Hay un nuevo “triángulo dorado” de criminalidad que comprende los estados mexicanos de Sinaloa, Baja California y Sonora, junto con Arizona, en Estados Unidos, y está vinculado a la producción ilícita de fentanilo y al tráfico de armas de fuego, delitos que se encuentran interconectados. Esta dinámica binacional está ligada a la crisis de muertes por sobredosis de opioides en Estados Unidos y Canadá y a los miles de homicidios en México, que son muerte prevenibles, advierte el nuevo informe Fentanilo no regulado en Norteamérica, una perspectiva trilateral, realizado por expertos de Global Initiative Against Transnational Organized Crime (GI-TOC).
El fentanilo ilícito es, en esencia, un producto norteamericano. El estudio afirma que el poderoso opioide fabricado de manera clandestina se produce tanto en México como en Estados Unidos, donde se prensan cantidades significativas de tabletas y se adulteran; a diferencia de Canadá, que recibe precursores químicos desde China que son sintetizados y se venden ilegalmente para el consumo interno; evidenciando la falta de información existente sobre el tráfico de fentanilo ilegal a Estados Unidos.
El discurso del gobierno estadounidense se ha centrado en culpar a los grupos criminales mexicanos y canadienses de la grave crisis de opioides que se vive en su país; sin embargo, el informe subraya “la importante participación de ciudadanos estadounidenses en el tráfico, lo que evidencia la naturaleza transnacional del negocio”.
El fentanilo ilícito, advierte el estudio de GI-TOC, cruza la frontera entre México y Estados Unidos varias veces hasta llegar a los consumidores finales, utilizando la cadena de suministro entre los tres países norteamericanos y las perfeccionadas estrategias de tráfico que han construido los grupos criminales tras años de negocio. Las armas de fuego traficadas cumplen con un papel importante en el contrabando del fentanilo ilegal pues facilitan las operaciones de los grupos criminales.
“Si las organizaciones criminales intercambian conocimientos e información, los Gobiernos también deberían hacerlo. Para debilitar estas actividades es necesaria una respuesta transnacional”, recomienda el informe.
En México, explican los expertos de GI-TOC, es necesario publicar los datos y análisis químicos de las sustancias incautadas, que ayuden a demostrar cómo los actores de ambos lados de la frontera participan en la producción de fentanilo ilícito; también adoptar un enfoque proactivo, apoyando el trabajo basado en evidencias, como la reducción de riesgos y de daños, que realizan varias de las organizaciones civiles en apoyo a comunidades y consumidores problemáticos de sustancias; a su vez, se necesita respaldar la capacidad de actores no gubernamentales que ayuden a generar informes que combatan la desinformación y promueva la toma de decisiones informadas de las personas.
El informe está acompañado de una serie de productos que, justamente, buscan combatir la desinformación, ayudándonos a conocer cómo es la situación actual de México en relación al consumo de sustancias y la política de drogas que, lamentablemente, promueve la criminalización de consumidores de sustancias, comunidades empobrecidas e, incluso, al gremio médico que utiliza el fentanilo de grado clínico para su trabajo diario.
Aquí les presentamos las primeras tres historias que acompañan el informe:
Radiografía de los efectos del consumo de fentanilo en México
El año 2025 comenzó con una nueva campaña federal para prevenir el consumo de sustancias en México, sobre todo el fentanilo. En la radio, una voz grave y solemne advierte: «El fentanilo te mata; una familia unida te da vida».
Las mujeres pagan el precio más alto de la guerra contra las drogas
En los 11 años que lleva encarcelada en el Centro Estatal de Reinserción Social (Cereso) de La Pila, en San Luis Potosí, María, de 57 años, ha visto entrar y salir a un sinfín de mujeres. En los últimos años, ha observado un aumento de las detenciones por delitos contra la salud relacionados con drogas.
Curar duele: el costo de prohibir opioides en México
Era el año 2021, aún había escasez de medicamentos a causa de la pandemia de la COVID-19, y la anestesióloga mexicana Marisa Brito tomó una decisión desesperada: comprar fentanilo médico con receta oficial a través de internet para intubar a pacientes en estado crítico.
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