Por: Daniel Rodríguez

En los últimos meses del sexenio, y estando a pocas semanas de que se lleve a cabo la elección presidencial, es un momento justo para reflexionar sobre el balance educativo que deja la administración federal. En ese sentido, contrastando las metas planteadas en el Programa Sectorial de Educación 2019-2024 con algunos indicadores relevantes en esta materia, es posible concluir que la administración actual hereda una deuda con las y los estudiantes en México.

En los indicadores reportados en el Quinto Informe de Gobierno, la cobertura (tasa bruta de escolarización) en el nivel media superior fue de sólo 80.8%, considerablemente por debajo de la meta de 90% que se propuso alcanzar para el año 2024.

 

Asimismo, existe una disminución en la cobertura de atención a niñas y niños de la primera infancia (menores de 6 años) en comparación con el indicador presentado en 2018. En el caso de las y los estudiantes que se encuentran en los deciles de menor ingreso económico, esta tasa se redujo 2.3% en educación básica y 1.5% en media superior en comparación con los indicadores al inicio de la administración.

Por otra parte, si bien hay un avance positivo con relación a la reducción del abandono escolar, la tasa neta de matriculación en el nivel primaria (porcentaje de niños entre 6 y 11 años matriculados oportunamente) pasó de 98.7 a 95.8% entre 2018 y 2023. Mientras que la cobertura en los niveles de secundaria se disminuyó en 4 puntos porcentuales (de 97.5 a 93.5%) y en media superior 3.4 (78.5 a 75.1%) en esos años, respectivamente. En otras palabras, hay menos abandono escolar de los alumnos, pero también son cada vez menos las niñas, niños y jóvenes que están inscritos de manera oportuna en su trayectoria educativa. Esto es importante precisar, ya que, si bien es positivo evitar que los alumnos dejen la escuela, no se puede ignorar y excluir a aquellos que se encuentran fuera de ésta.

Finalmente, en cuanto al indicador de aprendizaje, en dicho plan sectorial se propuso incrementar el porcentaje de estudiantes en México que obtienen al menos el dominio básico en la prueba PISA. Al respecto, el porcentaje de alumnos en ese nivel en aquel entonces (PISA 2018) fue de 41.7% en el área de matemáticas, 55.6% en lectura y 53.2% en ciencias. Sin embargo, en la última edición de esta prueba (PISA 2022), los resultados de estudiantes que se ubican en el nivel de dominio básico se redujeron a 34.2, 53.1 y 49.2%, respectivamente.

 

Después de analizar los indicadores educativos presentados por la autoridad federal, es evidente que se deja un saldo negativo con la garantía del derecho a aprender de las y los estudiantes en México. A pesar de los avances en algunos aspectos, como la reducción del abandono escolar, los números muestran un panorama desafiante. Es esencial reconocer que la cobertura educativa ha disminuido, especialmente entre los sectores más vulnerables de la población, y que los resultados en materia de aprendizaje, muestran un retroceso que no puede ignorarse.

Al ser un derecho habilitador, la educación es la base hacia un futuro más próspero. Por ello, ante este escenario, es fundamental que los aspirantes a la presidencia reconozcan estos desafíos y se comprometan responsablemente a actuar en consecuencia, mediante políticas efectivas y un presupuesto a adecuado, con objetivos, metas y estrategias que permitan garantizar que todas y todos estén, aprendan y participen en la escuela.

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