Por: Daniel Rodríguez, investigador en Mexicanos Primero Sinaloa

En el corazón del debate sobre la educación, resuena la voz de aquellos que están en la línea de frente: los maestros y niños. La experiencia cotidiana de las y los docentes, su compromiso con el aprendizaje de sus alumnos y sus preocupaciones, reflejan las realidades más urgentes que enfrenta el sistema educativo. Recientemente, un sondeo llevado a cabo por Mexicanos Primero, dio voz a 500 maestras y maestros, revelando inquietudes cruciales que abordan la columna vertebral de la educación en México. Entre estas preocupaciones destacan la infraestructura escolar y la violencia, dos temas que no sólo afectan a los educadores, sino que también repercuten directamente en el bienestar, el desarrollo y el aprendizaje de los estudiantes.

La infraestructura escolar no es una preocupación exclusiva de las y los docentes. De hecho, en la Consulta Nacional a Niñas, Niños y Adolescentes ¿Me escuchas? 2022, 5.75% de las y los encuestados en Sinaloa mencionó que les preocupa la educación y las condiciones de su escuela. Y es que la inquietud que este tema genera en la comunidad educativa se encuentra evidenciada por datos duros.

 

En México, según información de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), en el ciclo escolar 2021-2022, 26,463 escuelas en el país operan sin luz eléctrica; 56,109 sin agua; 43,558 sin lavamanos; y 5,950 sin sanitarios.

Por su parte, en Sinaloa la situación no es distinta. Durante el mismo ciclo escolar, las escuelas públicas de educación básica, 22.5% carecen de sanitarios; 20.3% no tienen agua potable; 19.5% no cuentan con lavamanos; y 8.6% se encuentran sin electricidad. Eso es solamente considerando los servicios básicos de infraestructura, pero si se toma en cuenta otros elementos importantes como lo es la conectividad digital, la cual es indispensable para garantizar la educación y el acceso a información, se tiene que sólo 46.1% de las escuelas en el estado cuenta con computadoras, y únicamente 13.3% tienen acceso a internet.

El otro tema a analizar es el de la inseguridad. En el sondeo realizado por Mexicanos Primero, las y los maestros consideraron a la violencia y al crimen organizado como una amenaza para la calidad de la educación. Lamentablemente, esta es una inquietud que también padece la niñez sinaloense. En la consulta ¿Me escuchas? 2022 (mencionada anteriormente), 51.59% de las niñas, niños y adolescentes señaló que lo que más les preocupa es las violencias y el maltrato; y 15.45% de los encuestados mencionó a la seguridad en casa, las calles y los parques como su principal preocupación.

Lastimosamente, estas preocupaciones se vieron reflejadas en la realidad del estado. Durante la semana anterior, Sinaloa vivió momentos delicados en cuestiones de inseguridad, donde lamentablemente se vieron afectadas niñas y niños, quienes fueron privados de su libertad, así como sucesos violentos ocurridos en las cercanías de inmuebles escolares.

En suma, la educación se ve gravemente comprometida cuando la infraestructura escolar es precaria y la inseguridad acecha en las puertas de las aulas. Los datos son alarmantes y evidencian una situación urgente que demanda la atención inmediata de las autoridades. Negar la importancia de abordar estos problemas sería privar a la niñez y juventud del derecho humano a una educación digna y segura. Es imprescindible que se tomen medidas concretas para resolver estas problemáticas, garantizando así un entorno propicio para el aprendizaje y el desarrollo integral de las futuras generaciones.

 

Ante esta realidad innegable, es hora de que las y los candidatos del proceso electoral 2024 asuman su responsabilidad y coloquen a la educación en el centro de sus agendas. Se requiere una inversión sustancial en la mejora y mantenimiento de la infraestructura escolar, asegurando que todas las escuelas cuenten con los recursos básicos necesarios para operar adecuadamente. Además, es fundamental implementar estrategias efectivas para abordar la violencia y la inseguridad en las comunidades educativas, mediante un trabajo colaborativo entre autoridades locales y la sociedad civil para crear entornos seguros para los educandos. Las niñas, niños y jóvenes en Sinaloa, mas que promesas de campaña, merecen un presente y un futuro con mejores oportunidades.

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO