Culiacán, Sinaloa.- Si alguna vez has pasado por la glorieta donde está ubicado el monumento a Cuauhtémoc, seguramente has escuchado que todo el mundo le dice “La Canasta”. Pero… ¿Por qué a “La Canasta” le dicen así, si no hay ninguna canasta?

La historia se remonta a los años sesenta, cuando ese espacio no estaba ocupado por el monumento a Cuauhtémoc, sino por una fuente muy particular llamada La Fuente de la Amistad. Tenía una estructura metálica con arcos que, al entrelazarse, a lo lejos se asemejaba bastante a una canasta tejida.

Una canasta de frutas, de ropa o incluso la red de una canasta de basquetbol; eso ya dependía de la imaginación de cada quien.

IMAGEN: NORO

Su forma metálica entrelazada y abierta está claramente influenciada por las corrientes del estructuralismo y la arquitectura high-tech temprana, además de la fascinación de los 60 por las estructuras ligeras y geométricas.

La forma era tan llamativa que los culichis comenzaron a llamarla simplemente “La Canasta”, y el apodo se quedó.

Años después, en 1985, el huracán Waldo golpeó con fuerza a la ciudad y aquella fuente terminó prácticamente destruida.

Entonces, en 1986, se decidió reemplazarla por el monumento a Cuauhtémoc, obra del escultor Rolando Arjona Amábilis. Un diseño que, en comparación con la icónica canasta, resultaba menos llamativo y de una estructura más simple. Desde entonces, la canasta desapareció, pero el nombre no.

Hoy, el sitio sigue siendo conocido como “La Canasta”, incluso entre quienes nunca vieron la fuente original. Es uno de esos casos curiosos en los que el nombre popular sobrevive al paso del tiempo, e incluso más que el objeto nombrado.

Así que, la próxima vez que escuches a alguien decir “Ando por La Canasta”, ya sabes: no están hablando de una canasta literal, sino que se encuentran en la glorieta del corazón de la ciudad de Culiacán.

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