Sinaloa.- En entrevista para Espejo, Baltazar Valdez, líder de Campesinos Unidos de Sinaloa, afirma que no pueden dar por terminada la lucha en exigencia de mejores condiciones para la comercialización de granos, especialmente del maíz. Esto, luego de una semana marcada por movilizaciones a nivel nacional, donde trabajadores del campo se han manifestado para hacer oír al gobierno federal sus inconformidades.

“Yo no puedo aceptar que no lleguemos a un acuerdo. Para nosotros, eso representa seguir siendo parte de la fuerza en el campo como productores. Si nosotros declaramos la lucha muerta, nos estamos muriendo como productores y, consecuentemente, estamos declarando que México no alcance la autosuficiencia alimentaria”, dice Valdez.

 

Este fin de semana concluyó la toma de casetas en Sinaloa, luego de que la de Costa Rica, la última bajo control de colectivos agrícolas, fuera liberada y se reanudara el cobro de peaje. Sin embargo, el líder campesino advirtió que las movilizaciones no han terminado, ya que existe un acuerdo nacional para realizar la toma de aduanas en la frontera norte con Estados Unidos.

Baltazar Valdez considera que, por parte del gobierno federal, no se le ha dado la debida importancia a los problemas en el mercado interno generados por la dependencia de importaciones de maíz.

“La dependencia alimentaria de las importaciones es peligroso para México. Lo hemos tratado de decir de mil formas, sin embargo, el gobierno federal no acepta ese peligro que corremos como país“, dice.

 

Según la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), México importó cerca de 580 mil toneladas de maíz blanco entre enero y junio de 2025, lo que representa un aumento del 253% en comparación con el mismo periodo del año anterior.

La mayor parte de estas importaciones provino de Estados Unidos, impulsadas por precios más bajos y la severa sequía que afectó la producción nacional en las principales regiones agrícolas de Sinaloa, Sonora y Tamaulipas. La preferencia del mercado por el maíz importado, debido a su menor precio, ha impactado la rentabilidad de los agricultores mexicanos.

Nosotros nunca vamos a declarar que estamos vencidos. Vamos a luchar el tiempo que sea necesario para convencer al gobierno de que nuestras propuestas sí cumplen el espíritu nacionalista de proteger a la agricultura nacional, y que queden protegidos los alimentos que el país requiere”, termina Baltazar.

 

La semana en que los agricultores de México se hicieron oír

 

La semana pasada, desde el lunes 27 de octubre hasta el último fin de semana, Sinaloa fue parte de las movilizaciones y concentraciones a nivel nacional por parte del sector agrícola mexicano. Entre las principales demandas que se escucharon en todo el país, estuvo la petición de un precio de garantía al productor de 7200 pesos por tonelada de maíz.

Luego de una reunión de negociaciones que fracasó, finalmente los agricultores de la región de El Bajío aceptaron una oferta por parte de las autoridades federales con un precio de garantía que no se especificó públicamente, aunque sí declararon que quedó por debajo de la exigencia original.

Sinaloa, al no tener cosecha del grano hasta entrado el año siguiente, estuvo fuera de dichas negociaciones y el acuerdo resultante. Actualmente, el sector se encuentra la espera de que Julio Berdegué, secretario federal de agricultura, vuelva con una propuesta para la entidad.

Ante la falta de acuerdos o acercamientos con el gobierno federal, Campesinos Unidos de Sinaloa mantuvo tomadas varias casetas en distintos puntos del estado. En Cuatro Caminos, Guasave, la caseta fue bloqueada al paso de tráileres y otros vehículos de carga, lo que generó enfrentamientos entre agricultores y transportistas hasta su liberación la noche del jueves pasado.

Por su parte, la caseta de Costa Rica, al sur de Culiacán, amaneció libre este lunes. Esto indica que fue liberada en algún momento del fin de semana, ya que hasta la mañana del viernes seguía bajo control del colectivo agricultor, el cual mantuvo el paso libre de peaje durante al menos tres días, desde el miércoles hasta el viernes.

¿Por qué protestan los agricultores?

 

El sector agrícola mexicano enfrenta una crisis sin precedentes, resultado del alza sostenida en los costos de producción, la caída de los precios internacionales de los granos y la desaparición de programas institucionales de apoyo.

De acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), los costos de producción han aumentado más de 46% en los últimos cinco años, mientras que los precios del maíz, trigo y soya han disminuido entre 30% y 50% desde los niveles máximos alcanzados en 2022. Esta combinación ha provocado un colapso en la rentabilidad del campo mexicano: en el caso del maíz blanco, el margen promedio nacional cayó de más del 50% en 2022 a apenas 12% en 2025.

Los productores también lamentan la eliminación de programas como el Ingreso Objetivo, la Agricultura por Contrato y las Coberturas de Precio, mecanismos que anteriormente ofrecían certidumbre ante la volatilidad del mercado. Sin ellos, advierten, han quedado expuestos a pérdidas y con un riesgo creciente de quiebra.

A esta situación económica se suma un aumento en la inseguridad rural, con reportes de extorsiones, cobros de derecho de piso y amenazas en distintas regiones del país. Este clima de violencia ha frenado la inversión, afectado la producción y puesto en riesgo la vida de trabajadores y líderes agrarios.

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