Ciudad de México.- A 11 años de la noche de Iguala, la búsqueda de justicia sigue atrapada entre promesas incumplidas y líneas de investigación congeladas, y para las madres y los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el caso ha transitado de “las mentiras del gobierno de Enrique Peña Nieto” a avances parciales con Andrés Manuel López Obrador, que se detuvieron al “toparse con los militares”, para llegar al actual sexenio de Claudia Sheinbaum Pardo, con quien consideran que el proceso sigue estancado.

En entrevista con Animal Político, Isidoro Vicario Aguilar, abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan y representante del colectivo “Nos Faltan 43”, advirtió que el voto de confianza que le otorgaron los padres y madres de los 43 normalistas a la presidenta “se va diluyendo poco a poco al no tener los resultados”.

La percepción de Vicario es clara: “A la presidenta se le dio un voto de confianza, muchos padres y muchas madres decían, sobre todo las madres, ‘ella es mujer, nos va a entender, probablemente sea mamá y tenga un hijo, va a entender nuestro dolor’. Pero con estas reuniones que se han tenido, han visto que la disposición y la voluntad que ha referido tener en el caso de Ayotzinapa no se refleja en los hechos”.

Señaló que, tras la próxima reunión programada con la presidenta para principios de noviembre, los padres evaluarán los resultados y decidirán si continúan con las mesas de diálogo o buscan otros mecanismos de presión y exigencia de justicia. Según explicó, durante el sexenio de López Obrador los padres tomaron decisiones similares, suspendiendo reuniones hasta recibir información novedosa que justificara retomarlas.

Isidoro Vicario | Foto: Captura de pantalla

Expectativas sobre la investigación de telefonía celular

Desde el inicio de la administración de Sheinbaum, las familias han sostenido cinco encuentros con ella. En la última reunión, el 4 de septiembre, esperaban recibir información concreta sobre una de las líneas clave del caso: el análisis de la telefonía celular, que apunta a que algunos dispositivos de los estudiantes desaparecidos permanecieron activos después de los hechos del 26 de septiembre.

Esta expectativa se generó luego de que la presidenta anunció a los padres y madres, en una de las reuniones previas, la formación de un nuevo equipo técnico, integrado por personal de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana que, en coordinación con la fiscalía del caso, “iba a realizar un trabajo más científico en el tema de la telefonía celular, que iba a reanalizarlo porque no se había profundizado”.

La investigación sobre la telefonía celular no es un tema nuevo, sino una recomendación previa del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). Como señaló Vicario, “no es que sea una nueva línea, un nuevo tema, en el caso de Ayotzinapa, no es así. Esas recomendaciones han sido de parte del grupo de expertos”.

Ángela Buitrago, Claudia Paz y Paz y Francisco Cox durante la presentación en marzo de 2022 del Tercer Informe Ayotzinapa del GIEI. | Foto: Archivo / Cuartoscuro

Obstáculos en el acceso a información militar

Otro obstáculo que persiste en el caso es el acceso a los 800 folios del Ejército, un conjunto de documentos que los padres y madres consideran fundamentales para avanzar en la investigación.

Vicario subraya que “tampoco se ha querido avanzar” en este tema y recordó que, en una de las últimas reuniones con López Obrador, el entonces presidente afirmó: “Nosotros ya pedimos información al Ejército, y lo que nos responde es que ya no tiene ningún archivo para entregar, ya todo fue entregado”. El abogado señala que “esa también ha sido la misma postura de la presidenta, es decir, que ‘el Ejército nos dijo a nosotros que ya entregó toda la información’”.

Los padres y madres han manifestado que esta postura limita severamente el avance del caso. Vicario explica que “precisamente este tema que estamos comentando fue lo que orilló al GIEI a dejar el caso y abandonar el país, porque no se podía avanzar más sin la información de estos 800 folios que tiene el Ejército mexicano”.

Línea pendiente de la barandilla de Iguala

Una línea más de investigación, que sigue pendiente y que los padres y madres de los 43 estudiantes exigen que se profundice, es la relacionada con el grupo de siete jóvenes que fueron llevados a la barandilla municipal de Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014. Vicario señaló que “ahora se puede afirmar que sí fueron detenidos los estudiantes, sí fueron llevados a barandilla, y que de barandilla fue sacado este grupo de jóvenes, pero de ahí ya no sabemos más y las investigaciones no han avanzado”.

En esta línea está implicado José Ulises Bernabé García, quien en ese momento fungía como juez de Barandilla en la comandancia municipal de Iguala. Actualmente, Bernabé se encuentra en Estados Unidos, donde realizó los trámites para obtener asilo, lo que ha impedido que las autoridades mexicanas puedan detenerlo y procesarlo de manera inmediata.

