Culiacán, Sin.- El calor ya no es una temporada: es una condición de vida para Culiacán. Así lo confirma el estudio de Calor Extremo México, donde especialistas advirtieron que la capital sinaloense enfrenta un futuro ambiental marcado por la sequía y el aumento constante de la temperatura.
De acuerdo con la investigación expuesta por la titular del Centro de Estudios Territoriales y Políticas Públicas, Jimena Iracheta Carroll, Culiacán ha registrado efectos de sequía cada año desde 2003.
“Es un escenario permanente. Culiacán siempre tendrá sequía; debemos aprender a gestionarla, no solo a resistirla”, señaló Iracheta Carroll.
A esto se suma una proyección de incremento de 1.76 °C en la temperatura promedio hacia 2040, lo que podría agravar los efectos sobre la salud, el entorno urbano y la economía local. La experta advierte que podríamos estar viviendo el verano más frío de la región.
La ciudad que dejó de refrescarse
Según la investigación “Calor Extremo México”, impulsada por el Centro Eure con el apoyo del IMPLAN Culiacán, la Sociedad Botánica y Zoológica de Sinaloa y la Fundación Coppel, este aumento de temperaturas no es una coincidencia. Culiacán ha adoptado hábitos urbanos que, si bien no son los causantes directos del cambio climático, sí son factores que incrementan la percepción térmica.
La movilidad en la ciudad de Culiacán está mayormente inclinada hacia el uso del automóvil particular. Según Iracheta, apenas el 32 por ciento de los culiacanenses optan por el transporte público.
En 2023, Culiacán superó el promedio nacional de 449 vehículos por cada mil personas, al alcanzar un promedio de 607 vehículos por cada mil habitantes. Incluso, en comparación con el año 2000, cuando el indicador era de 213 vehículos por cada mil, 2023 registró un incremento del 184.9 por ciento.
La pérdida de vegetación también es alarmante: en poco más de dos décadas, el municipio ha perdido 145 kilómetros cuadrados de bosque, equivalentes a seis kilómetros por año. Ese deterioro, junto con la expansión de la mancha urbana y el exceso de pavimento, ha generado islas de calor, zonas donde la temperatura es más alta debido a la falta de árboles y sombra.
Entre las zonas que Iracheta menciona están las inmediaciones del parque Culiacán 87, la zona del Mercado de Abastos, la avenida Heroico Colegio Militar, la colonia Díaz Ordaz, entre otras zonas industriales o espacios con grandes planchas de estacionamientos y entornos sin vegetación.
Aunque Iracheta Carroll destaca que Culiacán cuenta con apenas 4 metros cuadrados de área verde por habitante, el estudio señala que tiene una ventaja ambiental que debe aprovechar: su red de ríos, humedales y vegetación ribereña, capaces de funcionar como un sistema natural de enfriamiento si se conectan y protegen.
¿Cómo enfrentar esta situación?
El informe plantea seis líneas de acción para enfrentar el calor extremo:
- Reforestar masivamente con especies nativas.
- Incorporar criterios térmicos y materiales reflectantes en la construcción.
- Limitar la expansión urbana y fortalecer el transporte público.
- Promover la movilidad ciclista y peatonal.
- Crear reglamentos de construcción bioclimática.
- Y, sobre todo, colocar el cambio climático como eje transversal en las políticas urbanas.
“De poco sirve medir el calor si no se actúa sobre sus causas: cómo construimos, cómo nos movemos y cómo ocupamos el territorio”, concluyó la especialista.
Comentarios
Antes de dejar un comentario pregúntate si beneficia a alguien y debes estar consciente en que al hacer uso de esta función te adíeles a nuestros términos y condiciones de uso.