Tengo semanas posponiendo esta calumnia. Por varias razones, entre ellas, porque es sobre un pleito del que me había mantenido ajena. Pero no porque no me guste el pleito y más si es ajeno, se sabe que me gusta más que comer; es más porque sé que parecerá que defiendo (aunque no me defiendo ni a mí misma) al funcionario y eso no crean que me agrada mucho, pero bueno, allá voy -se deja ir la gorda-.
No recuerdo desde cuando conozco al profe Loza, sé que hace años de eso, pero por más que me he esforzado en recordar, no lo he logrado. Conmigo siempre ha sido gente el ruco. Siempre ha tenido la palabra amena, el saludo cálido y la anécdota graciosa. Con todo eso, debo decir que no tenemos una amistad, sino más bien una relación de admiración y colaboración mutua, que si la vida da, quizá algún día lo seamos.
Es necesario reconocer que el profe Loza no solo me ha ayudado durante algunos acompañamientos que he tenido y tengo; el profe nos acompaño a mi y a mi familia durante el pasaje más obscuro en nuestras vidas. El profe fue la fortaleza y la llave para salir de ese horrendo momento. Todo eso fue antes de que lo eligieran como presidente de la CEDH, solo como ciudadano.
En lo privado y en lo público celebré su nombramiento como presidente de la CEDH. Con la llegada de él a la CEDH, yo y mis acompañamientos volvimos. Tenía casi un año con una queja que se negaban a resolver, es más, ya ni los correos me respondían; al poco tiempo que él llegó, por fin se pusieron a trabajar y resolvieron mi queja. No es que esté muy de acuerdo con la resolución como tal, pero sí, en que por fin se resolviera pues.
No crean que lo voy a bañar en oro al señor. Como alguien de su generación, no crean que le “entiende bien” a esto de las personas trans, eso no le ha impedido mostrar siempre empatía por mi y por todas las personas trans. El profe es un chingón, pero no solo en la defensa de los Derechos Humanos, como gente pues.
Si se están preguntando: ¿Ahora que se metió esta trans, de que chingados está hablando? Denme tantita chance, ya mero llego al asunto de esta calumnia.
Pero antes, la otra parte…
Conozco bien poco a Guerreros Azules, se podría decir que no les conozco, salvo por lo que a veces he visto que publican en Facebook. Lo mismo me pasa con Yesenia, no le conozco; creo que ni nos hemos dado la mano, creo que alguna vez estuvimos en la misma reunión, pero no saludamos solo con la cabeza. La única vez que “he tenido” alguna interacción con ellxs, fue durante la primera reunión que organizó con algunas colectivas la Secretaría de las Mujeres de Sinaloa, porque recién había tomado el cargo Ana Chiquete y pues como que la reunión era para conocerles. Digo conocerles y no conocernos, porque a mí como a Guerreros Azules, no nos invitaron; eso sí, ambas partes fuimos, ambas partes nos manifestamos.
Guerreros Azules acordonó los accesos al palacio de gobierno (donde fue la reunión) en protesta por no ser incluidas en las invitaciones. Cuando llegué, vi que están acordonando las puertas, en modo bien amable les pedí me permitieran entrar, para no tener que caminar hasta el sótano, me mandaron a la chingada, no con esas palabras, solo se negaron; no insistí, al primer no, me quité del lugar y caminé al sótano -por donde entré-. Ya en la reunión, también manifesté mi molestia por la exclusión en las invitaciones y, como no es raro en mí, me enjuagué el hocico con la SEMUJERES durante mi reclamo.
En algún punto de la reunión, se incorporó una o dos mujeres de Guerreros Azules, no recuerdo bien. Lo que sí no olvido, es que una ellas se quejó justo de que no se les invitara y que en especial no se le invitara a Yesenia. Se podría decir que mas bien se quejó solo que no se le invitara a Yesenia. Claro que esta queja no fue una cosa mansita, ni precisa; la mujer, de un arranque de cólera, no distinguió entre funcionarias y defensoras de DDHH, parejo arremetió. Es impreciso decir que no diferenció, porque realmente sí lo hacía; mientras que al funcionariado les decía mil y una cosas entre ellas que les invisibilizaba y les violentaban; a las defensoras de vendidas y paleras no nos bajó. En varias ocasiones estuve a nada de responderle, al menos por lo que a mi tocaba; pero la neta, pues entiendo que a veces la sangre hierve cuando una reclama, por eso no lo tomé personal. Lo metí en la casilla de “sus formas” y no hice más que oírle; cuando terminó de quejarse, se fue sin más y la reunión continuó.
¿Qué está pasandaaaAAAAA?… Esto:
Yesenia acusa -en toda forma- ser victima de amenaza por el profe Loza, dicha amenaza sucedería durante una llamada telefónica. Esa es toda la historia -que inicio el pleito- y de eso hace apenas unas semanas.
Para que no quede tan escueto, les voy a platicar poquito más:
Cuando el profe Loza asumió la presidencia la CEDH, una de las cosas que tuvo que hacer fue tomar protesta a quienes integrarían el equipo con el que trabajaría; si bien, algunos de esos puestos fueron cubiertos por quienes ya integraban -desde otras administraciones- la CEDH, otros, sin embargo, fueron de nuevo ingreso. Entre esas nuevas contrataciones, se distingue una; creo que el profe le invitó a trabajar con él, puesto que, ya habían trabajado antes. La llegada a la CEDH de ella, causó molestias.
