En septiembre pasado, la argentina Liliana Viola, ganadora del 6° premio Anagrama de Crónica / fundación Giangiacomo Feltrinelli 2024, conversó para ESPEJO sobre el libro con el que ganó el premio titulado La hermana, sobre sus perspectivas del periodismo en la actualidad.

Liliana Viola es periodista, editora, dramaturga y guionista. Ha escrito libros como el libro de los testamentos y los discursos del poder y se le conoce ampliamente por ser la albacea de la obra de Aurora Venturini. Sin embargo, ante la pregunta cómo se presenta empezó la conversación contestando que “Para alguien que escribe biografías, aunque no me considero una biógrafa, la pregunta quién eres es una pregunta que debería surgir fácilmente, pero es todo lo contrario

Continúa reflexionando sobre su profesión:

“Por azar o por desesperación caí en el periodismo, aunque como poeta o escritora despreciaba esa profesión. Pero hoy puedo decir que soy periodista y decirlo con absoluto orgullo, en una de las ramas de la literatura.”

La primera mujer ganadora del premio Anagrama de crónica / fundación Giangiacomo Feltrinelli reconoce que las bases del concurso permitían romper con la estructura tradicional de la crónica.

“Lo que hice fue construir algo que está en lindero entre el perfil biográfico, el ensayo literario sobre un archivo y por otro lado también es una crónica de escritorio a través del material de archivo que está hoy por hoy disponible a todas las lectoras que quieran conocer más de estas historias”

La hermana, es un libro que Liliana Viola nos presenta a la hermana Martha Pelloni, una religiosa argentina que en los años noventa se hizo popular por su implacable búsqueda de la justicia en el crimen de María Soledad Morales, una estudiante de la provincia de Catamarca que fue violada y asesinada por jóvenes de la élite.

Lo que yo intenté fue tratar con sutiliza, en capítulos pequeños, reflexionar sobre los temas más que centrarme en los hechos. El tema de cronista de escritorio no va solamente alguien que no se mueve de la silla sino alguien que con los materiales trata de buscar teorías, literaturas, preguntas que van más allá de los hechos que se van contando.”

Continúa mirando su propia obra diciendo: “no creo que sea algo nuevo, solo son las estrategias que yo busqué para no caer en todos los peligros que tienen las crónicas del horror”.

Ante los retos del periodismo actual y la forma en que la información se esfuma a una velocidad impresionante, Liliana Viola nos propone escribir desde otro lugar y utiliza un ejemplo de la conversación que tuvo con Rulo Zetaka para este medio.

“En esta entrevista tú has comenzado negándote a Wikipedia, como diciendo yo no puedo comenzar una nota hablando de esta entrevistada poniendo los datos que ya están online, porque todo mundo va a ir buscar esos datos”.

“Por lo que siento que esta velocidad de conseguir archivo apretando un botón, no solo es una facilidad, sino una exigencia para quien escribe de hacer algo absolutamente personal. Vos mismo has tenido esa exigencia con tu primera pregunta, no me digas tu currículum porque eso ya está online, decime algo más para que yo pueda llenar esta entrevista que voy a escribir”.

Cerramos la conversación hablando de su país desde la mirada de una historia como la que narra en su libro. Para la periodista esto sucede en un momento muy oscuro de su país donde hay quienes quieren convencer de que la memoria, el activismo y la justicia social no vale nada, ante ello se plantea una acción desde su quehacer.

“Quienes estamos azorados frente a este cambio de paradigma, corremos el riesgo de quedarnos paralizados, así que por lo pronto estoy apostando a que suceda todo lo contrario, estoy recuperando la historia de una monja que desde los noventa viene luchando y me parece que es decir, no es tan así como ustedes lo están presentando, resistiremos, estamos resistiendo”.

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