Mazatlán, Sin.–El Gran Acuario Mazatlán, considerado el más grande de América Latina, ha buscado posicionarse no solo como un espacio de exhibición de la vida marina, sino como un sitio que conecta a las personas con la ciencia, la naturaleza y temas de responsabilidad social.

Desde su apertura, el acuario ha desarrollado diversas acciones orientadas a la inclusión y el acceso equitativo. Parte de su personal está capacitado en Lengua de Señas Mexicana, y de forma constante se realizan procesos de sensibilización para atender a los visitantes con empatía y respeto.

Con el apoyo de alianzas con instituciones como el DIF Estatal, Fundación Coppel, Fundación Letty Coppel, la organización Sucede y el Municipio de Mazatlán, el acuario ha recibido a personas en situación de vulnerabilidad, incluyendo niñas, niños, adultos mayores y personas con discapacidad, provenientes de distintas comunidades del estado de Sinaloa y de otras entidades.

Acceso para grupos diversos

Gracias a estos esfuerzos, grupos escolares, asociaciones civiles y centros comunitarios han podido visitar el acuario. Entre los visitantes se encuentran adultos mayores que participan en campamentos del DIF, estudiantes de escuelas rurales, niñas y niños con discapacidad de los Centros de Atención Múltiple, así como integrantes de asociaciones como Mi Mundo Azul, El Rancho de los Niños, Asociación Arco, Arte y Conciencia, Casa Down Mazatlán, entre muchas otras.

También han asistido escuelas de municipios como El Rosario, San Ignacio y Culiacán, así como estudiantes de Chihuahua. Algunas visitas se han dado en el marco de campañas sociales, concursos o actividades organizadas por otras entidades, como la Carrera por los Derechos de la Niñez o el programa Pañatón por el Adulto Mayor.

En total, se calcula que más de 31,000 personas han participado en estas iniciativas.

Historias que se comparten

Cada visita ha generado experiencias distintas. Desde niños que ven por primera vez una tortuga marina, hasta jóvenes que desarrollan proyectos escolares inspirados en lo aprendido durante el recorrido. Algunas familias también han encontrado en el acuario un espacio para crear recuerdos significativos en medio de situaciones complejas, como enfermedades o dificultades económicas.

El acuario se presenta como un espacio donde el conocimiento científico convive con la interacción directa con especies marinas. Además, busca que esta experiencia esté disponible para públicos amplios, no solo para quienes pueden pagar una entrada.

Este trabajo ha sido posible a través de la colaboración con diversas escuelas, asociaciones y fundaciones. Entre ellas se encuentran jardines de niños, escuelas primarias y telesecundarias de comunidades rurales, centros de atención múltiple, asociaciones civiles dedicadas a la discapacidad, casas hogar, centros de rehabilitación y programas de atención a adultos mayores, entre otros.

Estas visitas no solo promueven el contacto con el mundo marino, sino que también fortalecen vínculos entre instituciones públicas, privadas y sociales que trabajan con poblaciones diversas.

 

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