Por Germán Cravioto

Escribo en presente acerca de algunas canciones que tocan una herida de ausencia en Latinoamérica. Llaman mi atención por su relevancia artística y porque proponen una especie de poética documental que conmueve y abona a la memoria.

“Los dinosaurios”. Charly García —sin el propósito inicial de hacer una letra política, sino más bien evocadora de la infancia y lúdica— deja que una realidad dura influya su proceso compositivo y nos entrega una pieza precursora y emblemática de la respuesta artística a la política autoritaria de la desaparición forzada.

Incuba hacia el final de la dictadura argentina, se da a conocer en conciertos cuando Charly se abre camino como solista, y finalmente se incluye en su legendario LP Clics modernos (1983), publicado solo días después de celebradas las elecciones que coronan el fracaso del “Proceso de Reorganización Nacional”.

Un piano de base se recarga en notas graves y recorre el miedo y otorga un estremecido soporte a las sensaciones que agobian a la gente durante más de siete años de régimen de excepción. Los amigos del barrio… los cantores de radio… los que están en los diarios pueden desaparecer… La persona que amas puede desaparecer. 

Todo en esta canción gira en torno a dicha posibilidad porque es el núcleo de la estrategia pensada y razonada desde un gobierno militar golpista para desmoralizar y desarticular a los movimientos opositores, disidentes, rebeldes, guerrilleros.

Los que están en el aire pueden desaparecer en el aire

los que están en la calle pueden desaparecer en la calle

El desasosiego y la incertidumbre como medio de control social es el gozo de los represores que se mantienen en el poder gracias al yugo policial y el encarcelamiento (estar en cana) como momentos iniciales en el circuito de la desaparición.

No estoy tranquilo, mi amor

hoy es sábado a la noche

un amigo está en cana 

oh, mi amor, desaparece el mundo

Pero la voz invoca la ligereza contra el escenario de profunda adversidad que han montado “Los pesados”, los grupos de tareas encargados de ejecutar los secuestros, las torturas, los asesinatos y las desapariciones bajo un mando esquizoide y paranoico que adoctrina, pero se esconde, sobredimensiona al enemigo, invoca a la moral católica y así salva a la patria.

Si los pesados, mi amor

llevan todo ese montón

de equipaje en la mano

oh, mi amor, yo quiero estar liviano

¿El equipaje es la culpa o los cuerpos? Hay interpretaciones al respecto, pero de este lado de la experiencia, cuando la sociedad está atravesada por una guerra irregular, hay que prevalecer mediante la desaprensión.

Cuando el mundo tira para abajo

es mejor no estar atado a nada

El verso final da una vuelta de tuerca en espera de un futuro menos ingrato y se convierte en convicción.

Pero los dinosaurios van a desaparecer

¿Van a desaparecer?

*

En “Desapariciones” (1984) Rubén Blades hace un retrato sociológico de la situación concreta que enfrentan las personas desaparecidas y sus familiares. La canción forma un mosaico de gente común que experimenta la radical incertidumbre ante la falta repentina e inexplicable de un ser querido.

Es una composición muy sensible en la circunstancia latinoamericana de los 80 y lo que ha seguido. Se presenta como un reggae minimalista (por decirlo así; sin instrumentos de viento, abre con el bajo en primer plano, al lado de las percusiones y el teclado sintetizador que aporta melodía). Y esto porque Blades no quiere que la gente la baile como tantas otras salsas que, sin que falte su contenido social y político, se reconocen por su alegría corporal y temática.

Lo que sí quiere el cantautor: que la gente sepa que no está sola, es el momento en que la música popular tiene que decir algo ante la impunidad de las dictaduras de Sur y Centroamérica que matan por miles. La letra lleva la coherencia de una narrativa realista en sus descripciones y figuras. Ello no le quita cadencia ni la belleza musical que el reggae bien permite elaborar. Todo acaba de suceder, es el estallido de la ausencia y la primera luz sobre los fragmentos de una realidad que no se había cuestionado a tan profundo nivel de la existencia.

Salió anteanoche y no ha regresado… Llevo tres días buscando a mi hermana… Pasó anteayer…

Y en dos versos se expresa la desolación de quien mira alrededor y solo ve la pérdida.

Y no sé ya qué pensar

porque esto antes no me había pasado

La respuesta es invariable: el familiar se agarra de cuanto puede, el recuerdo de las ropas que lleva la persona y pormenores de sus quehaceres, como precarias señas que pueden ayudar a localizarla.

Salió del trabajo pa’ la escuela

tenía puestos unos jeans y una camisa blanca

Altagracia no aparece desde hace tres días. Es preciso cribar la lista de los sospechosos habituales.

No ha sido el novio

el tipo está en su casa

El mosaico muda y entra con mayor intensidad el llamado por la ayuda de los demás.

Que alguien me diga si ha visto a mi hijo

Y también es necesario desglosar, como dando un detalle que no justifica, pero que podría explicar las circunstancias.

Es estudiante de pre medicina

se llama Agustín y es un buen muchacho

a veces es terco cuando opina 

La incertidumbre no se calma con la noción de que está involucrada la parte oficial, al contrario, aumenta y vuelven las señas particulares porque en efecto se trata de un secuestro.

