Las fichas de localización que emitió la Fiscalía General del Estado por la desaparición de seis jóvenes en el municipio de Concordia, es como sal echada en la herida que dejan en Sinaloa este tipo de hechos que representan mayor evidencia de la incontenible atrocidad de la guerra entre grupos criminales del narcotráfico y la impunidad que le agrega el gobierno.

Esta tierra violenta se ha quedado sin lágrimas para llorar por el dolor de víctimas y familias que han sido despojadas de sus seres amados que pasan a ser parte de estadísticas en las cuales alrederor de 3 mil personas han sido privadas de la libertad, desde el 9 septiembre de 2024 a la fecha.

La FGE a través de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas informó que los seis jóvenes, entre ellos dos parejas de hermanos, se transportaban a bordo de un vehículo tipo Combi hacia el puerto de Mazatlán, el sábado 13 de diciembre, y desde ese día se desconoce su paradero.

Este caso, que al parecer incluye a seis personas más pero sus familias no han realizado las denuncias correspondientes, recalca la ineficiencia de los operativos de seguridad pública y de la Fiscalía al tratarse de buscar y rescatar a víctimas de desapariciones forzadas y regresarlas con sus familias además de poner a disposición de la justicia a los perpetradores.

El sur de Sinaloa está marcado por la alta incidencia de desapariciones forzadas y la repercusión de este modo de barbarie en todos los sectores indistintamente. Aparte de la pisada salvaje que plasma la marcoguerra, el gobierno estampa las marcas de la desidia e insensibilidad como agravantes de la crisis de seguridad pública.