Pendientes de extradición y procesamientos

Entre los pendientes importantes en el caso Ayotzinapa está la situación de Tomás Zerón de Lucio, exdirector de la Agencia de Investigación Criminal de la entonces Procuraduría General de la República, señalado por participar en la tortura de detenidos vinculados con la desaparición de los 43 estudiantes. Vicario explicó que “en esta última reunión a los padres se les informó, respecto de la extradición de Tomás Zerón de Lucio, que está en trámite”.

Vicario recordó que, hasta ahora, ninguna persona involucrada en la desaparición de los 43 ha recibido sentencia condenatoria específica por el caso; solo algunos responsables han sido procesados por otros delitos, como José Luis Abarca, exalcalde de Iguala, quien fue condenado por delincuencia organizada.

Tras renunciar en agosto pasado a la defensa de los padres de Ayotzinapa, Vidulfo Rosales se integró al equipo del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Hugo Aguilar. Al preguntarle sobre si esto pudiera influir en el avance del caso, Vicario señaló que “no hemos abordado el tema porque es reciente, pero creo que en algún momento tendríamos que valorarlo, porque varios de los expedientes de las personas detenidas por el caso Ayotzinapa se encuentran en proceso, no hay ninguna sentencia condenatoria, todas están en proceso”.

El abogado agregó que la presencia de Rosales en la Corte podría abrir oportunidades de acercamiento con el Poder Judicial para garantizar que los procesos avancen y se logren sentencias contra los responsables.

Frustración y desgaste de las familias

Para los padres y madres de los 43 estudiantes, la frustración por la falta de avances en la investigación persiste a 11 años de la noche de Iguala.

Sobre esto, apuntó que “en la primera acusación de Enrique Peña Nieto, solamente nos mintieron; con López Obrador pudimos avanzar ahí en algunas cosas, hasta toparse con los militares y ya se quedaron estancadas las investigaciones. Y hoy, con la actual presidenta, con ese estancamiento de las investigaciones, no hemos podido dar un paso firme hacia adelante”.

Vicario señaló que el desgaste de los padres y madres de los estudiantes es evidente. Como ejemplo indicó que durante la última reunión con la presidenta, uno de los padres llegó en muletas debido a complicaciones derivadas de la diabetes, mientras otra madre enfrenta la amputación de un pie por la misma enfermedad.

Además, recordó que seis padres han fallecido en estos años, entre ellos Minerva, Saúl Bruno, Miguel Mora Venancio y Bernardo Campos. Vicario subrayó que “ha sido muy complicado para los padres y madres de los 43” mantener la resistencia frente al Estado y la descalificación pública de su lucha.

La “verdad histórica” y la desaparición forzada

La versión oficial del gobierno de Enrique Peña Nieto afirmaba que los estudiantes fueron entregados por policías municipales a Guerreros Unidos y luego asesinados e incinerados, hipótesis desestimada por el GIEI y organismos internacionales. El informe de la Comisión de la Verdad del caso Ayotzinapa (CVAJ) de 2022 concluyó que en el crimen participaron tanto integrantes del grupo delictivo como agentes del Estado, y que la creación de la “verdad histórica” fue un mecanismo de ocultamiento desde el más alto nivel del gobierno.

El GIEI documentó tortura sistemática, negligencia de las autoridades y la omisión del Ejército en la entrega de información crucial.

De acuerdo con Vicario, el caso de Ayotzinapa se inscribe en un patrón más amplio de desapariciones forzadas que ya ocurrían en Guerrero antes de 2014, pero que el caso de los 43 estudiantes visibilizó a nivel nacional e internacional. Según Vicario, “ha sido una forma que tiene el crimen organizado de causar un dolor interminable a las familias, porque no se sabe el paradero de los familiares”.

Indicó que, durante los primeros meses posteriores a la desaparición, el gobierno de Guerrero informó a los padres que habían localizado 28 cuerpos en fosas clandestinas y que estos corresponderían a sus hijos, aunque finalmente los estudios forenses demostraron que ninguno era de los estudiantes. Este hecho reflejó un patrón sistemático de ocultamiento y manipulación de información, propio de la desaparición forzada, y evidenció la estrategia del crimen organizado de desaparecer a personas para sembrar confusión y dolor.

Vicario explica que este método no solo tiene un impacto físico, sino también psicológico y social: las familias quedan atrapadas en la incertidumbre y en el sufrimiento continuo, sin poder tener certeza sobre la vida o muerte de sus hijos. Esta práctica ha marcado la manera en que los padres y las madres de Ayotzinapa han enfrentado la lucha por la verdad y la justicia.

Para el abogado, el caso de Ayotzinapa se ha convertido en un referente para otros colectivos de familiares de personas desaparecidas en todo el país: surgieron colectivos en Guerrero y otras regiones, visibilizando la problemática y creando un movimiento social que sigue vigente.