Culiacán, Sinaloa.- De acuerdo con los datos de trabajadores asegurados del Instituto Mexicano del Seguro Social, el número de empleos formales en Sinaloa creció en 3007 puestos en septiembre, rompiendo una racha de siete meses con pérdidas anuales. Sin embargo, el promedio anual sigue por debajo de lo percibido en 2024 o 2023, con la economía herida por una crisis de inseguridad y violencia que se extiende desde hace más de un año.

El promedio de empleo formal entre enero y septiembre de 2025 fue de 592,132 puestos, una cifra menor a la registrada en el mismo periodo de 2024 (601,171) y también inferior a la de 2023 (599,897).

El origen de los estragos en el panorama laboral sinaloense pueden rastrearse al cierre de 2,167 empresas en el último año, medido a través del número de patrones registrados ante el IMSS, así como los recortes de personal en diferentes sectores, hechos confirmados por líderes empresariales.

¿Qué pasa con el empleo en Sinaloa?

 

La caída del empleo formal ha sido explicada por miembros de la academia como una consecuencia de la actual crisis de violencia en el estado, misma que, a su vez, es resultado de una guerra interna entre facciones del Cartel de Sinaloa, que se disputan la hegemonía regional. Esta guerra estalló en septiembre de 2024 y tuvo como precedente la captura de Ismael “El Mayo” Zambada, líder de la organización criminal.

Entre las demostraciones del periodo de violencia se cuenta un repunte en los homicidios, desapariciones y robos, además de frecuentes enfrentamientos urbanos, bloqueos, ataques a viviendas y negocios. El epicentro de la espiral delictiva es la ciudad de Culiacán, que también concentra casi un tercio de todas las unidades económicas del estado.

Estos hechos han provocado un “paro técnico” en la economía de la capital sinaloense. Entre las formas en que el empresariado busca mantenerse operativo en medio de esta situación, ha estado disminuir el horario de trabajo, con su respectiva disminución salarial, o directamente realizar recortes de personal.

Cabe destacar que la crisis de seguridad no es la única dificultad que vulnera al panorama de negocios de Sinaloa. La entidad viene sufriendo de un estancamiento económico desde el fin de la pandemia, propiciado por el poco dinamismo de sus sectores productivos y rezagos estructurales en innovación, inversión, educación, seguridad e infraestructura.

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