La molestia se sustenta en que, la mujer ésta, había sido señalada por acoso laboral, hasta donde sé, no ha sido encontrada como culpable, es más, no sé si tenga una denuncia como tal. El asunto es que, como persona, ella no está limitada a trabajar en la CEDH ya que, no está inhabilitada para el trabajo en la función pública. Y, al parecer, según el criterio del profe Loza, es una mujer trabajadora.
Al parecer la molestia es compartida por más de una persona (desconozco si es por los mismos motivos u otros) y, ellas, buscan a Yesenia para que, a través de ella, le diga al profe Loza ese sentir. Según supe, en efecto, Yesenia sí le dijo al profe, en más de una ocasión y, esa llamada era para lo mismo. Antes de eso y también en esa llamada, el profe Loza les da acuse de recibo de lo que le hacían saber, pero, al perecer lo que se pedía era la baja de la persona en cuestión. Cosa que el profe no ha hecho.
No les voy a dar más detalles de la llamada, solo porque no he oído esa llamada. Lo que sí se sabe (porque lo han hecho público quienes están implicados) es que en esa llamada hubo una o algunas frases que, Yesenia percibe como amenaza y el profe Loza, argumenta que son freses de uso recúrrete por él cuando termina una llamada. Allí está el detalle. Es lo que las autoridades deberán definir si es o no una amenaza.
Ahora sí, la pleita:
A los pocos días de las acusaciones, el conflicto pasó de ser de dos personas a más. Guerreros Azules hizo suyo el conflicto ya que Yesenia es integrante de la organización y lideresa de la misma. Si bien, acuerpar a una integrante es lo que se espera de una organización, las acciones no han quedado hasta allí. Integrantes de la organización atacan en y desde las redes a quienes muestran apoyo al profe Loza. También ha pasado cuando les han visto en persona.
Sé que eso podría pasarme, justo por esta calumnia. Pero también creo que, en algunos casos, es necesario mostrar una postura. Respeto profundamente el valor de Yesenia – y de cualquier otra persona- para denunciar lo que ella asume como violencia, no tengo la calidad para determinar que lo sea o no, eso le corresponderá a las autoridades; es más, soy absolutamente a fin de las formas de manifestarse que han tenido, pero no de las afectaciones -porque las ha habido- de esas mismas manifestaciones.
Si bien no estoy de acuerdo con todas las formas de solidaridad hacia el profe, porque algunas -para mi entender- desconocen a Yesenia la calidad víctima -como ella se asume- y eso no me parece.
Tampoco me agrada nadita que, durante algunas de sus protestas -de Guerreros Azules- han intimidado a otras compañeras defensoras de DDHH, el argumento: creerlas como cercanas al profe. Uno de los insultos recurrentes: vendidas, paleras. Un día incluso, pretendía encerrarlas con candado en las oficinas de la CEDH.
Muchas de las acciones en la calle y en redes sociales de miembros de Guerreros Azules son bien lamentables, yo misma he señalado algunas de ellas. Esto no debiera ser extensivo ni a Yesenia ni a la lucha que como colectivo tiene, ambas las entiendo como legítimas.
Además, en las primeras manifestaciones, hubo afectaciones para quienes necesitábamos ir a esa oficina (la única en el centro del estado) para atender de forma presencial algún tema. Cuando tuve oportunidad, le hice saber a la CEDH mi preocupación y, ahora como medida temporal, cuando se manifiesta Guerreros Azules, la CEDH instala en el Palacio Municipal de Culiacán un espacio para la atención ciudadana y, de este modo garantizar tanto el derecho a la manifestación por parte de Guerreros Azules, como la atención ciudadana por parte de la CEDH. Eso lo reconozco como una acción acertadísima.
Ahora sí, mi postura:
Antes de eso decirles que: en mi perra vida he recibido un mísero peso para manifestar o dejar de manifestar mi postura por tal o cual tema. Si alguna vez me han visto soltar espuma por el hocico del coraje, sepan que siempre ha sido a titulo personal.
En el caso de mis acciones como como acompañante de víctimas de violencia y como defensora de Derechos Humanos, muy pocas veces he tenido la fortuna de tener apoyo (que no sean mis compas, esxs siempre han estado), la gran mayoría de las veces, lo que he hecho, lo hago desde y con mis posibilidades. Lo que sí ha habido, son intentos para que deje de hacerlo; pero nunca han sido ofreciéndome dinero. Me han amenazado de varias formas; he tenido el cañón de una pistola en la nuca mientras que hincada, veía una parcela que rastreaban; pero dinero, jamás me han ofrecido, menos dado.
Algunas veces he leído o he sabido que se han referido a mí como vendida, maiceada. No crean que me molesta, más bien me intriga como es que alguien llega esa conclusión, porque la neta vivo tan apenitas que mucho mucho no hay que buscarle para saber que dinero no tengo. Con decirles que tengo más vergüenza que monedas, imagínense eso, hahahha.
Condeno toda acción que violente a cualquier persona, sin importar que estas nazcan desde y por la defensa de alguien. Hacer defensa de lo que creemos no necesita pasar por encima de los derechos de otras personas, menos las descalificaciones y agresiones; no se necesita pensar igual, sino respetarnos lo mismo.
Mi deseo:
Que, desde el entendimiento y el respeto, lleguen a buen puerto, donde ambas partes se sientan en justicia.
Al profe, todo mi reconocimiento y gratitud por lo que en la vida de mi familia y mía ha significado.
A Yesenia, que la justicia llegue.
Se lo lavan.
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