La fecha en la que esta colaboración se publicará coincidirá con las fiestas de navidad, fin de año y día de reyes. Es una época que, aunque la disfrutan personas de todas las edades, está dedicada, principalmente, a hacer que la pasen bien los niños y las niñas. Muchos de ellos recibirán regalos y serán el centro de las festividades, pero para otros será un día como cualquiera en medio de la pobreza y la marginación en la que viven. Por eso me pareció pertinente visibilizar a ese grupo de la población que vive en condiciones de pobreza, que carece de voz y al que los beneficios de la política social le llegan muy lentamente, tanto que en ocasiones ni se percibe.
Empezaré por recuperar una nota que el periódico El Economista recientemente publicó en la que analiza, con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las condiciones de pobreza de los niños, las niñas y los adolescentes (NNA) en América Latina. De entrada, en ella se señala que los NNA representan la mayoría de los pobres en América Latina, ya que casi la mitad de la población en situación de pobreza en América Latina son NNA menores de 17 años. De acuerdo con cifras de la CEPAL, en 2023, este grupo etario representó el 40.6 por ciento del total de pobres en la región. Se pone en evidencia que en América Latina gran parte de la población que se encuentra en algún grado de pobreza son menores de edad, de acuerdo con información de la CEPAL. Además, que, en los últimos tres años, la pobreza en NNA se ha incrementado, mientras que la persistencia en adultos mayores se ha reducido.
En México, los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) para la medición de la pobreza en 2022, revelan que la situación también es grave, ya que en este caso el 36.3 por ciento del total de pobres tenían menos de 17 años, el 35.5 del total de la población en condición de pobreza moderada correspondía al grupo de NNA y el 41.8 por ciento del total de la población en pobreza extrema, eran niños, niñas o adolescentes.
Del total de NNA en México, en 2022, el 45.8 vivía en condiciones de pobreza, cifra que superaba al 36.3 de la población total en esta situación y al 32.5 por ciento de la población con 18 años o más. Además, ya sea que se haga una comparación entre las cifras del 2022 con 2020 o 2018, el porcentaje de la población en condición de pobreza se redujo más cuando se considera la población total o la mayor de 18 años, que en el caso de la población del grupo de NNA. Por ejemplo, el porcentaje de pobres en la población mayor de 18 años se redujo en 5.6 puntos entre 2018 y 2022, mientras que en el grupo de NNA la reducción fue de apenas 4.5 por ciento, en el mismo periodo. La cifra de pobres en el grupo de NNA pasó de 50.3 a 45.8 por ciento, entre 2018 y 2022.
Cuando se consideran las diferencias por grupos etarios (0 a 5 años, 6 a 11 y 12 a 17 años), se observa que las niñas y niños en la primera infancia (entre 0 y 5 años) tienen una mayor incidencia de pobreza y de pobreza extrema, 48.1% y 11.6%, respectivamente. En cuanto a carencias sociales, los niños y niñas en primera infancia también tienen el mayor nivel de carencia en la mayoría de los derechos sociales. Entre las más altas se encuentran la carencia por acceso a la seguridad social (59.3%) y la carencia por acceso a servicios de salud (45.9%). Por otro lado, los adolescentes (12 a 17 años) presentan la mayor carencia en cuanto al rezago educativo (16.1%).
La incidencia de pobreza y carencias sociales es todavía más alta cuando nos referimos a los NNA que hablan alguna lengua indígena. En este caso, en la población de NNA se observa que el 82.3 por ciento muestra condiciones de pobreza, 50.2 si se trata de pobreza extrema y de 32.1 por ciento si se considera la pobreza moderada. También las carencias sociales tienen una incidencia significativamente mayor en el grupo de NNA que hablan alguna lengua indígena ya que el 93.9 por ciento enfrenta carencia por acceso a la seguridad social, 83.4 en el acceso a los servicios básicos en la vivienda y 66.0 por ciento en los servicios de salud.
La información del CONEVAL también permite constatar que la pobreza infantil y adolescente se distribuye de manera heterogénea en el territorio nacional. Así, en la región sureste, el porcentaje de pobreza infantil es el más alto (62.5%), al igual que las carencias por acceso a los servicios de salud y acceso a la seguridad social (55.5% y 72.1%, respectivamente), mientras, para esas mismas carencias, los porcentajes son significativamente menores en las regiones noroeste (26.4% y 39.3%) y noreste (28.7% y 39.9%).
Por entidades federativas, las cifras de NNA en condición de pobreza son muy diferentes. Por ejemplo, mientras en Baja California y Baja California Sur el porcentaje es de alrededor del 18 por ciento, en Guerrero y Oaxaca es de poco menos del 70 por ciento y, en Chiapas, casi alcanza el 80 por ciento. En la mitad de las entidades federativas más de 40 por ciento de los NNA viven en situación de pobreza. Resulta evidente que la mayor incidencia de pobreza en el grupo de NNA se observa en el sur del país, en tanto que la zona norte se ubica con porcentajes menores que la media nacional.
Hacer lo necesario para superar la situación de pobreza en la que se encuentran millones de NNA en el mundo, América Latina y México, no solo debe ser motivado por una actitud de elemental justicia por la situación de indefensión y vulnerabilidad en la que se encuentra este grupo de la población, sino porque además tiene un sentido estratégico. Esto es así porque diversos estudios señalan que la inversión (fundamentalmente la que se realiza en educación y salud para la primera infancia del grupo de NNA) que se hace para atender este rezago tiene para las regiones diversos efectos positivos. Entre otros, un mejor desempeño escolar; reducción de la necesidad de recursos públicos para la asistencia social; mayor probabilidad de obtener mejores empleos e ingresos; incluso puede romper con la pobreza intergeneracional.
En México, en los últimos años se han hecho esfuerzos importantes para reducir las cifras de pobreza en el grupo de NNA. Algo se ha conseguido, pero es necesario reforzar los programas de protección social orientados hacia los NNA y focalizarlos en los zonas y grupos de mayor incidencia, como es el caso de quienes hablan una lengua indígena o se encuentran en la primera infancia. La labor no parece fácil porque los recursos escasean y las regiones más pobres son al mismo tiempo las que menos posibilidades tienen de destinar partidas para atender esta problemática, con lo que genera un círculo vicioso. Pero finalmente, no es una tarea que compete exclusivamente a los gobiernos, sino en la que debieran estar involucrados la iniciativa privada y los organismos de la sociedad civil.
Referencias
https://www.eleconomista.com.mx/economia/ninos-y-adolescentes-representan-mayoria-pobres-america-latina-20241204-736873.html
CIEP (2022). Inversión en primera infancia para el desarrollo sostenible. https://ciep.mx/inversion-en-primera-infancia-para-el-desarrollo-sostenible/
CONEVAL y UNICEF (2023). Pobreza infantil y adolescente en México, 2022. https://www.coneval.org.mx/Medicion/Documents/pob_infantil/2022/Pobreza_infantil_y_adolescente_en_Mexico_2022.pdf
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