Los Mochis, Ahome.— Luego de que en su conferencia Semanera el gobernador Rubén Rocha Moya anunciara que en la segunda quincena de noviembre comenzará la entrega de la primera etapa de las casas del Programa Nacional de Vivienda del Bienestar en Los Mochis, al norte de Sinaloa, y en ESPEJO decidimos analizar el proyecto junto con expertos para comprobar si estas viviendas de interés social realmente garantizan a las familias beneficiarias el acceso a una vivienda digna y habitable.
La primera etapa contempla 232 casas distribuidas en dos asentamientos urbanos de Los Mochis: Nuevo Horizonte y Virreyes. Mientras que en una segunda fase se entregarán más viviendas en los municipios Concordia, El Fuerte y Choix, actualmente en construcción.
De acuerdo con los anteproyectos arquitectónicos obtenidos por ESPEJO mediante una solicitud de información, las viviendas medirán en promedio 60 metros cuadrados, divididos en un área central de 24 metros, dos cuartos de 11 metros, un baño de 5 metros y un cuarto de lavado de 4 metros cuadrados.
Estos documentos, elaborados por el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), indican que en por lo menos tres predios en Sinaloa se utilizará un modelo de casa habitación desarrollado por la empresa Construcciones Ricbor S.A. de C.V.
En los desarrollos de Virreyes (4.27 hectáreas) y Nuevo Horizonte (1.88 hectáreas) se prevé construir 768 y 344 viviendas, respectivamente.
Concentrar pobreza y alejar servicios en Los Mochis
Para Francisco Ricardo Ramírez Lugo, investigador y profesor de la Universidad Autónoma Indígena de México (UAIM), estas viviendas cubren una necesidad social evidente, pero su ubicación periférica y la alta densidad poblacional podrían repetir errores del pasado.
“Ha habido ya casos así aquí mismo en Los Mochis. Por ejemplo, el Infonavit Macapule: son casas muy pequeñas, departamentales, nadie se hace responsable del mantenimiento de áreas comunes, se acaparan espacios verdes y se generan conflictos vecinales. La gente las necesita, pero nadie se responsabiliza de lo que viene después”, explicó.
Aunque las dimensiones de las casas superan los mínimos establecidos por el Infonavit (42 m²) y la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI, 55 m²), Ramírez Lugo advirtió que los problemas urbanos de Los Mochis pueden comprometer la calidad de vida de quienes las habiten.
“Ese sector está en la periferia de la ciudad y, aunque tiene servicios, pueden fallar. Tal vez no la recolección de basura, pero sí el suministro de agua. Los Mochis es una ciudad muy plana y por eso falla la presión tanto del agua potable como del drenaje. La distancia pone en riesgo garantizar este derecho”, comentó.
Transporte y habitabilidad: el otro reto de las viviendas del Bienestar
El académico también señaló la deficiente red de transporte público, que podría convertirse en un obstáculo para las familias que dependen de este medio para llegar a sus centros de trabajo o estudio.
Aun con esas limitaciones, los anteproyectos de Ricbor aseguran que los conjuntos habitacionales contarán con estándares de calidad en diseño, arquitectura y construcción, además de áreas verdes, espacios recreativos y zonas para actividades comunitarias.
Virreyes


Nuevo Horizonte







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