El operativo que encabezó la Marina Armada de México en La Brecha, Guasave, en respuesta a la agresión de un grupo de civiles armados, aporta a la confianza ciudadana en la fuerza pública federal y estatal que además de contener la acción criminal logra la anulación de personas generadoras de violencia, el rescate de víctimas y la puesta a disposición de la justicia de infractores de la ley.

Con resultados a favor de la seguridad pública la población retomará la fe en instituciones y cobrará fuerza la obra colectiva de construcción de paz, hasta restablecer la convivencia en espacios comunes, recuperar el dinamismo de las actividades económicas y las familias en general perciban que están protegidas en su integridades física y patrimonial.

El Gabinete de Seguridad ponderó a nivel nacional el resultado que reporta la muerte de 13 presuntos delincuentes, la detención de cuatro personas y la liberación de nueve víctimas que permanecían privadas de la libertad, después de que mediante un rastreo fue detectado el convoy con civiles armados al cual se le dio seguimiento desde el municipio de Navolato hasta el poblado La Brecha.

Sin dejar de reconocer lo efectivo de esta acción, así como la intervención de alrededor de 15 mil elementos militares y policiales en el plan para darle seguridad a Sinaloa, lo logrado resulta insuficiente frente a la divisa de tranquilidad y legalidad de manera permanente, cerrando el prolongado golpe que la llamada narcoguerra le ha asestado a la entidad de los once ríos.

Lo avanzado es poco ante la devastación y atrocidad derivadas de casi 14 meses de choque frontal entre células del narcotráfico y el impacto propio de incertidumbres de tipo social, económica y política. La seguridad y la credibilidad como víctimas directas de la violencia exacerbada vuelven difícil sostener la expectativa de paz cuando a los sinaloenses nos despierta a diario el recuento de homicidios, desapariciones forzadas, despojo de vehículos y planta productiva pausada.