sexual y social”, sostiene la organización.
Un artículo publicado a su vez en Nature, titulado “Radicalización dentro de una red de extremistas misóginos: un estudio de caso de un foro ‘incel’”, de Linda Coufal y León Wedel, expone que los ‘incels’ son un grupo de personas, vinculados a la misoginia en línea y a actos violentos de terrorismo, que se movilizan en torno a su incapacidad para formar relaciones románticas y/o sexuales”.
Amnistía expone que “aunque pueda parecer un fenómeno marginal o limitado al mundo digital, el movimiento ‘incel’ ha trascendido las pantallas para convertirse en una amenaza real”, como demuestra el caso mexicano. “Además de hombres frustrados que se refugian en foros anónimos para quejarse de su vida amorosa encontramos espacios donde se alimenta el resentimiento, se naturaliza el odio y se legitima la violencia”.
Los discursos “incel”, expone la organización, se construyen a partir de ideas profundamente misóginas y deshumanizadoras, que convierten a las mujeres en culpables del malestar masculino. “Pero no se detienen ahí: también desprecian a otros hombres —los llamados ‘chads’— por su supuesta superioridad genética o éxito sexual, así como a quienes no comparten su visión del mundo”.
“En este entorno, la violencia no sólo se justifica, sino que en ocasiones se glorifica. Se crean héroes trágicos, mártires de la ‘injusticia sexual’, y se fomenta una mentalidad agresiva contra una sociedad que, según ellos, les debe algo. Y cuando ese discurso encuentra un terreno fértil —la soledad, la falta de referentes, la sensación de no pertenecer—, puede dar el salto del teclado a la acción”, refiere.
Otra de las publicaciones de Lex Ashton. Foto: Redes sociales
En el caso de Lex Ashton se sabe que horas antes del ataque un perfil de Facebook con su nombre difundió imágenes de un joven encapuchado, con una mascarilla de calavera, sudadera negra con la palabra bloodbath (baño de sangre), y fotografías de cuchillos, gas pimienta y una guadaña.
La vestimenta del joven de las publicaciones es la misma que llevaba el atacante en los videos que recorren las redes sociales, en las cuales se ve el momento en el que ataca al trabajador del CCH y otro momentos después de que se lanzara de un tercer piso y se rompiera ambas piernas, situación por la cual permanece hospitalizado.
En una de sus publicaciones, el mismo perfil redactó en inglés: “Escoria como yo tiene la misión de recoger la basura”.
Milenio difundió a su vez un el testimonio de una supuesta maestra del CCH que narró los hechos previos al ataque y que aseguró que Lex Ashton:
“Les comparto de primera mano lo que sucedió porque yo estaba saliendo en el estacionamiento y estuve con Guadalupe Romero Acevedo ([a novia del chico asesinado]: el agresor es un alumno del plantel, quien portaba una especie de maquillaje de payaso a manera de máscara y encapuchado. Él llegó y atacó a Javier Hernández, un estudiante que estaba sentado en la banqueta comiendo lagrimitas con su novia. Comenzó golpeándolo y después sacó un cuchillo y lamentablemente lo apuñaló en el cuello y dos veces en el abdomen, ante la presencia de su novia Guadalupe, quien comenzó a gritar y a pedir auxilio”.
“Acto seguido, intentó golpear a la chica, pero ella se defendió y salió corriendo. Un empleado de la zona de mantenimiento, que también quiso detenerlo, fue atacado con el arma blanca, siendo herido y trasladado al hospital. Después el perpetrador se dio la fuga y al verse acorralado, porque lo comenzaron a seguir más personas, se lanzó del tercer piso del edificio IM y se fracturó las piernas. La abogada del plantel al parecer se lo llevó al hospital pese a la rabia colectiva de los trabajadores que pedían que se lo llevaran al Ministerio Público en calidad de detenido”, narró la testigo en redes sociales.
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