El debate presidencial entre las candidatas Claudia Sheinbaum, abanderada de MORENA, PVEM y PT; Xóchitl Gálvez Ruiz aspirante de la alianza PAN, PRI y PRD, así como Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano no cumplió las principales expectativas del electorado de escuchar propuestas de política pública, tampoco en términos de marketing político representó ninguna innovación, ni siquiera llegó a significar una confrontación entre dos visiones de nación de frente a las elecciones del 2 de julio del presente año.

El formato del debate presidencial, organizado por el Instituto Nacional Electoral, logró un rating de alrededor de 10 millones de mexicanos a través de la televisión abierta, el cual es similar al rating de los debates presidenciales realizados en México desde hace treinta años. Recordemos que el primer debate presidencial en México se llevó a cabo en 1994 con Ernesto Zedillo Ponce de León como candidato oficialista y Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano como candidato opositor.

En el ámbito internacional, el primer debate se llevó a cabo en Estados Unidos entre Richard Nixon y Kennedy, en donde el gran ganador del debate resultó Kennedy y logró darle la vuelta al resultado electoral a su favor.

El debate de las campañas 2024 en México, se caracterizó por mostrar a dos candidatas fuertes: Claudia y Xóchitl, quienes intercambiaron algunas acusaciones y propuestas en materia de educación, salud, transparencia y combate a la corrupción y un candidato (Máynez) totalmente desdibujado con una sonrisa de cartón durante todo el debate, en donde a lo único que parecía apostarle era a ser conocido como “lo nuevo de la política”.

 

En un debate que duró menos de dos horas y moderado por los periodistas Denisse Maerker y el presentador Manuel López San Martín, el gran enemigo fue el formato, en donde por principio de cuentas los candidatos estuvieron sentados, cuando lo usual es que los candidatos estén de pie para que se pueda observar a plenitud su comunicación no verbal y les dé más posibilidad de interacción con sus adversarios políticos.

Otro de los enemigos del debate fue el manejo del tiempo, el cual enfrentó evidentes errores por cuestiones técnicas, justificaron los moderadores. Respecto a las preguntas, estas se consideran imparciales, dado que fueron enviadas po

r los ciudadanos a través de las redes sociales de las temáticas anteriormente mencionadas.

Si pudiéramos resumir el debate, destacaríamos seis  momentos claves:

1.      La acusación de Xóchitl Gálvez a Claudia Sheinbaum de negligencia criminal por muertes en la línea 12 del metro.

2.      En su desesperación de no encontrar eco a sus acusaciones por parte de la candidata oficial, Claudia Sheinbaum; Xóchitl la llama “la dama de hielo”.

3.      La postura ecuánime y serena de Claudia ante las acusaciones, en donde expresó que “eso ya se respondió en su momento”, sobre las acusaciones de línea 12 del metro, colegio Rébsamen y de usar medicamento contra piojos en la pandemia.

4.      Saludo en lengua de señas de Máynez, que fue corregido por la intérprete de señas.

5.      Momento en que Claudia llama mentirosa a Xóchitl.

6.      La pifia de Xóchitl en el cierre del debate, cuando colocó al revés a la bandera mexicana.

El resto del debate resultó aburrido y sin una delineación clara de política pública por parte de ninguno de los candidatos. Es de llamar la atención que Claudia Sheinbaum defendió su gestión al frente del Gobierno de la Ciudad de México en educación y salud, pero no defendió al Gobierno Federal que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, como lo ha realizado durante toda su campaña.

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