Lo han detenido, no sé qué fuerza

pantalón blanco, camisa a rayas

La resonancia de los nombres propios se multiplica como desesperado recurso:

Clara, Clara, Clara, Clara Quiñones se llama mi madre

ella es, ella es un alma de Dios, no se mete con nadie

Y hay que reconocer los líos en que la gente de abajo se involucra, ya sea desde la militancia de izquierda o las faltas al fuero común, pero también la persistente participación de las autoridades en el circuito de la desaparición.

Y se la han llevado de testigo

por un asunto que es nada más conmigo

y fui a entregarme, hoy por la tarde

y ahora vi que no saben quién se la llevó… del cuartel

El clima de inseguridad y violencia institucional se dibuja en términos más generales:

Anoche escuché varias explosiones

tiros de escopeta y de revólveres

carros acelerados, frenos, gritos

eco de botas en la calle

toques de puerta, quejas, por dioses, platos rotos

Y de manera figurativa se mencionan las condiciones en que los crímenes públicos permanecen, de manera paradójica, en el anonimato.

Estaban dando la telenovela

Por eso nadie miró pa’ fuera

Me parece que hay que entender la telenovela como una metáfora del ruido mediático que se cuela en el imaginario popular, la distracción que como ficción, melodrama, distorsiona incluso las percepciones con sonidos semejantes a los sonidos de la desgracia que ocurre en el plano político-social.

Y con el coro conocemos las preguntas fundamentales y el estribillo que han seguido miles y miles de familiares en su incansable búsqueda.

¿A dónde van los desaparecidos?

Busca en el agua y en los matorrales

¿Y por qué es que se desaparecen?

Porque no todos somos iguales

¿Y cuándo vuelve el desaparecido?

Cada vez que los trae el pensamiento

¿Cómo se le habla al desaparecido?

Con la emoción apretando por dentro

De entre tantas versiones que se han hecho, me gusta recuperar la que toca Sergent García, ya que le agrega todo el color del reggae, con los instrumentos de viento que no tiene la original, y que aumentan esa potencia emocional y política que busca Blades en el primer momento.

*

Sting compone una balada que no se distingue por su propuesta instrumental, quizá porque está centrada en una letra directa y poética donde la gravedad de los hechos y el dolor suscitan una lírica de cuestionamiento y observación calmada: “Ellas bailan solas”.

En el concierto que ofrece en Argentina, en 1988, Sting lee una intro en un voluntarioso y accidentado español.

Cuando vine a Buenos Aires el año pasado. He visto miles de fotografías de desaparecidos. Hermosas jóvenes, jóvenes hermosos, niños hermosísimos. Yo me pregunto ¿por qué la junta militar pensó que Chile, que Argentina podría crecer sin esta belleza? Yo me pregunto ¿por qué la junta militar pensó que América Latina podría crecer sin este espíritu? Yo me pregunto ¿por qué la junta militar pensó que el mundo podría crecer sin ese talento?

Tomo en cuenta la versión en español, que empieza.

¿Por qué están aquí danzando solas?

¿por qué hay tristeza en sus miradas?

hay soldados también

ignoran su dolor

porque desprecian el amor

Danzando solas es una referencia a la cueca chilena, que tradicionalmente se baila en pareja, pero que las madres de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos versionaron bailando solas, a menudo con la fotografía de sus desaparecidos adherida al pecho, porque son…

Amores invisibles

no dejan de danzar

danzan con sus padres

sus niños también

y con sus esposos

en soledad, en soledad

Y el autor las mira en silencio gritar, pues la dictadura chilena hace patente que…

No hay otra manera de protestar

si dijeran algo más

solo un poco más

otra mujer sería torturada

con seguridad

La promesa del tiempo, como sabia y esperanzada premonición, no se sacude del todo el desprecio y el enojo ante la injusticia, a pesar de la suave tesitura en la voz del músico inglés.

Un día danzaremos

sobre sus tumbas, libres

un día cantaremos

al danzar

La mención directa al dictador alude a la alianza internacional que se ha formado en contra de las personas, los grupos y organizaciones que luchan contra la tiranía, en el contexto de la Guerra Fría.

Ey, Mr. Pinochet

su siembra huele mal

y ese dinero que recibe

pronto se terminará

no podrá comprar más armas

ni a sus verdugos pagar

El dinero que recibe viene de Estados Unidos, mediante la Operación Cóndor, una estrategia formalmente “contrainsurgente” y a la vez ilícita, coordinada precisamente desde el país andino para el Cono Sur, aunque la misma lógica represiva y criminal permea en todo el continente, incluso México, donde ocurre una inaudita mutación: la lucha contra “los subversivos” modifica su discurso y enfoca una supuesta guerra contra el narcotráfico, ya desde mediados de los 70. El radio de agresiones se ensancha hacia otras franjas de la población. El imperio paga un nuevo disfraz de legitimidad para los perpetradores habituales, que luego pasan de la nómina gubernamental a las filas del crimen organizado.

CONTINUARÁ…

***

Este trabajo fue realizado por Heridas Abiertas, que forma parte de la Comunidad de Medios. Para consultar el contenido original, dar clic aquí.

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