Hoy, domingo 29 de septiembre de 2024, se cumplen 493 años de la fundación de Culiacán. Las celebraciones, ya se sabe, fueron suspendidas por el grave conflicto violento que vivimos en la ciudad, y ahora en buena parte del estado, desde hace 20 días. Nos duele Culiacán. Quienes hemos vivido aquí toda la vida nos condolemos de nuestra ciudad y de su gente. Nos condolemos por nosotros mismos.

Y sí, es cierto, somos una sociedad resiliente, pero no en el sentido en que lo claman y declaman los personajes del poder. No somos resilientes por aceptar pagar la factura de lo que los gobiernos deben hacer y no hacen. Esa “resiliencia” está muy cerca de la resignación.

Somos resilientes porque nos sobreponemos a la desgracia, sí, nosotros mismos. Como ocurrirá esta mañana con la marcha, concentración y encuentro “Culichis por la paz”.  No un paso hacia la resignación, sino hacia la re-signación: una movilización y un hecho colectivo de conciencia con el que nos cargamos de nuevos signos, con el que cargamos el horizonte de nuevos significados y expectativas.

No se trata de esas invocaciones triviales y hasta chabacanas de la belleza de nuestros crepúsculos, nuestra naturaleza generosa, nuestra franqueza característica, nuestro carácter abierto y chinaco, nuestros verdes valles o hasta la belleza de las mujeres culichis. No se trata tampoco, como siempre dicen los gobernadores y los presidentes municipales, de que las y los culichis seamos gente templada en el trabajo. No se trata de esa oratoria quedadora de bien.

 

Se trata de ir avanzando con claridad y firmeza como sociedad. No hay de otra, ya está visto que nadie lo hará por nosotros. Hacer de los cascajos ahumados palabras, nuevos signos. Ir más allá del discurso oficial y del mainstream de la cultura de masas en la música, la moda, el consumo cultural.

Proponer —con la participación de las universidades, las ONG, las organizaciones gremiales y otros organismos civiles— una agenda de discusión que, desde la historia, la etnografía, la sociología y la economía, sumando las experiencias de grupos sociales diversos, ordene un debate sobre la región y genere iniciativas que desaten, en verdad, nuevas sinergias urbanas y comunitarias.

Iniciativas que, por así decirlo, “polinicen” lo social. Sin simulaciones, convencidos y convencidas de que no podemos evadir más, con puros buenos deseos o apesadumbrada resignación, este hecho colectivo de conciencia.

Esa es la mejor manera de recuperar nuestra ciudad y llegar pronto, en mejores condiciones, a la celebración de los 500 años de su fundación.

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Ronaldo González Valdés. Culiacán, Sinaloa (1960). Sociólogo, historiador y ensayista. Sus últimos dos libros publicados son George Steiner: entrar en sentido (Prensas de la Universidad de Zaragoza, España, 2021) y Culiacán, culiacanes, culiacanazos (Ediciones del Lirio, México, 2023). La Universidad Pedagógica Nacional publicará próximamente su libro Tiempo y perspectiva: El Guacho Félix, misionero secular.

 

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