Culiacán, Sin.- Héctor Javier Mares Díaz desafortunadamente se quedó sin trabajo de un día para otro y no lo liquidaron. Pasó el tiempo y se le dificultó colocarse de nueva cuenta en otro empleo; lejos de desmotivarse se inventó un trabajo.

No fue un trabajo improvisado. De hecho, lo que ejercía anteriormente le ayudó mucho para estructurar esa idea. Era chofer de una empresa y conducir por la ciudad donde abundan los baches y los topes sin rayas era una faena cotidiana.

“Lo que pasa que en la empresa donde estaba era chofer y como conductor es con lo que batallas día con día, topes, baches, topes sin pintar que no se ven. Luego, se me complicó agarrar otro trabajo y pues la familia y los gastos no personan. Fue como me aventé a esto”, compartió en entrevista para Espejo.

Héctor Javier tiene tres años haciendo lo que denomina una labor social para los habitantes y automovilistas de Culiacán. Identifica algún tope de concreto que no esté pintado con debidas rayas y él se dispone a ponérselas.

Así anda por toda la ciudad, no se concentra en alguna zona o sector; un día puede andar en la colonia La Campiña y otro por el bulevar Las Torres, en Barrancos.

“En mí nacía decir: ‘como no pintan este pinchi tope’, decía desde aquel entonces. Ya cuando busqué en cómo conseguir ingresos, dije, me voy a dedicar a eso. Yo ya lo había detectado, fue un área de oportunidad”, mencionó.

Comenta que todavía recuerda su primer día pintando topes en Culiacán, estaba motivado. Primero acudió a comprar medio litro de pintura amarilla y así empezó, aunque esas primeras veces solo de un carril.

Con el tiempo también compró pintura blanca, mejorando incluso los trazos y diseños de estas rayas que abonan a la cultura vial.

“Ha habido situaciones donde me han dicho que no me corresponde, pero el gobierno tampoco lo hace. Dentro de lo que cabe me han apoyado dejándome trabajar. No me pongo todos los días por el tema del calor, ando por toda la ciudad. Donde se ocupe”, expone.

Héctor Javier nos comparte que lo que se defina su situación en Conciliación y Arbitraje, demanda que ya se ha prolongado por tres años, continuará haciendo esta labor. Por fortuna, dice, la ciudadanía responde bien, si bien no todos lo apoyan económicamente muchos lo motivan para seguir así.

MÁS NOTAS SOBRE HISTORIAS DE CULIACÁN: