Por Vaclav Lang / @VaclavLang (X) / @Vac_Lag15 (IG) / ZonaDocs

La Santa Muerte tiene fama de ser la mano derecha infernal de los pandilleros mexicanos. De hecho, algunos son creyentes y piden su protección. Otros devotos defienden que no son delincuentes, sino que tienen sus propias razones para buscar a esta santa rechazada por el Vaticano. Entre estas razones, por ejemplo, está el hecho de que está ahí para todos. Por eso, a veces atrae a personalidades extraordinarias y, también, por eso un día de diciembre pasado, llamó la atención del autor de esta serie.

Durante casi un año, Vaclav Lang documentó a los devotos de la Santa Muerte en sus misas en una sencilla capilla del barrio de Doctores. Se convenció de que no había razón para condenarlos. Recibió una acogida extraordinariamente cálida y se encontró con gente muy común y corriente de Ciudad de México, personas con trabajos sólidos y antecedentes familiares: hombres y mujeres mexicanos decentes y amables de todas las edades. Sólo que el destino los había llevado, a menudo trágicamente, de religiones establecidas a esta figura en forma de Parca. Así, se ponen en sus manos y, dos veces al mes, acuden a rendirle homenaje. En ese abril, la capilla celebró su 22.º aniversario.

Algunas misas también incluyen un ritual de purificación antes de la Santa Muerte para aquellos que estén interesados.

No faltan las ofrendas tradicionales a la Santa Muerte, como alcohol y puros.

Los devotos se reúnen siempre al principio y a mediados de cada mes. Rezan y luego cenan y festejan juntos.

La mayoría de los creyentes no rechazan el cristianismo ni las creencias tradicionales. Incluso en sus oraciones hay pasajes dedicados a Jesucristo o a la Virgen María.

Una de los visitantes regulares que llamó la atención del fotógrafo el primer día de su visita.

Uno de los regulares más jóvenes, Ángel.

Al lado de la capilla de la Santa Muerte se encuentra un altar dedicado a Jesús Malverde

Otro tatuaje de la Santa Muerte, esta vez diseñado con un espíritu más moderno.

Los tatuajes de su creencia son frecuentes entre los fieles a la Santa Muerte. En esta foto está Sergio, que también se tatuó a su protectora.

Ricardo. Sólo había empezado a creer seis meses antes de que esta foto fuera tomada, pero su fe ya era tan fuerte que tenía a la Santa Muerte inmortalizada en su cuerpo.

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Este trabajo fue realizado por ZonaDocs, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Para consultar el contenido original, dar clic aquí.